PABLO LÓPEZ RIOBOO
La Feria de septiembre de la localidad sevillana de Écija
traían un cartel de toreros hispalenses en el que el local Miguel Ángel Delgado
y los hermanos de Espartinas Javier y Borja Jiménez hacían el paseíllo. Un
encierro de Julio de la Puerta estaba listo para que la joven terna lo
despachara.
Recibió de rodillas Miguel Ángel Delgado al jabonero que hacía
primero con suaves verónicas, el toro tenía temple pero humillaba poco.
Inició faena por cambiados por la espalda para luego llevar cosido a la muleta
al de Julio de la Puerta. Tuvo nobleza y buen son por el pitón derecho, lo que
aprovecho Miguel Ángel para torear en redondo con suma limpieza. Acertó en
darle tiempo en cada tanda y no apretarle por abajo, sin embargo por el
izquierdo se quedaba corto y reponía. Faena elegante y con muletazos
cadenciosos, lo que unido a un ajustado final de faena por manoletinas y una
buena estocada pusieron en sus manos las dos primeras orejas de la tarde
Tiró de raza Delgado para
sobreponerse al cuarto bis. Como sus hermanos el de Julio de la Puerta no dio demasiadas
opciones para lucirse con la capa. Inició su faena rodilla en tierra llevando
al animal largo pese a la poca clase que tenían sus arrancadas. Tuvo picante en sus embestidas el animal, cierto es que tuvo movilidad, pero las
embestidas no eran francas y si con un punto de genio. Estuvo dispuesto y
valeroso el torero en una faena que no puso tomar vuelo por la embestida del sobrero. Faena que reafirma una vez más que Delgado merece más
oportunidades, un rodaje mayor para así poder acudir a cosos de mayor
relevancia y exigencia con un mayor oficio, lo que sin duda le posibilitaría
volver al circuito de las grandes ferias. Perdió la oreja por fallar en la suerte suprema,
sus paisanos pidieron la oreja pero todo quedó en una ovación.
Muy deslucido resultó el
serio castaño que hizo segundo. Se quedó ya corto en el capote, peleó con más
genio que bravura en el caballo, pese al temple en el capote de «Lipi»,
el de Julio de la Puerta tendía a meterse por dentro. Ya en la muleta acortó
siempre el viaje. Javier muy dispuesto, aguantó miradas y alguna que otra
colada, faena de torero maduro y cuajado, en la que consiguió por momentos
tapar las carencias del animal, pero este embestía a arreones y soltando la
cara, lo que deslució mucho su actuación. El de Julio de la Puerta planteó serias complicaciones resueltas por Javier.Tras una buena estocada incomprensiblemente
solo una minoría de la plaza pidió la oreja, oreja que por otro lado se había
ganado a base de casta y valor. Tras ser arrastrado el toro saludó una ovación
desde el tercio.
19.09 Toros en Écija from Cultoro on Vimeo.
El quinto de la tarde
mostró de salida cierto temple y humillación en el capote del de Espartinas,
lo que propició ver un más que interesante saludo a la verónica. Conforme fue
pasando la lidia, esa embestida temperamental dejó paso a una con cierta
templanza, lo que ayudó al mayor de los Jiménez a compactar una faena seria e
inteligente. Tuvo dos partes bien diferenciadas la faena, una primera donde hubo
sometimiento y donde Javier tuvo que tirar de oficio para demostrarle al animal
quien mandaba. La segunda con el toro ya venido a menos tuvo mérito,
pases templados, muletazos en los que se gustó el torero, pero ya el animal
estaba vendo muy a menos, por lo que Jiménez optó por el arrimón final, lo que
unido a unas bernardinas con mucho ajuste y una estocada arriba le valieron las
dos orejas.
Otro animal carente de
raza y fuerza fue el tercero, un jabonero que evidenció que iba a tener la
casta muy limitada ya de salida. Borja Jiménez se sobrepuso al de Julio de la Puerta, valor tiene y mucho el de Espartinas, lo intentó por
ambos pitones pero la faena no caló en los tendidos. Muy por encima Borja del
desfondado jabonero. Intentó matarlo rápido y por lo menos acabar con el animal
de forma decorosa, pero este no se lo puso nada fácil, muy complicado para entrar
a matar, se lo pensaba una enormidad y soltaba la cara cuando tenía cerca la muleta, debido a ello el sevillano pasó un
quinario para acabar con el animal, ya que este nunca se entregó.
Era el sexto de la tarde
y tanto Delgado como Javier Jiménez ya tenía abierta la puerta grande, debido a
ello Borja salió a darlo todo desde el principio. Cuajó un gran saludo a la
verónica, siempre cargando la suerte bamboleando suavemente el percal. La
media con que cerró el recibo capotero tuvo muchísimo sabor. El de Espartinas cuajó una
actuación muy importante en el sexto, un animal que tuvo clase en sus
embestidas iniciales pero que duró un suspiro. Inició faena pegado a tablas, llevando
largo al preciso colorado. Toreó despacio en la tanda inicial para luego
acortar distancias cuando el toro bajó la persiana, le daba igual tener Sevilla
a la vuelta de la esquina, se jugó los muslos, hundió las zapatillas en el albero dando siempre el pecho al toro, las puntas del animal le rozaban la taleguilla, estaba
roto, entregado totalmente. Una faena en la que aprovechó
la nobleza del toro para terminar dicha actuación
con unas manoletinas en las que se jugó en varias ocasiones ser prendido, tal fue su exposición que se llevó un feo golpe al entrar a matar, se
tiró de verdad el de Espartinas, como si el triunfo le valiera una Puerta del Príncipe
o una puerta grande de Madrid. Dos orejas de ley, un triunfo
logrado a base de fe y convicción en sí mismo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Écija, Sevilla. Feria de septiembre. Corrida
de toros, en torno a media plaza.
Seis toros de Julio
de la Puerta, desiguales de tipo y justos de raza, se dejaron algo más los lidiados en 1º-5º-6º lugar.
Miguel Ángel Delgado (Tabaco
y oro): Dos orejas y ovación
Javier Jiménez (Blanco
y oro): Ovación y dos orejas
Borja Jiménez (Verde
hoja y oro): Silencio y dos orejas