PABLO LÓPEZ RIOBOO/GALERÍA: GILBERTO
La localidad onubense de Cortegana acogía en la tarde
de este domingo una corrida de toros en la que hacían el paseíllo El Cid, Iván
Fandiño y David de Miranda. Un encierro de Sobral era su materia prima
ganadera.
Tarde para aficionados la vivida hoy en Cortegana. Una tarde en la que
destacó la brava y exigente corrida de Sobral. El Cid se rompió en una faena de
guante de seda ante el cuarto, un toro al que le realizó una faena importante.
A Fandiño no le fue concedida la oreja del exigente segundo tras una faena de
altibajos pero con momentos de buen toreo, mientras que Miranda muestra su
dimensión con dos faenas llena de matices. Se sobrepuso al complicado tercero
-al que desorejó- mientras que cuajó a base de verdad al encastado sexto. Tarde
en la que sin duda alguna ganó el aficionado.
El primero de la tarde llevaba por nombre ‘Dolorido’
un precioso ensabanado de Sobral, bajo como un zapato y de gran condición.
Embistió con cierto genio al capote del sevillano, para más tarde tomar una
vara desde la larga distancia, se empleó con clase en el peto y acudió presto a
los capotes. Pero antes de comenzar el tercio de muleta se lastimó la pata
derecha. El público pidió incesantemente la devolución -la cual no atendió el
presidente-, para más tarde no parar de abroncar en todo momento la templada y
suave faena de El Cid. Bravo este primero, embistiendo con clase pese a andar
mermado. Tuvo calidad, nobleza y casta para no acusar en exceso su lesión,
embistió más con tres patas que incluso muchos toros con cuatro. Se justificó
el de Salteras ante un animal que de no lesionarse hubiera dado un gran juego
en la muleta. Palmas al de Sobral en el arrastre. Pitos al presidente y
silencio para El Cid.
Otro animal bien presentado salió por chiqueros en
segundo lugar. Exigente el de Sobral en una vara en la que empujó con bravura,
para más tarde acudir presto a la llamada de los capotes. Gran actuación de
Iván García, saludó por dos pares de gran pureza. Tuvo la virtud de la repetición
y la casta este de Sobral, al cual el torero de Orduña llevó largo por ambos
pitones en una faena intermitente, pero de buenos pasajes. Tras pasaportar al
animal se pidió la oreja, la cual finalmente no fue concedida. Bronca al palco
y ovación para el de Orduña.
Dispuesto, salió Miranda a recibir al tercero de la
tarde, un animal de Sobral que pese a empujar como sus hermanos en el peto no
acabó de romper. Tiró de disposición y valor el onubense en una faena en la que
no hubo ninguna duda por parte del torero. Tuvo la virtud el animal de la pronta
arrancada, pero sus embestidas carecieron de entrega. Conforme fue avanzando la
faena el toro acrecentó sus defectos, soltando una miradita e incluso frenándose
a mitad del muletazo. Faena inteligente y valerosa de un torero que pisa
terrenos muy comprometidos. Tras una estocada baja cortó las dos orejas.
Saludó montera en mano Manolo Contreras en el tercio de
banderillas.
Importante fue la faena de El Cid a otro toro con
clase y movilidad de Sobral. Empujó con clase al peto y se vino arriba en
banderillas. Lo disfrutó el de Salteras en una faena con naturales largos y
templados a un toro que tomó ritmo cuando se le llevaba cosido y se tiraba
suave de él. Volvimos a ver a ese Cid relajado y disfrutando de su profesión.
El de Sobral tuvo nobleza y ritmo en sus embestidas, pese a que en alguna
ocasión le faltara esa humillación necesaria que cala en los tendidos. Alivió
Manuel al animal cuando fue necesario y lo sometió por abajo cuando la
embestida así lo requería, volvió a brillar esa zurda de diamantes que lo
colocó en figura del toreo, dentro de una faena de guante de seda. Falló a
espadas y perdió las orejas. Saludó desde el tercio tras sonar un aviso. Justa
ovación al toro en el arrastre.
El quinto de la tarde fue otro animal de bella estampa
pero vacío de casta y clase. Todo se lo dejó en un encuentro con el caballo en
el que se le midió el castigo. Llegó a la muleta con el freno de mano puesto, desplazándose
con inercia pero siempre con la cara a media altura. Porfió Fandiño en una
faena pulcra pero de escaso eco en los tendidos por la patente falta de entrega
del toro, pese a sus intentos por arrancarle la oreja. Se atascó con la espada
y fue silenciado.
Volvió a saltar al ruedo de Cortegana otro animal con
transmisión y bravura en sus embestidas. Se le midió en el jaco para más tarde
someterle y abrirle la capa con despaciosidad. Firme, templado y resolutivo
estuvo Miranda ante un encastado animal de Sobral. Transmisión, galope,
franqueza… de otro toro que gustó al aficionado. Todo lo hizo bien Miranda,
hasta incluso paliar su falta de oficio con un abrumador valor. Faena a más de
un torero que quiere ser, ante un toro de seria embestida. Su faena se basó en
el temple y la verdad, llenó de frescura el ruedo de Cortegana en una labor
para aficionados. Gran corrida la de Sobral y oreja de ley, pese a atascarse
con los aceros. Palmas al importante animal en el arrastre. Saludaron por un gran tercio de banderillas Fernando Pereira y Pedro Muriel
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Cortegana, Huelva. Corrida de toros. Más de tres cuartos
de plaza
Seis toros de Sobral. Muy bien presentados, de exigente embestida, serios de comportamiento y
de muy buen juego. Ovacionados en el arrastre los lidiados en primer, segundo,
cuarto y sexto lugar. Complicado el tercero y deslucido el quinto.
El Cid: Silencio y ovación tras aviso
Iván Fandiño: Ovación y silencio.
David de Miranda: Dos orejas y oreja.