LA CRÓNICA DE SAN ISIDRO

Entre el sí y el no


jueves 23 mayo, 2024

Talavante corta una oreja al buen primero, el único que se salvó de un encierro con el que Ortega eternizó su ralentizado trazo frente al quinto y Rufo se la jugó con el cierraplaza.

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Talavante sonríe en Madrid. © Luis Sánchez Olmedo

Entre el sí y el no. Entre el Talavante que quiere ser de nuevo el que se fue, y el Alejandro que sigue estando al medio gas del torero que se retiró. Y de momento no ha vuelto. Entre el Juan Ortega al que Madrid venía a ver y el que finalmente vio, que fue carísimo, mas, por culpa de los toros, no rotundo en el que ha sido y es su feudo -quien parió a Juan, antes de que Linares fuese su altavoz y Sevilla su legión, fue el verano venteño-. Y la tarde también navegó entre el sí de un Rufo que vino dispuesto a todo, y el no de un lote que tampoco se prestó a ello.

No se hacía la luz en la tarde aún cuando el tranco que parecía bobalicón del enorme primero salió, ni cuando Juan Ortega le intentó el quite a la verónica. Y le trazó Talavante con gusto al tranco noblón del funo, desde el cartucho de pescao de la proposición en los medios hasta los naturales de bello trazo de las dos series siguientes. Queriendo ser el Talavante que se fue, pero sin llegar a la cota que lo alzó como figura máxima y que volvió en 2022 como un grande más. Obra medida ante la condición a menos del toro. Como si todo hiciese recordar al ayer, en cada natural, en cada trinchera, en cada remate por bajo del final de obra… pero sin la rotundidad del hoy. Como tampoco la tuvo la espada entera tendida y trasera. La petición, entre el sí y el no, acabo con el visto bueno del palco. Con la poca fuerza y clase del cuarto poco pudo. Eso fue un no.

El sí se lo trajo ya de Triana Juan Ortega. Porque le dio suavidad al segundo hasta para colocarle la verónica a la sucia embestida de un toro que se durmió en el peto. Tuvo trabajo Jorge Fuentes en la lidia, y aunque intentó Ortega limpiar el muletazo, no pudo más que estar digno y acortar. Pero su verdadero sí llegó en el quinto, escurrido y protestado, con el que eternizó el toreo contra el pronóstico de 24.000 almas que nada daban por el mansurrón «atanasio». Y trazó, y gobernó, y ralentizó su toreo tras una tarascada en una trinchera que acabó por dejarle un quemazón en la pierna. Se defendía el toro, y encontraba sin embargo dulzura en el trapo, encontraba paz en el viaje de Juan, encontraba paciencia en cada toque y gobierno en el conjunto. Por eso siembra legiones ya quien, mañana, recogerá muchedumbres en su religión.

Puso fe Tomás Rufo en los delantales que saludaban a un funo que más parecía de La Ventana que de la vacada titular, con el que se empleó lo suyo Barroso en la vara. Y se intentó poner de verdad, pero no fue posible conectar ante tal condición. El sí del torero, el no del de El Puerto. Como también lo dijo el sexto, el más Atanasio de los lidiados, y el más manso de los que pisaron hoy Madrid, porque en la apasionada huida del toro, más apasionada era la entrega de Rufo, que se recorrió el ruedo entero con tal de pasarse los pitones una y otra vez por la barriga. Y logró la conexión; sólo unos centímetros de la espada abajo le quitaron el justo premio. Porque pañuelos, los hubo.

Y así acabó una tarde entre el sí y el no: el sí de un Talavante premiado que quiere llegar a un brillante pasado, pero de momento sólo se acerca; el no de una corrida de Fraile que no rompió y los «síes» definitivos de un Juan Ortega que se asienta en su condición de torero de culto y de un Rufo que se fue con el crédito impoluto.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas. Duodécima de la Feria de San Isidro. Corrida de toros. Lleno de «No hay localidades».

Toros de Puerto de San Lorenzo. Correctos de presentación. Con clase y buen ritmo un primero que acabó apagándose; Sin clase ni empuje un segundo que nunca quiso emplearse; De deslucida condición el vacío y descastado tercero; Con ritmo y buena clase el flojo y malandao que hizo quinto; Medido de fortaleza el complejo y exigente quinto; Manso y huidizo un sexto con transmisión que acabó en tablas.

Alejandro Talavante (sangre de toro y oro): Oreja y silencio

Juan Ortega (corinto y oro): Silencio y ovación

Tomás Rufo (malva y oro): Silencio y ovación

PARTE MÉDICOJuan Ortega fue atendido de un puntazo con hematoma en el gemelo de la pierna izquierda pendiente de estudio radiológico, amén de un puntazo corrida en la región pretibial izquierda.

Galeria 16