Llegaba tocado en el orgullo por una tarde de La Quinta que era mejor olvidar. Llegaba con el polvo acumulado de lo que pudo ser y de lo que no se podía ir. Y es verdad que no hubo triunfo, pero la impresión con que salió el pagano de Ginés Marín, la tarde del tostón manifiesto, fue la de un torero que se venía a redimir. Eso, al menos, lo consiguió. Lo de alcanzar los triunfos que él ya tiene en esta plaza es cosa bien distinta. Igual que los de Ventura, pero en el de La Puebla la noticia es que los pinchase.
Y tuvo dos toros buenos, cada uno en su condición; uno con movilidad y ritmo, otro con importancia en el son. Al primero lo templó Ventura con la clase de Fabuloso pegando una vuelta al ruedo con el toro a dos dedos de la barriga, lo dejó llegar y le ofreció el pecho para clavar con Bronce y anduvo con facilidad en los violines a lomos de Guadiana. Pero ese primero tardó en caer y en Madrid el público no se enfría: se enfada.
🎥 Resumen del festejo de hoy de #SanIsidro en @LasVentas
— OneToroTV (@OneToroTV) May 26, 2024
➡️ Gran faena de Diego Ventura al cuarto. El acero le priva del triunfo
➡️ Firmeza de Ginés Marín que logró buenos muletazos a sus dos toros
➡️ La disposición de Cayetano no fue suficiente para poder optar a triunfo… pic.twitter.com/IFBFxEzwAf
Por eso cuando salió ‘Olvidado’, noble pero con cierta reserva en el trato, le bajó los humos en círculos cortos con Velázquez en la salida, le llegó mucho al morro con Nómada en la batida de banderillas y le conquistó las cercanías con la precisión de Lío, en un tierra a tierra antes de quebrar en un palmo. Pero quedaba la traca final, y esa la reservaba con Bronce, que volvió al ruedo para torear sin cabezada en un par a dos manos que levantó al tendido, yéndose, además, con dos volteretas en el mismo morro. Pero esta vez no quiso entrar el acero, y una revolución a caballo concluyó con un saludo.
No era el saludo, sino la revolución lo que andaba buscando Ginés en la segunda tarde madrileña. Algo traía pendiente y hoy era el día de sacudirlo. Pero no fueron los de Montalvo y Pepe Vázquez el material adecuado para lo que venía a buscar él. Ni agradecidos fueron, porque el tercero fue informal, exigente, medidor. Un examinador intransigente que planteaba la prueba sin la menor intención de ofrecer premio. Aún así, lo percibió la plaza cuando comprobó que ya era suyo el toro en esa serie a zurdas con la que concluyó faena, justo antes de robarle también el sitio al animal vencido. De ahí la gran ovación.
Al sobrero que sustituyó al sexto, que saludaba a los torileros por su nombre, también le ganó la pelea para sacudirse el polvo y los fantasmas. Ese no dijo nada ni de salida -se emplazó pidiendo toreros- ni en el jaco, donde se dejó pegar sin señal de respuesta. Quiso imponerse en banderillas con la cara por las nubes en los embroques de Larios, y marcó la querencia siempre fuera de las tablas del 9. Fue entonces, cuando se quedaron solos, cuando tiró el extremeño de capacidad y no halló el toro fondo para responder. De inmediato se la echó a la zurda y le indicó que el viaje moría largo, más allá de donde quería él. Y tanto se impuso y tanto le limpió esa embestida sucia y desagradecida, que terminó pareciendo simplemente un toro vulgar, cuando tenía reserva escondida y un poquito de mala baba. Pero es que Ginés es muy buen torero.
El Cayetano que vino hoy de turquesa y oro a comparecer tras su percance del viernes se notaba aún afectado por la soberana paliza, pero tuvo los redaños de venir y de ponerse. Porque, guistos aparte, al madrileño no se le puede restar un ápice de importancia en cuanto a la entrega. Sin embargo, con los dos montalvos que pechó hoy, y con el viento que le sopló en ambos turnos, poco se pudo indagar. Descompuesto uno, temperamental y áspero el otro, ninguno con la franqueza precisa para que la pudiese utilizar. Otra feria será.
También para Ginés Marín, que mejoró notablemente la imagen dejada en la tarde anterior. Pero habrá una segunda para Ventura, que amenaza con ser tarde de triunfo mayor. El sábado, el resultado.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Feria de San Isidro, decimoquinta de abono. Corrida de toros mixta. No hay billetes.
Toros de El Capea -primero y cuarto- para rejones y Montalvo para lidia a pie. Y un sexto bis de José Vázquez. Con recorrido y mucho motor el buen primero; muy venido a menos el descompuesto segundo; con cierta clase por el derecho pero sin fuerza y también a menos el tercero; con buen ritmo y entrega el cuarto; temperamental y exigente un quinto que acabó a la defensiva; devuelto el sexto por inválido; corraleado y a la defensiva el gazapón sexto bis.
El rejoneador Diego Ventura: silencio y ovación.
Cayetano (turquesa y azabache): silencio y silencio tras dos avisos.
Ginés Marín (esmeralda y oro): ovación tras aviso y palmas.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO