POR MARCO A. HIERRO
Le escribo desde mi condición de aficionado, ocupante de una
localidad del tendido 7, justo enfrente del palco que usted ocupa, no sé si
será por eso que no vio lo mismo que yo. Claro que no es menos cierto que los
miles de aficionados que le circundaban a usted se acercaban más a mi visión
que a la suya, y mira que había empezado usted bien la tarde.
Ya lo había hecho por la mañana, porque, excepción hecha del
esmirriado Garcigrande, que se tapaba con las dos perchas que le nacían de la
testud, la corrida tuvo trapío y presencia para este ruedo, y ese fue su primer
acierto. Impecable estuvo, además, en casi todo el festejo, en el que concedió
tres orejas y midió con tino los avatares de la lidia. Pero debe usted saber
que el buen presidente no es el que está perfecto casi toda la corrida, sino el
que sabe estarlo en los momentos cruciales. Y ese fue el sexto toro.
Entiendo, señor presidente, que no quiera usted pecar de
triunfalista para no volver populachera esta reencontrada afición, pero una
cosa es preservar y otra no entender cuándo un momento es historia. Porque lo
fue ese morirse de torear de El Juli con otro Afanes de Alcurrucén 17 años
después; el nombre lo llevó el quinto novillo de su despedida en Madrid del
escalafón menor. Aquel se fue sin orejas como debió irse este, pero le jugó a
la contra de toro y torero que ya había mutilado doblemente Julián al de la
vuelta al ruedo de Daniel Ruiz. No era atracarse de casquería, señor
presidente, era conceder con justificia el premio que mereció.
Cierto que ya había enseñado el moquero con alegría cuando la
muleta de Julián le corrió por abajo al cuarto para que la viera arrastrar por
el suelo. Lo demás fue la bravura del toro persiguiendo con ritmo y son,
codiciando el trapo rojo que no se destempló ni una vez y sirviendo para que
armase un madrileño la pajarraca en la parte que fue a pie. Cierto que no
rehuyó la concesión de los premios, pero no por negar la mayor cuando concluía
el festejo defendió usted al que pagó su entrada.
Porque ¿cuándo verá usted dibujar tan largo, tan sentido, tan
abandonado y tan transmutado a un figurón del toreo que se hace uno con un
animal? ¿Cuántas veces cree que disfrutará una embestida tan profunda, tan
entregada, tan codiciosa y con tanta clase como la de ese Afanes? Fue sólo un
error el suyo, estimada autoridá. Pero fue de clamor. Casi tanto como el que
acompañó a Juli en su salida en hombros, porque no necesitó ayuda alguna para
abrir el portón grande, pero tampoco debe sentar nada bien que te roben lo
ganado poniendo la vida en prenda.
No necesitó Ventura de su ayuda o su desprecio, estimada autoridá,
pero no le hubiera venido mal que le embistiesen mejor. Porque fue un mulo el
berrendo de Sampedro, irregular y de doble velovidad el grandón de Carmen
Lorenzo y le faltó un punto de entrega al de Espartales con que cerró. No es
menos cierto, también, que otro Diego con más tino al despenar a los funos
hubiera terminado con más brillo el mano a pata de hoy. Sólo con el tercero
dejó ver al figurón que templa lo impensable aparcando a los toros bajo el
estribo de Nazarí, quiebra en cercana batida con la valerosa Milagro y tiene un
guiño con la afición con el bayo Maño quebrando alegre. No le funcionó, por contra,
la magia que guarda Sueño y de cruz le vino el quinto desde que tuvo que
cambiarlo. Otra vez será.
Porque nadie se aburrió en el tendido que no estaba lleno, peropoco consuelo es que vieran aquí los paganos y no hubiera recompensa para
premiar lo mejor. Todos lo vieron, estimada autoridá. Lástima que el error de
hoy le haga pasar a la historia…
Vídeo Zaragoza 12-10-2015 from Cultoro on Vimeo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de La Misericordia, Zaragoza.
Segunda de la Feria del Pilar. Corrida de toros mixta. Tres cuartos de entrada.
Toros de Los
Espartales, Capea, Sampedro, Daniel Ruiz, Garcigrande y
Alcurrucén, manso y sin celo ni entrega el deslucido primero, deslucido y
sin fondo el desrazado segundo, mansito a más en ritmo y celo el
tercero, codicioso, enrazado y con clase el gran cuarto, premiado con la
vuelta al ruedo, con ritmo y entrega escasa el quinto, enclasado,
profundo y bravo el gran sexto.
Diego
Ventura: silencio, ovación y oreja.
Julián
López «El Juli” (nazarenos y oro): ovación, dos orejas y oreja.
FOTOGALERÍA: TOROS ZARAGOZA