Interesante cartel el que cerraba la temporada de manera oficiosa, con el tradicional festival que celebra cada año el municipio madrileño de Chinchón, todo con una novillada con el hierro de Núñez del Cuvillo.
Uceda pincha el premio que había ganado al natural
La poca fuerza del primero condicionó la faena de Uceda Leal, que dedicó los primeros compases a aliviar y sobar para afianzar al novillo, que cuesta abajo tomaba las telas con dulzura, pero cuesta arriba trastabillada y doblaba las manos. Fue al natural y en los medios donde José Ignacio encontró el toque justo para jugar los vuelos con suavidad y componer con con la elegancia de siempre. La espada, atravesada, le dejó sin posibilidad de trofeos.
Sabor campero y puro de Urdiales para la primera oreja de la tarde
La campera estampa de Diego Urdiales, impecablemente vestido con sus zahones, se subrayó con un saludo a la verónica sublime, rematado con una media soberbia. Pronto y algo revoltoso por el derecho, el de Cuvillo se fue asentando a medida que el riojano le dio el sitio y la pausa para dejarle parar, entonces sí volvía a engancharlo con intensidad. Más clase sacó por el izquierdo, por donde surgió lo mejor del toreo de Urdiales, templado y profundo. La espada, corta y delantera, fue suficiente para tumbar al novillo y para que los pañuelos hicieran su presencia.
Buenos detalles sin continuidad de Ureña con el tercero
La enclasada acometida del tercero ya se dejó ver en el saludo capotero de Paco Ureña, que dejó un puñado de verónicas eléctricas, antes de una media cadenciosa. Más mecidas resultaron las del quite, pasadas, suaves, armoniosas. A la noble fijeza que mostró en la muleta le faltó ritmo y repetición para que la faena del lorquino tuviera continiudad y saliera lo limpia que hubiese deseado. Aún así, dejó varios buenos muletazos, sobre todo un trincherazo y un pase de pecho sentidos.
Un mitin con la espada emborrona la gran faena de Alejandro Marcos al excelente cuarto
Los delantales y la media del quite de Alejandro Marcos al cuarto tuvieron el sabor del toreo charro, tan sobrio como elegante. Le novillo fue, de largo, el mejor del envío hasta el momento, con un galope alegre, humillada fijeza y clase soberbia. Alejandro lo vio y lo disfrutó, llevándolo por ambos pitones con profundidad y gusto. Los derechazos fueron largos y bajos, de talón asentado y cintura rota, igual de ajustados que los naturales. Pero la espada se negó a entrar.
Aitor Fernández le termina cortando una oreja al chochón quinto
El quinto salió picado, con un tranquito chochón, por eso a las verónicas eléctricas del Aitor Fernández les faltó compás. Más acople encontró en la faena de muleta, después de un impetuoso inicio de rodillas. Aitor apostó por la cercanía, tanto en los cites como en el ajuste, con la falta de gobierno natural de quién comienza, pero con la decisión del que quiere ser. Le salieron mejor los adornos que lo fundamental, pero el público estuvo con él y ni si quiera la espada baja y los descabellos evitaron el trofeo.
Álvaro Chinchón se estrelló contra un sexto inmóvil
Más difícil lo tuvo el novillero local Álvaro Chinchón, que pechó con un utrero soso y tardo desde que salió de chiqueros. Una falta de raza latente que impidió el lucimiento del novillero, que porfió y se puso por ambos pitones, jugando distancias, terrenos y toques aprs buscar alguna embestida completa. No tuvo suerte, pero sí el cariño de su gente que le premio con una oreja.
FICHA DEL FESTEJO
Sábado 21 de octubre. Plaza de toros de Chinchón, Madrid. Centenario del Festival Benéfico. Lleno en tarde soleada.
Novillos de Núñez del Cuvillo. Noble y sin fuerza el primero; repetidor y obediente el segundo; fijo y sin ritmo el tercero; extraordinario el cuarto; soso el quinto; tardo y soso el sexto.
Uceda Leal: ovación.
Diego Urdiales: Oreja tras aviso.
Paco Ureña: Ovación tras aviso.
Alejandro Marcos, que sustituyó a Cayetano: Ovación tras aviso.
Aitor Fernández: Oreja.
Álvaro Chinchón: Oreja.
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS
