MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: @LaPlazaMexico
La presencia de los Hermoso, padre e hijo, llenaba el último cartel de la Temporada Grande en La México, donde Pablo y Guillermo compartían cartel con Arturo Saldívar y José María Hermosillo para lidiar un encierro con los hierros de Los Encinos, Santa Fe del Campo y Barnaldo de quirós.
El toro de la ceremonia, con el hierro de Los Encinos, no le puso fáciles las cosas a Guillermo Hermoso, que tuvo que aplicarse al máximo para sobreponerse a la condición mansurrona y parada del animal. Fue con Donatelli con el que alcanzó la faena su cénit, dejando llegar mucho al animal a la grupa, dando el pecho y ajustándose en las carreras, pasando con mucha torería. También el veterano Pirata cumplió con su cometido en las cortas y en el par a dos manos que precedió al lastimoso pinchazo que le hizo perder premio. Silencio.
Al castaño segundo, de Bernaldo de Quirós, supo encelarlo Pablo Hermoso tras el primer rejón, que fue suficiente para fijar al animal y su codiciosa embestida. Porque no tardó en surgir el toreo sin prisa y con el temple del magisterio, sin un mohín de crispación. Faena de serenidad y de profundidad con Dalí, protagonista de un trasteo que marró con el rejón definitivo, escuchando palmas.
El tercero fue un toro bravo, exigente y desbordante para cualquiera que no anduviese a la altura. Pero sí lo estuvo Arturo Saldívar, siempre asentado y siempre exigiendo por abajo que no se le subiera a las barbas. Ralentizado el trazo en ocasiones, tuvo ritmo y tuvo emoción la faena, que se premió con una oreja tras la estocada.
Lo mejor de José María Hermosillo en la noche capitalina fue la entrega, y así se desempeñó desde el inicio, con largas cambiadas para que no hubiese dudas. Tal vez un punto acelerado por la responsabilidad, fue Hermosillo torero de buscar siempre más y de dibujar con intención los muletazos ante la embestida despaciosa y enclasada del animal de Santa Fe. Pero no funcionó la espada con brevedad y escuchó silencio tras dos avisos.
Lo mejor de la faena al quinto, de Los Encinos, fue la tremenda facilidad lidiadora de Pablo Hermoso, quien le construyó una faena interesante a un animal de escaso celo y casi nulas posibilidades para hacer el toreo, por eso se llevó una ovación.
En el sexto acto se vivió un momento de flaqueza en la plaza, porque llegó un momento de confundir el genio defensivo del animal en las telas de Saldívar con la bravura, y hasta se llegó a pedir un indulto que hubiese sido sonrojante. Arturo sacó los arrestos de torero veterano y el orgullo torero para someter el alubión de arreones de un manso que cantó su cobardía en numerosos pasajes de la lidia. Lástima que la espada tardase en cumplir con su misión, porque no tuvo premio la buena labor del mexicano.
Sí la tuvo, sin embargo, la de Guillermo Hermoso de Mendoza con el séptimo, un toro de Los Encinos que sacó ritmo y cadencia para que el toricantano desplegase su tauromaquia. Fueron las hermosinas a lomos de Disparate, saliendo por los adentros y dejando llegar los pitones muy cerca, y las cortas con Pirata, de mucha vibración, fueron el prólogo a la concesión de la última oreja de la Temporada Grande.
Porque no le dio para ella a José María Hermosillo tras la vibrante faena al octavo, un trasteo de mucha entrega y valor que no se coronó con los aceros, si bien se vio en la plaza la intención y las ganas del mexicano, que lo puso todo en la arena.
FICHA DEL FESTEJO
Monumental Plaza México. Décimo octava y última corrida de la Temporada Grande. Festejo mixto. Dos tercios en el numerado del tendido.
Toros de Los Encinos, Santa Fe del Campo y Bernaldo de Quirós. Rajadito y parado el primero; codicioso y con ritmo el segundo; bravo el tercero, premiado con arrastre lento; de lentitud y claridad en la embestida el cuarto; sin celo ni entrega el quinto; geniudo y defensivo el manso sexto; con ritmo y voluntad de embestir el séptimo; manejable el octavo.
Pablo Hermoso de Mendoza: palmas y ovación.
Arturo Saldívar: oreja y palmas.
José María Hermosillo: silencio tras dos avisos y
Guillermo Hermoso de Mendoza (que confirmaba alternativa): silencio y oreja.