Este 2 de agosto, la plaza de toros de Estella vivía una jornada histórica con nombre propio: Guillermo Hermoso de Mendoza se encerraba en solitario ante seis toros de distintas ganaderías, en la que era la primera gesta de estas características en su joven pero consolidada trayectoria. El festejo no solo suponía un hito personal, sino también un acontecimiento taurino de gran relevancia para Navarra, al celebrarse en la localidad natal del rejoneador. Y lo cumplió con creces, ya que dio una tarde de dimensión y buen toreo.
Con este gesto, Guillermo seguía los pasos de su padre, el maestro Pablo Hermoso de Mendoza, y lo hacía precisamente en el lugar donde debutó como profesional. La fecha, cargada de simbolismo, reflejaba la madurez, la ambición y el arraigo del rejoneador navarro, que ha querido que este desafío se produjera en su casa, frente a su gente, y en un escenario que forma parte esencial de su historia.
El joven rejoneador se encerró con toros, por este orden, de Romao Tenorio, de vuelta al ruedo en el arrastre, al que selló una importante obra; Hermoso de Mendoza, al que dejó momentos de mucha emoción y logró pasearle dos premios; Benítez Cubero, con teclas, al que se impuso en una faena vibrante en la que el acero entró certero y logró desorejar; Rosa Rodríguez y El Capea en cuarto y quinto lugar, a los que selló dos obras de entrega y mucha verdad en los embroques, pero el acero no entró, y San Pelayo, que fue un cierre soñado, en una obra cumbre en la que paseó los máximos trofeos como cierre de una tarde de dimensión y buen toreo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Estella (Navarra). Corrida de rejones. Lleno.
Toros, por este orden, de Romao Tenorio, de vuelta al ruedo en el arrastre, Hermoso de Mendoza, Benítez Cubero, Rosa Rodríguez, El Capea y San Pelayo.
Guillermo Hermoso de Mendoza, en solitario: oreja, oreja, dos orejas, palmas, ovación y dos orejas y rabo.