LAS ROZAS (MADRID)

Extraordinaria primera parte para el toreo


domingo 30 septiembre, 2018

Tres toros de revolución de José Vázquez permiten el toreo de Garrido, Lorenzo y Galdós en una gran tarde con más de media entrada en los tendidos.

Tres toros de revolución de José Vázquez permiten el toreo de Garrido, Lorenzo y Galdós en una gran tarde con más de media entrada en los tendidos.

Las Rozas 30-9-2018 from Cultoro TV on Vimeo.

MARCO A. HIERRO / FOTOS: MARTA VERDUGO Y VERÓNICA DOMÍNGUEZ

José Garrido, Joaquín Galdós y Álvaro Lorenzo trenzaban el paseíllo en la tarde de este domingo en la plaza de toros cubierta de Las Rozas. Se lidiaba un encierro de José Vázquez para el festejo.

El primero salió con alegría en el tranco y una humillación franca que aprovechó Garrido para saludarlo con una revolera invertida antes de romperse a la verónica con mucha suavidad. Una pintura la media a pies juntos de remate. Rugió el tendido después, con un quite de rodillas con verónica, gaoneras, farol y media, ya de pie, de lentísimo trazo. Y fue tanta la calidad del pupilo de José Vázquez que José lo cuajó a placer. Desde los doblones del inicio, templados y empujadores, hasta las manoletinas finales, besando seda de tan metido que estaba el extremeño en la obra. Templado y encajado José a diestras, recogiendo bien la inercia boyante de un animal que fue más importante aún cuando se quedó sin ella. Por abajo, con las yemas en el palillo y los vuelos toreando al natural, siempre a dos dedos del morro. Hasta la gamuza la estocada y las dos orejas que abrían un festejo que apuntaba bien. 

De rodillas salió Lorenzo a torear a la verónica con cadencia y con valor, porque llegaba andando el de José Vázquez, y había que confiar mucho en que iba a pasar, aunque luego obedecía. Más bruto que el anterior, había que aplicarle mucha delicadeza al muletazo y mucha sutilidad al toque para embarcar con franqueza. Porque entonces se iba para adelante el animal con empuje y entrega. Por debajo de la pala le sacó siempre Álvaro la muleta, exigiendo con vertical elegancia. Templado y suave a diestras, preciso y lento en el trazo al natural, ofreció muletazos completamente redondos el manchego sin desfallecer en tandas. Un pinchazo por moverse el animal fue la única mácula de una faena que se coronó con una estocada y se premió con dos orejas. 

El tercero, con menos entidad que los hermanos, tuvo menos ritmo y menos franqueza también en el capote de Galdós al saludarlo. Y menos fijeza en los jacos y en el quite que dejó inconcluso el peruano a la verónica por una inoportuna voltereta. Pero sacó la clase el animal en la muleta, donde metió los riñones tras las puntas de los pitones al embestir y fue todo entrega en la muleta de un templado Galdós. Disfrutó anda arrancada el peruano, que fue exigiendo con progresiva lentitud mientras le iba regalando arrancadas de clase pura el toro, que acusó el esfuerzo en el final. Una estocada hasta los gavilanes bastó para pasaportarlo y para cortarle las dos orejas. 

Al feo castaño que hizo cuarto se fue Garrido a saludarlo con seguridad, ganando el terreno hasta los medios y llevándose allí un empellón al vencer se el animal en una tafallera. Aún así, terminó el saludo con verónicas que, aparte del buen trazo, tuvieron raza. Mucha más que el toro, que terminó comportándose con la misma basteza mansa que auguraban sus hechuras. Ni una opción tuvo un Garrido que bastante hizo con matarlo con decoro. Silencio. 

También el quinto era castaño y también auguró en su huidizo comportamiento inicial que iba a parecerse más al manso cuarto que al resto del encierro. Pero sacó geniecito en banderillas y arrancadas de transmisión que cambiaron las apuestas. Pero no fue por mucho tiempo, porque sólo la habilidad de Álvaro Lorenzo para ocuparle la salida y sujetarlo lograron que fuera posible el toreo en un par de series de templadísimo trazo y gran belleza formal. Fue con la diestra, siempre presto para ganarle el paso al manso, siempre dispuesto a dibujar con paciencia cada muletazo. Media estocada recibiendo no fue suficiente para tocar pelo, y tuvo que conformarse con una ovación. 

El sexto blandeó de salida con visible evidencia y fue protestado desde el tendido y terminó siendo devuelto. En su lugar salió un sobrero del mismo hierro más vareado y feo, pero con voluntad de embestir en el suave capote de Galdós. Pero fue irregular y desordenada una embestida que quiso más que pudo y que terminó ordenando el buen hacer de Galdós. Enraizado y con gusto, enseñó sus dos versiones el peruano para matar de media en buen sitio y pasear una nueva oreja. 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Rozas, Madrid. Primera de la feria de San Miguel. Corrida de toros. Más de media entrada. 

Toros de José Vázquez, de tremenda calidad y humillado empuje el gran primero, ovacionado; de gran clase y entregado empuje el buen segundo; pura entrega el enclasado y gran tercero, ovacionado; manso de carretas el feo castaño cuarto; manso con cierto fondo pero sin raza el castaño quinto; devuelto el sexto por inválido ; con temperamento y voluntad el sexto bis. 

José Garrido, dos orejas y silencio. 

Álvaro Lorenzo, dos orejas y ovación. 

Joaquín Galdós, dos orejas y oreja.