EMILIO TRIGO
Manuel
Manzanares sustituía esta tarde a Joao
Moura, al sufrir en la noche de ayer un accidente su camión de caballos, en
la tercera de Ronda. Andrés Romero y Léa Vicens lo acompañaban en el cartel.
Manuel
Manzanares estuvo muy metido en su labor al primero. Manuel dosificó bien al abreplaza con un sólo rejón. Toro que
careció de ritmo y de celo en su embestida. Estuvo el caballero entonado en las
entradas de las suertes pero atropellado en las salidas. Manzanares tuvo demasiados tropiezos con sus jacos pero se mostró
animoso en todo momento. Mal con el rejón con varios pinchazos. Silencio
tras aviso.
El joven rejoneador planteó una faena muy
similar al primero de su lote. Bullidor
y entregado. Manzanares tuvo un animal que se dejó y que tuvo continuidad
en su acometida. Manuel ofreció un toreo de cara a la galería que encontró
respuesta en el público. En resumen, faena
enrrazada y con más limpia que la anterior. Pinchazo, aviso, rejón muy bajo
y oreja que concede un presidente sin criterio alguno. Por méritos el apéndice
era de justicia, por bajonazo incomprensible.
Mucho tuvo que trabajar Andrés Romero ante el segundo de la tarde. Un toro que rehuía
constantemente la pelea con el rejoneador. Una
y otra vez se ‘najaba’ a tablas el manso imposibilitando el lucimiento del
onubense. Romero tiró de recursos y alegría para poner en su obra la falta
de chispa que le faltaba al astado. Posiblemente su condición de parado estuvo
relacionada con los dos rejones de castigo de inicio. Demasiada merma para tan
justas fuerzas aunque al principio arreó el de Passanha. Andrés se puso el
mono de trabajo y quiso agradar en todo momento.
Buen toro
el quinto, segundo de Romero que propició una pasional
obra. Andrés mostró su
versión más enrazada conectando en todo momento con el paisanaje. Buscó y encontró el triunfo a base de
arriesgar con un rejoneo vistoso y alegre. El onubense apostó por la júbilo
y variedad como las piruetas o la suerte de la reverencia, pero sin olvidar
algún pasaje clásico. Notable obra que culminó tras pinchazo con un rejón
entero y descabello. Dos orejas.
Léa Vicens, brindó su actuación a su compañero Joao Moura Jr. La francesa se acercó a
nuestros micrófonos para expresar sus palabras antes de lidiar al tercero. Lea tuvo
una completa labor ante un toro manejable en conjunto pero que fue perdiendo
fuelle a medida que avanzó la faena. Vicens
llenó la Maestranza rondeña de elegancia torera montando unos caballos que
brillaron a gran altura. Lea buscó la reunión siempre de frente y las batidas
citando al pitón contrario durante toda su completa labor. La francesa mostró
su temple fijando al toro a la grupa y metiéndolo debajo del estribo en un
precioso pasaje galopando de costado. El tercero tuvo más ritmo que los
anteriores y Lea supo dosificarlo con un sólo rejón. En banderillas subió de tono su labor con un rejoneo de altura, clásico
en formas y muy bello de expresión. Lea tenía el triunfo en la mano pero
pinchó de forma inoportuna y el presidente no quiso atender la petición
mayoritaria. Vuelta tras petición para una brillante Lea. Sacó en el primero de
su lote a Bach, Bético, Bazuka y Espontáneo.
La francesa imprimió ante el sexto una
elegancia innata que absorbió a todos los presentes. Lea además de esa virtud, concibe el toreo clásico, sin estridencias y
con un temple natural. Así lo mostró la rejoneadora ante el cierraplaza. Un
toro rajado que buscaba abrigarse en el tercio y que no quería embestir. Todo lo hizo Lea con la clásica fidelidad
de su concepto, donde el temple y la estética fueron las piezas fundamentales
de su armónica labor. Rejón arriba y dos orejas incontestables.
FICHA
DEL FESTEJO
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Ronda,
Málaga. Tercera de la feria de Pedro Romero. Corrida de rejones. Casi tres
cuartos.
Seis toros dePassanha.Bien presentados, bajos de raza y
casta.
Manuel Manzanares, silencio
tras aviso y oreja.
Andrés Romero, vuelta y dos
orejas.
Léa Vicens, vuelta y dos
orejas.