LA CRÓNICA DE SAN ISIDRO

Golden boy


martes 13 mayo, 2025

Palacio pasea una oreja de peso al quinto, en una tarde en la que Zulueta dejó naturales de calidad al tercero bis y Sánchez tuvo un discreto debut en Las Ventas.

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Palacio pasea la oreja del quinto. Foto Sánchez Olmedo

Es el Chico de Oro. Por su habilidad para coleccionar trofeos de este metal precioso (Naranja de Oro de Algemesí, Zapato de Oro de Arnedo…) como por las cualidades que se le intuyen y que le hacen sobresalir entre sus compañeros de escalafón. Los hay más artistas como Zulueta, con más carisma como Tomás Bastos y otros, caso de El Mene, que cuentan con una zurda de seda. Pero ninguno tiene las virtudes tan equilibradas como este maño despierto y capaz.

Si el toreo tuviese un premio como tiene el balompié para el mejor futbolista europeo menor de 21 años, Aarón Palacio sería serio aspirante a ese Golden Boy. Y lo mejor no es el rosario de éxitos que arrastra, sino lo que se le intuye. Ni tampoco como torea, sino que en tardes como hoy, donde no hay party en el tendido sino un silencio inquisidor, mezcla del rigor y la exigencia de los entendidos y el desconocimiento de los no habituales, no sólo no se arruga, sino que es capaz de poner su nombre a una tarde desangelada, sin materia prima óptima, que estaba a punto de despeñarse.

Por eso se fue Palacio a chiqueros a saludar al quinto. Novillo colorado, seguramente el de más agradable presencia de un conjunto serio y dispar, y también el menos malo de una novillada cuyo hierro ha vivido momentos mucho mejores. Tuvo “Burlón” más movilidad que sus hermanos, pero le faltó humillar y pecó de embestir recto. Por el pitón zurdo se desplazó mejor y por ahí consiguió el torero aragonés dar forma y consistencia a una faena muy interesante.

Con el siempre agradable envoltorio de la estética, Aarón evidencia soltura, facilidad e inteligencia para, primero, volver a meter a la gente en la tarde, y luego para dar celo al de Alcurrucén. El inicio por ayudados por alto de rodillas tuvo su aquel, pero lo que de verdad cotizó en Las Ventas fue su toreo al natural. Expresión, plomada y gusto. El novillo no dio para más, pero quedaron ganas de volver a verlo. Porque, créanme, todavía es mejor.

Después de una estocada tendida y el consiguiente aviso, el presidente dio la oreja en el descuento, ya con las mulillas en acción. Antes, ya dejó apuntes con el novillo de su presentación en Madrid, un sobrero colorado, con cuajo, amplio de sienes, que reemplazó a un hermano de camada inservible por su endeblez. No terminó de humillar en el saludo capotero y mantuvo ese defecto durante toda la lidia, punteando siempre los engaños y tropezándolos, incluso hasta llegar a desarmar al torero aragonés. Tuvo la faena buenas formas, buena intención también, pero los enganchones fueron tomados como pecado capital para que el trasteo no despegara.

También regresó a los corrales el tercero, que fue sustituido por un sobrero de Montealto, corto de manos, acapachado de testa, que ya no gustó de salida. Como además renqueó de los cuartos traseros, las protestas se avivaron en varas y banderillas. El presidente optó por mantenerlo en el ruedo y Javier Zulueta, también debutante, apenas pudo destacar porque el astado siempre tendió a defenderse por su precaria fortaleza.

Largo y fino el que cerró plaza. Ensillado. Tardo, parado y aplomado en el último tercio. Pétreo. No perdió la compostura Zulueta, incluso dejándole la muleta en la cara como cebo le robó con la derecha una serie notable. Pero el novillo ya no se tragó más. Todo lo resolvió con torería el sevillano, que además lo remató de una gran estocada.

Largo, fino de cabos, ensillado el primero, con la cara para delante. De salida abanta, típica en este encaste, no hizo buena pelea en varas, dejándose pegar primero y queriéndose quitar el palo después. No terminó de calentarse el animal tampoco en la faena de muleta, que Sergio Sánchez inició en los medios, por estatuarios. Labor correcta ante un toro de escaso recorrido en la que el torero pacense, salvo en una estimable serie con la mano zurda, no logró romper la frialdad del tendido.

Muy en Núñez el cuarto, largo, estrecho de sienes, de mazorca ancha, con cuello. Muy serio. Y de pocas opciones también por lo desclasado de su acometida. Descompuesta y sin ritmo. Sergio Sánchez, que como sus compañeros hacía su presentación en Madrid, tampoco encontró los resortes para llegar al tendido.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas. Cuarta de la feria de San Isidro. Novillada picada. 19.776 espectadores.

Novillos de Alcurrucén, el segundo como bis, y un tercero bis de Montealto. De escaso celo y recorrido el primero; con cierto celo por el derecho un segundo bis que acabó rajado; de desordenada embestida un tercero bis que echó el cierre a partir de la segunda tanda; con cierta clase pero sin fuelle el cuarto; con más movilidad y cierto ritmo el quinto; muy a menos el sexto.

Sergio Sánchez, de lila y oro: silencio tras aviso y silencio.

Aarón Palacio, de caldero y oro: silencio tras aviso y oreja tras aviso.

Javier Zulueta, de verde oliva y azabache: silencio y silencio.

FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO

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