Con la que le está cayendo a la sociedad por parte de los animalistas, y va la presidenta de Albacete y no saca la mano izquierda para evitar un espectáculo lamentable como el que ocurrió en el quinto capítulo.
¿Qué necesidad había de aguantar la muerte agónica de un animal sólo porque a la señora del palco se empeñó en llevar el reglamento a rajatabla? Albacete tiene categoría. Hasta ahí todo correcto. Pero ¿qué hubiese costado esperar medio minuto más para evitar un espectáculo bochornoso que le da carnaza a los animalistas? Porque el novillo estuvo diez minutos después agonizando en el ruedo.
Que sí, que San Román debía haberse apresurado o en entrar de nuevo a matar o en meter como sea el descabello… pero el resultado final fue el que fue.
Esto da para una conclusión: si es cierto que existe la Federación de presidentes que tanto se prodiga, que se ponga manos a la obra para evitar este tipo de momentos contra la buena imagen del espectáculo fuera de la plaza promoviendo una modificación del reglamento.