Llegaba la corrida estrella de la Feria de abril sevillana con los toros de La Quinta para una terna de figuras que encabezaba Julián Lopez El Juli, junto a Daniel Luque y Pablo Aguado, que se sumaron al gusto por una ganadería de Santa Coloma cuya regularidad le ha abierto hueco en las grandes ferias.
No rompió la corrida del debut de La Quinta en La Maestranza, porque si hubo este domingo retazos de calidad enclasada con algunos toros como el quinto, no refrendó en su tierra el hierro cárdeno el buen momento que atraviesa. Lo hizo en una tarde en la que Daniel Luque paseó una oreja de peso a un quinto al que cuajó al natural y de forma muy firme y el mismo palco no dio una oreja pedida mayoritariamente por el tendido a Juli en el primero. Pablo Aguado por su parte dejó detalles capoteros en sus animales pero no consiguió gobernar las embestidas de un lote complejo con el que fue silenciado.
Julian cuaja una interesante obra al ralentí al enclasado primero de La Quinta
Debutó La Quinta en Sevilla con ‘Detenido’ un toro cárdeno coletero que ganó un ritmo sostenido tras su paso por el jaco. El animal de la divisa cordobesa apretó de salida en un recibo capotero donde embistió con las manos por delante y haciendo hilo. Peleó de forma desigual en un tercio de varas donde empujó más y mejor en su primer encuentro. Julián le imprimió desde el inicio esa suavidad que pedía el astado. Lo llevó pulseado el madrileño en una primera tanda a derechas a media altura. Poco a poco fue alargando las series y apretando por abajo a un animal que sacó fondo. Acertó siempre en las alturas, abriéndole el muletazo y desenmuñecando para que este siempre se la encontrara puesta. En la distancia corta embistió más y mejor un toro que siempre quiso tomarla con clase. Julián lo pulseó a zurdas en una tanda donde el de La Quinta gateó tras la pañosa. Un astado que embestía al paso, pero que siempre hizo caso al toque del torero. La tanda final volvió a levantar a una plaza que rugió con una serie al ralentí por el lado derecho. ‘Detenido’ planeó tras los belfos de la suave muleta de Julián en una serie rotunda. Tras una estocada trasera y algo tendida se le pidió de forma mayoritaria la oreja, no siendo concedida por la presidencia. Julián, tras negarse en un principio, acabó dando una vuelta al ruedo de las que dan crédito.
Silenciada la porfía de Luque con el descastado sobrero de La Quinta
Tras devolverse al segundo toro de la tarde por romperse la pata derecha, salió en su lugar un sobrero del hierro titular que tampoco se rompió de salida. Un animal sosito que nunca vino entregado. El de La Quinta estaba cogido con alfileres, de ahí que tanto el de Gerena como su cuadrilla no le apretasen en su lidia. Esa donde sobresalieron dos grandes pares de un Iván García que saludó montera en mano tras una gran labor. Este segundo tuvo la virtud de la prontitud, pero tendía siempre a soltar la cara al final del muletazo. Lo toreó siempre Daniel a media altura y en línea recta para no exigir en demasía a un toro de esta condición. Lo hizo todo perfecto tanto en la colocación como en las alturas, pero el toro no llevaba nada dentro. Siempre buscó pulsearlo, llevarlo cosidito a la muleta, pero este no era agradecido al buen trato. Faena seria y asentada, de esas que valora al buen aficionado. Tras pasaportar al animal fue silenciado.
Silenciado Aguado con el noble y manejable tercero
El tercero de la tarde fue un toro tan noble como soso del hierro cordobés, un animal de preciosa lámina y hechuras que acabó apagándose como una velita. Buscó imprimirle gusto a su toreo de capa Aguado, destacando dos medias: una en el recibo y otra para llevarlo al caballo, ese en el que destacó un extraordinario puyazo por parte de Mario Benítez. El de La Quinta siempre tuvo mejor inicio que final del muletazo, un astado que tendía a salir soseando y con la cara por a media altura cuando no iba metido en los chismes. Molestó el viento, de ahí que Aguado no se lo sacara más allá de las rayas, acusando el animal la cercanía a tablas. Aguado dejó muletazos sueltos dentro de una faena inconexa —por la frialdad de la plaza— a la que le faltó chispa y mayor apuesta. Los muletazos fueron de uno en uno, siempre a media alturita para no quebrantar a un toro que no andaba sobrado de fuerzas. Viendo que aquello se le iba de las manos, atacó al toro en una serie más poderosa, dejándole la muleta en la cara y tirando de él. El doblón con el que cerró dicha serie tuvo enjundia. Mató mal tras dejar una estocada baja, quedando todo en silencio.
Sin opciones El Juli con el incierto cuarto
Ni dejó ponerse el cuarto de la tarde a Julián. El de La Quinta, ya desde salida, marcó que no iba a estar sobrado de raza, embistiendo con la cara alta y sin emplearse. Iba y venía ‘Jabalí’ pero esto lo hacía con una alarmante falta de raza. Julián se puso por ambos pitones, pero el astado se quedaba a mitad de la suerte, imposibilitando que pudiera alargarle el muletazo. Por el izquierdo aún tuvo una peor condición. No se dio coba —tampoco le hacía falta— pensaron los más cercanos, abreviando un trasteo en el que quedó inédito y donde no quiso jugársela ante un toro con el que podía perder más que ganar. Se atascó a espadas y fue silenciado.
El momento de Luque le pasea premio al exigente quinto de La Quinta
Y Luque volvió a demostrar el sitio que ocupa en el toreo. Hoy en Sevilla volvió a evidenciar que sigue sin tocar techo en su carrera. Un espada que hoy volvió a sentar cátedra y cortar la oreja de mayor peso de la Feria. Estuvo en lidiador toda la tarde, más si cabe en este quinto, un toro que nunca se empleó en los primeros tercios. El de La Quinta acortó en banderillas, acometiendo siempre con la cara alta y con el freno de mano puesto. Aprovechó las inercias del burel para construir la primera tanda a zurdas de su trasteo. Un animal que siempre tuvo mejor inicio que final del muletazo, de ahí que fuera fundamental que no perdiera el objeto. Anduvo firme y muy capaz el sevillano, el cual dejó un colosal cambio de mano que puso a la gente en pie. Por el derecho el toro pesó una enormidad, embistiendo muchas veces al paso. Aguantó miradas y parones de un astado al que extrajo a base de firmeza y testiculina tres naturales por debajo de la pala del pitón, ¡qué mérito! Faena de pastillita debajo de la lengua, de cara o cruz por la condición de un toro que tuvo la nobleza como mayor virtud, pero que costaba un mundo que se entregase en los chismes. La última serie a zurdas con el toro ya podido fue de las que se recordarán durante mucho tiempo. Luque volvía a reventar Sevilla tras una obra de gran complejidad. Tras la estocada, el usía premió su labor con una oreja, sin duda la de mayor peso del serial.
Aguado no pasa de correcto con el complejo sexto
Salió espoleado Aguado a recibir al sexto, un toro bien construido del hierro cordobés. El sevillano se abrió de capa para dejar un preciso recibo a la verónica que abrochó con una media de seda. Sevilla lo vio y le jaleó un recibo tan bello como suave, cantándole también los doblones con los que sacó a ‘Almaviva’ del jaco. Pablo se percató de la movilidad del astado para dejar un quite con las rodillas genuflexas, ¿delantales?, ¿a caso eran verónicas? Se movió a su altura un animal que tuvo chispita en los primeros tercios y al cual no acabó gobernar un torero que hoy no encontró el camino de su toreo. Un animal que se movió a arreones en la primera serie, esa en la que a punto estuvo de prenderlo tras una colada. El toro siempre vino con la inercia, embistiendo —en muchos momentos— con la cara por encima del palillo, por ello el cambio de terrenos del torero. Aguado, pese a no tener una afortunada actuación, sí dejó pasajes sueltos con el sello del temple. Por el izquierdo era difícil gobernar de primeras una embestida tan por dentro. El de La Quinta pedía firmeza y toque fijador viniendo lo mejor de su trasteo, una tanda en al ralentí donde acertó a llevar siempre tapado al animal, ahí sí respondió un astado al que le costó entregase y que tapó sus defectos con la movilidad. El sevillano no acabó de hincarle el diente a un toro con aristas en una faena desigual, esa en la que La Maestranza le afeó el gesto de agarrarse a la culata del animal. Tras pasaportar al de La Quinta fue silenciado.
FICHA DEL FESTEJO
Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Feria de Abril. Decimocuarta de abono. Corrida de toros. Casi lleno.
Toros de La Quinta. correctamente presentados y de juego desigual. De gran ritmo y entrega el enclasado primero; de sosa y blanda condición el descastado segundo bis; de pasadora embestida el pastueño y sosito tercero; de escaso celo y viaje corto el incierto cuarto; de complejas embestidas el exigente quinto; de incierta embestida el pasador y nada fácil sexto.
El Juli (Verde botella y oro): Vuelta al ruedo tras petición y silencio.
Daniel Luque (Salmón y plata): Silencio y oreja
Pablo Aguado (Nazareno y oro): Silencio y silencio.
INCIDENCIAS: Saludó Iván García en el segundo de la tarde.
FOTOGALERIA: EDUARDO PORCUNA