Sergio Domínguez, Moura Caetano, Francisco Palha, Emiliano Gamero, Andrés Romero y Paco Velasques hacían el paseíllo, este domingo, en la plaza de toros de Las Ventas para la primera corrida de rejones del mes de agosto. Se lidiaba un encierro de Passanha.
Una lidia tan acertada como deslucida que puede terminar en multa para Sergio Domínguez
Hondo, bajo y bien hecho fue el primero de Pasanha al que recibió Sergio Domínguez cerca de toriles para engancharlo a su cabalgadura usando la manta estribera como señuelo. Sin embargo, la evidente tendencia a tablas del toro se tradujo en un intento de salto al callejón, entre el «uy» de los pocos turistas que hoy apenas tiñeron de color los tendidos de Las Ventas. Esa condición del toro hizo que el riojano no anduviera muy acertado con los rejones de castigo, pero con «Olé» enderezó el camino, con batidas cada vez mejor ejecutadas, cuando el caballo se fue sintiendo más cómodo con el toro, que ya aplomado, tuvo fijeza, obedeció a los toques y persiguió en las salidas con carreras cortas y cómodas. Por eso apostó por «Natural» después, que con sus espectaculares crines sueltas, ya llamó la atención, que luego acapararía con las lanzadas antes de atacar de frente y las piruetas con las que adornó las salidas, más llamativas que acertadas a la hora de clavar. Tampoco necesitó de dos intentos para dejar en el par a dos manos con «Litri». Lo cierto es que, a oesqe de los fallos notables, Domínguez ofreció una lidia acertada y ordenada, aprovechando las querencias y los terrenos, la misma que emborronó después con el rejón definitivo, incumpliendo además el reglamento, porque tras tres pinchazos quiso descabellar, recibiendo la negativa del palco, que le exigía dejar el rejón o, en su defecto, una estocada. Domínguez hizo oídos sordos y descabelló (tras tres intentos). Quedando, probablemente, propuesto para multa.
Moura Caetano da una vuelta al ruedo con el manso segundo
Moura Caetano fue fiel a su clásico estilo, más sobrio y centrado en la lidia, a lo que también ayudó un toro que «dejó estar», tanto por su falta de celo, aunque fijo, como por su escaso recorrido, lo justo para no molestar, en lo que también influyeron los dos rejones de castigo. Así, las suertes del portugués resultaron limpias, algunas con más ajuste que otras, aunque ayunas de emoción. Fue breve la faena y cerrada con un certero rejón de muerte, tras el que el «cavaleiro» fue al patio para pedir el premio sobre uno de sus caballos. Premio que no llegó y que se atribuyó él mismo con una vuelta que nadie solicitó.
Francisco Palha apuesta por la espectacularidad
El tercero anduvo en el mismo aire de sus hermanos anteriores de camada, manseando y con tendencia a tablas, lo que vio pronto Francisco Palha para aprovechar las querencias y buscar su lucimiento (no el del toro), con el que nunca fue generoso. Palha apostó por la vistosidad, más que por la pureza en las suertes, que en general resultaron aceleradas, distantes y desiguales en colocación, así como muchas veces trompicadas más por falta de medida que por apuesta. El público aplaudió la espectacularidad por encima de las ejecuciones firmadas con un pinchazo y un rejón defectuoso.
Gamero se de un paseo por el ruedo de Las Ventas
El cuarto fue un toro bueno de verdad, fijo, con ritmo, de galope templado, enclasado y noble. Un toro de esos como para dar un aldabonazo y pedir sitio en las ferias. Y con el, Emiliano Gamero desplegó toda su pirotecnia. Es cierto, no se traicionó, es su estilo, pero se echa de menos aquello de darle sitio al toro, procurar una lidia ordenada y medida, y no aprovechar la presencia de un toro en la arena que se convierta en un simple espectador más para los números de doma ecuestre, lanzamiento de sombrero a los tendidos, descabalgadas en los medios para aplaudir lo bueno que fue su caballo en las piruetas balanceos, corbetas, levadas (aunque ni se pasara de cerca al toro), y otros trucos bajo la manga. Lo de ofrecer el pecho en las entradas, clavar al estribo, dejar los palos en lo alto del morrillo, buscar el ajuste en los adornos al salir y matar bien lo dejamos para otro día, que lo otro le sirve para darse un paseo por el ruedo de Las Ventas, aunque nadie se lo pidiera.
Oreja para la buena lidia de Andrés Romero
Tardó un rejón en encelarse el distraído de salida quinto, que parecia contar la gente en el tendido (lo hizo despacio porque tampoco éramos tantos) antes de fijarse en la montura de Andrés Romero, porque al marsellés que llevaba el onubense en la mano para provocarlo ni lo miró. Romero aprovechó bien las briosas arrancadas del toro tras el rejón para completar varios largos galopes a la grupa, ciertamente templados y con transmisión, igual que un cambio en los medios, sin clavar, con el toro comprometido en una sería embestida. Lo repetiría luego clavando arriba, bien. Pudo faltar un poco más de sosiego en el jinete para componer las suertes con más expresión y lucimiento, para que llegaran al tendido con menos urgencias, pero su lidia fue tan acertada como efectiva. Tanto como para que, de no haber dejado un rejón tan trasero, la oreja que paseó tras el uso del descabello hubiese tenido peso verdadero.
Una ovación premia el buen hacer de Paco Velasquez
Puede que el pasado como matador de toros de Paco Velasquez le lleve estar más pendiente de las evoluciones del toro, y en lo que debe proponer para mejorarlo, y eso en los rejones es un bien escaso. Yo lo agradezco, sin duda. Y es probable que la energía que emplea en ello le hagan olvidarse un poco de venderlo, por eso su faena, aparte de ser perfecta en su planteamiento, cuando se trató de un toro fijo aunque tardo y de escaso recorrido, llegando muy cerca para tirar de él hacia los medios, cambiarle los terrenos y aprovechar su tendencia a tablas, para buscar el ajuste y clavar arriba, o fijarlo para atacar siempre de frente, haciéndolo todo bien, pero resultando un tanto frío de cara al público. No obstante, lo suyo fue de lo mejor que pudimos ver en la noche. La pena fue que necesitó del descabello
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Corrida de rejones.
Toros de Passanha, con cuajo. Manso pero obediente el primero; manso y parado el segundo; manso y sin ritmo el tercero; bueno el cuarto; distraído pero a más el quinto; parado y soso el sexto.
Sergio Domínguez: silencio tras aviso.
Moura Caetano: vuelta al ruedo.
Francisco Palha: ovación.
Emiliano Gamero: vuelta al ruedo.
Andrés Romero: oreja.
Paco Velasquez: ovación.
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS