JAVIER
FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ-OLMEDO
Rafaelillo y Dolores Aguirre volvían a encontrarse esta
tarde en Madrid. Era frente a una corrida seria que, como atisbó ayer la
desencajonada acaecida en el ruedo de Madrid, tenía mucha presencia. Completaban
el cartel Alberto Lamelas, que venía de torear en Vic-Fezénsac, y Gómez del
Pilar, que no tuvo suerte el pasado Domingo de Ramos con la corrida de
Victorino confirmando su alternativa en este mismo escenario.
«Guindoso”
se llamaba el primero, número 22, nacido en enero del 2013 con 530 kilos de
peso. Agustín Collado fue el encargado
del tercio de varas del primero de la tarde, dejándolo en la segunda vara largo
Rafaelillo. Le ganó la acción el picador en el momento en el que se arrancó el
toro, humillando, pero era falso porque en la muleta demostró otra cosa. Muy
agarrado al piso se mostró en el inicio del tercio de banderillas. José Mora
entró por delante, fácil en su actuación, seguido de Pascual Mellinas, al que
le soltó un feísimo arreón sin que lo cogiese, manteniéndose firme ante la
reservona condición en la lidia de Álvaro Oliver. Muy difícil para el toreo fue
el animal, tirando tarascadas y haciendo extraños. No pudo ni siquiera
justificarse. Se clavó, además, el descabello en el empeine Rubio a la hora de
meterle el estoque de cruceta. Silencio.
Negro
salpicado era el «Burgalés II”, número 36, nacido en noviembre de 2012 y con un
peso d 540 kilos, más alto que el anterior. Abanto y suelto fue el prólogo del
de Dolores Aguirre, que galopó en el capote de un Alberto Lamelas que lo saludó
por una larga de rodillas y media docena de verónicas. David Prados picó en un
primer puyazo en el que debió rectificar, siendo también trasera la segunda
vara. Por chicuelinas fue el quite de Gómez del Pilar, entrando Fernando Téllez
a clavar el primer par y Niño de Santa Rita a dejar el segundo. Juan Navazo
lidió al toro. Al público fue el brindis del jiennense, que le comenzó faena en
los mismos medios esperándolo con la mano derecha. Pero se fue viniendo a menos
y a menos el toro y redujo su velocidad e ímpetu. Se justificó Lamelas,
cruzándose entre los pitones. Mató por derecho, siendo silenciado tras aviso.
A la
puerta de chiqueros se fue Gómez del Pilar a recibir al tercero de la tarde, un
animal que se hizo esperar para salir pero cuando lo hizo lo hizo como una
bala. Le supo perder pasos perfectamente Gómez del Pilar para encajarse
posteriormente a la verónica, con desparpajo y marrando solamente en el remate,
cuando perdió la capa. Con garbo capotero también llevó al caballo de Aguado. Muy
largo lo dejó en la segunda vara, arrancándose pero midiendo mucho más Aguado
al toro en este encuentro, saliendo dolido de la suerte y perdiendo las manos.
Le corrió para atrás Manuel Macías. José Antonio Carretero entró en el primer
par, estando efectivo también Diego Valladar. Con muletazos de tanteo
comenzó una faena que tuvo una muy buena estructura, alargando la embestida de
un toro que le repitió en la primera serie de la derecha. Con humillación
aprovechada por el toledano llegó a los tendidos de Madrid, hasta que se rajó
el animal cuando le planteó Noé el toreo por la zurda. Más en corto, permaneció
seria la actitud de un torero que lo exprimió en cercanías antes de irse a por
la espada. Le metió el acero en buen sitio y cayó pronto el animal. Oreja.
«Caracorta II” se
llamaba el cuarto de la tarde, segundo del lote de Rafaelillo, número 10, negro
salpicado nacido en enero de 2013. Derribó a Juan José Esquivel en la primera
vara, dando espectáculo en las siguientes. Al quite entró Lamelas. En un
capotazo solamente dejó José Mora colocado al toro para que entrase Álvaro
Oliver, clavando con facilidad. El tercero de la cuadrilla, Pascual Mellinas,
al que le cortó. Solventó con facilidad en el tercer par Oliver. Huyendo de la
muleta se mostró el animal tras el brindis al público de Rafaelillo. No tuvo
opciones de lucimiento el murciano, que lo intentó ante un animal reservón, con
tranco corto y para nada entregado a la lucha. Problemas a la hora de entrar a
matar para Rafaelillo, que a punto estuvo de prenderlo y le deshiló la
taleguilla. Silencio.
«Burgalés”, negro bragado y meano herrado con el número 21
era el quinto de la tarde, un astado con 550 kilos con las manos más largas que
sus hermanos. Antonio Prieto picó a un animal que le protestó en el peto. Por
zapopinas fue el quite de Gómez del Pilar, resolviendo con desparpajo en la
misma cara del toro. Fernando Téllez lidió al animal. Se le arrancó de lejos en
el primer par el de Dolores a Juan Navazo, entrando después Niño de Santa Rita clavando
un solo par. Bueno fue también el tercer par de Navazo, muy aplaudido por la
plaza y obligado a saludar. A más fue la embestida humillada del animal en las
dos primeras tandas por la mano derecha de Lamelas, que le tomó muy bien el
pulso sin pegarle tirones al de Dolores. Acompasando la embestida, llevando
cosido al hocico la muleta, consiguió la conexión con Madrid. Con la mano
izquierda fue otro el toro, con tendencia a reponer más y quedarse más corto,
queriendo irse de la suerte. Con mucha verdad, tras metisaca, se tiró Lamelas,
dejando un estoconazo.
Le aguantó de nuevo una barbaridad Gómez del Pilar en la
portagayola al sexto de la tarde, que salió suelto y debió darle la cambiada
cuando ya llevaba unos metros avanzados barbeando las tablas. El Patillas picó
a un animal al que le dio muchísima suavidad José Antonio Carretero con un
capote de auténtica seda. En falso pasó Manuel Macías en el primer encuentro. Se
dolió mucho en banderillas, pero no tuvo la misma condición en la muleta.
Porfió el toledano pero no pudo tocar el pelo de la salida a hombros.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. 26ª de la feria de San Isidro.
Corrida de toros. Tres cuartos de entrada.
Seis toros de Dolores Aguirre, grandones pero escurridos y con mucho bulto y escaso remate. Sin raza ni franqueza el áspero y deslucido primero; manso defensivo el díscolo segundo; humillado y profundo el exigente y buen tercero, que se rajó; manso y a la caza el zorrón cuarto; pasador sin fondo y aburrido el manso quinto, aplaudido; exigente con fondo el correoso sexto.
Rafaelillo, silencio y silencio.
Alberto Lamelas, silencio tras aviso y ovación.
Gómez del Pilar, oreja tras aviso y silencio.