TORO POR TORO

Falta de fondo común en Cayetano


miércoles 15 abril, 2015

Este ha sido el comportamiento de cada uno de los toros de Cayetano Muñoz en los tres tercios de la lidia

Este ha sido el comportamiento de cada uno de los toros de Cayetano Muñoz en los tres tercios de la lidia

 1º Número 87. Gordito. Negro burraco. 532 kilos. (04/2011)

 Muy en la línea Guateles de la procedencia ganadera del primero, corto de lomo, estrecho de sien, un punto alto de agujas y fino en sus cabos.

Tuvo movilidad el animal de salida, con calidad y desliz en los embroques, más distraído en los finales. Una costalada se pegó antes de acudir al penco, donde lo midió Óscar Bernal a la perfección, pese a que tuvo poco empleo el animal. Dos quites soportó; uno a la verónica de Oliva Soto y otro por gaoneras de Adame, y ya entonces comenzó a mirar a tablas.

Tuvo buen son y galopó con franqueza en banderillas, siempre queriendo salir con la cara natural.

En la muleta siempre sacó fijeza, nobleza y calidad, pero careció de emoción y se vino a menos en la pelea. Terminó rajándose después de evidenciar muy pronto su falta de raza.

2º Número 56. Imperial. Negro mulato chorreao. 529 kilos. (08/2010)

Reunido pero ligeramente zancudo el segundo, en Torrealta, acapachado de cuna, corto de cuello y despegado del suelo, de espesa expresión. 

El segundo galopó de salida, pero evidenció que no estaba boyante en la fuerza embistiendo muy corto en la capa de Oliva. Tuvo fijeza, eso sí, pero más voluntad de embestir que clase. No tuvo empleo alguno en la primera vara y hasta salió de naja tras la segunda, aunque volvió a repetir embestidas en el quite por chicuelinas de Esaú.

Siguió la tela que lidiaba en banderillas y se desplazó con un trote cansino que, sin embargo, llegaba hasta el final, incluso haciendo hilo y poniendo en apuros en un regate a José María Tejero.

Desarrolló el animal muchas complicaciones con la muleta, por donde siempre tendió a venirse por dentro por el pitón izquierdo y a arrollar con informalidad por el derecho. Toro desagradecido que no evidenció un peligro que siempre fue a más, al contrario que el viaje, que siempre fue a menos.

 

3º Número 74. Peleador. Melocotón. 505 kilos. (10/2010)

Hermoso de hechuras era el melocotó tercero, bajo, musculado, morrilludo y de buena expresión, de asta curva y sien estrecha.

Distraido salió de chiqueros, donde le esperaba de rodillas Esaú. También salió suelto de la tela, que siempre quiso tomar por abajo, pero desparramando la vista al que estaba delante. Muy medido en varas, perdió las manos al querer empujar, con un pitón y cabeceando el peto.

En banderillas se desplazó con cierta alegría en el capote de brega de Curro Robles, pero esperó mucho los cites al colocar los palos.

Con la muleta tuvo voluntad de tomar la tela por abajo desde el inicio, pero acusó mucho la exigencia cuando comenzó a llegar. Entonces respondió a los cites con obediencia en los toques, pero con cierta remisión a embestir, como a regañadientes. Termina muy aplomado y soltando la cara, aunque se la dejan siempre muy bien puesta y con la colocación correcta. Le falta clase y entrega.

 

4º Número 90. Muñeco. Jabonero. 501 kilos. (10/2010)

Muy buena estampa lucía el cuarto en su salida al ruedo. Toro corto de manos y lomo, reunido en las hechuras, musculado y de cuello largo, sevillano de cara.

Humilló el animal en el percal de Adame, colocó la cara con cierta clase y quiso irse detrás siempre de los cites. Abajo quiso tomar el peto en el caballo, donde le dosificaron el castigo. 

Acusó en banderillas cierto desfonde para ir saliendo con la cara a media altura de los capotazos, pero luego tuvo alegría para galopar tras los cites en banderillas, mejor por el pitón derecho. Se desplazó con largura, además, en la brega.

En la muleta vino mejor que se fue, porque acometió con fijeza y prontitud y humilló los embroques a diestras, pero soltó la cara en los finales con un punto de genio para mantenerlo al regresar al trapo. Aprovechables los humillados embroques al natural, donde empujó el trapo yendo a más en el temple tras cada tanda, pero sin terminar de corregir el feo final de muletazo, mejor cuanto mejor fueron los trazos.

 

5º Número 11. Mes de marzo. Negro mulato listón. 542 kilos. (04/2011)

Largo era el quinto, de acusado morrillo, cara justa y volumen en la caja. Algo despegado del suelo y fino de extremidades.

Tuvo movilidad en su salida y se fue con todo detrás de las telas, por eso tuvo que ofrecerle lidia abajo Oliva Soto para que se fuera templando un poco más a medida que transcurría el tercio. En el peto se durmió sin gran interés en la pelea y fue recortando el viaje sin gran clase, vulgar en la arrancada y sin gracia en los embroques en el quite de Esaú a la verónica.

Fue muy buena la lidia de Fernando Pereira en banderillas, fomentando la alegría en la arrancada y cierto desliz corriéndole hacia atrás. Y se desplazó el animal, pero echando la cara arriba en el embroque de los palos con Alcalareño.

Sacó mucha transmisión el toro en la distancia, pero con una tendencia a venir por dentro que termina echando mano al de Camas sin consecuencias. Y mantuvo ese defecto durante todo el trasteo, lo que dio emoción, que no clase, a un trasteo en el que volvió a coger a Oliva Soto. Desarrolló sentido el de Cayetano Muñoz, y se paró tras los cites sabiendo que allí había alamar. 

 

6º Número 30. Fantasía. Negro. 545 kilos. (11/2009)

El negro sexto tenía seriedad en la expresión de la cara y una caja amplia y musculada coronada en amplio morrillo y estrecha cuna.

Encendidas fueron las arrancadas, con transmisión y viveza para recortar los viajes cada vez más tras tomar por abajo sin gran clase el percal de Esaú. No tuvo gran pelea en varas, donde empujó sin afán en corto y medido castigo.

Alegre se arrancó en banderillas, doliéndose luego del par. Descompuestas fueron sus arrancadas al capote de Miguel Ángel Sánchez, siempre con el capote arriba para no quebrantar el fondo, que se adivinaba justo, pero aún tuvo emoción para embestir al gran par de Curro Robles.

Luego, en la muleta, descompuso cada arrancada, que nunca gozaban de viaje largo ni de entrega, pero sí de obediencia a los toques, lo que le permitió a Esaú confiarse más con él. Toro sin emoción que llegó desfondado de virtudes a la franela y la siguió bobalicón y sin gracia. No permitió exigencias porque no le daba el físico y perdía las manos en cuanto llegaban las apreturas. Muy espeso el animal.