JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA:
LUIS SÁNCHEZ-OLMEDO
Seis
toros de José Luis Pereda eran la materia prima ganadera este lunes para la
decimonovena de San Isidro. Morenito de Aranda, Iván Fandiño y Gonzalo
Caballero hacían el paseíllo a las 19 horas.
«Viajero”,
número 126, era el primero de la tarde, muy en el tipo del hierro de José Luis
Pereda, al que Morenito de Aranda saludó encajado a la verónica. Francisco José
Quinta fue el encargado del tercio de varas en primer lugar frente a un animal
que mostró bravuconería en el primer palo y luego llevó en todo momento la cara
alta en la segunda entrada. Por chicuelinas fue el quite de Iván Fandiño ante
un animal que seguía sin emplearse. Magistral José Antonio Carretero dirigió la
brega, entrando Manuel Zamorano por delante con desparpajo y Pascual Mellinas
en segundo lugar. Le faltaba esa chispa de tirar hacia adelante al toro,
siempre con la cara por las nubes y con los pitones por encima del
estaquillador. No humillaba para nada. Morenito lo intentó por ambas manos sin
lucimiento final. Mató como pudo a un animal que no humilló. Silencio.
«Arocheno”
se llamaba el segundo de la tarde, castaño, cinqueño con 508 kilos de peso, con
el que no dejó lucimiento de salida Fandiño. Entre las protestas del público,
que protestó la presentación del toro de salida, Juan Melgar picó a un animal
que perdió las manos antes de entrar al jaco. Efectivos y rápidos, sobre todo,
anduvieron los hombres de plata del vasco. Tras brindar al ganadero en el
callejón, comenzó faena por cambiados en los medios ante un toro que transmitió
y se vino arriba, encastándose su condición a más muy propia del Núñez. Le
arrancó algunos muletazos por ambas manos pero sin lograr el acople que enamora
a Madrid. Fue un toro que no tiró la toalla en ningún momento y, aun con sus
teclas, podría haberse sacado fruto de él. Transmisión y fijeza de principio a
fin. Por bernadinas finiquitó para, espada en mano, dejar una estocada trasera
y tendida al encuentro en el momento en el que se le arrancó el toro con
viveza. Ovación con división.
«Panadero”
se llamaba el tercero, de José Luis Pereda, número 66, animal al que Gonzalo Caballero
saludó a la verónica destacando la buena media. Agustín Navarro se encargó del
tercio de varas del animal, que mostró un tranco frío. Bien meció los brazos
Morenito de Aranda a la verónica. Miguel Martín fue el lidiador de ese toro, al
que le tuvo que corregir los defectos fríos que el encaste Núñez lleva a cabo
en los primeros tercios. Mejor en la ejecución que en la colocación pareó Curro
Robles, entrando en segundo lugar Pablo Delgado dejando un par delantero. Muy atrás
cayó también el tercer par de Robles. Al cielo fue el brindis de Caballero, que
comenzó directamente faena a un toro huidizo hacia las tablas y que no le puso
las cosas fáciles. Por ambas manos pasó el toro sin decir nada, andando
voluntarioso el torero de Torrejón. Mató de estocada que tiró al animal sin
puntilla.
A la
puerta de chiqueros se fue Morenito de Aranda a recibir al segundo de ssu lote,
un toro que salió frío y desentendido del movimiento y desistió de recibir la
larga cambiada, por lo que el burglaés optó por darle verónicas. Al filo de las
fuerzas se mostró el toro en el caballo de Héctor Piña, que midió sus fuerzas,
siendo rápidos los hombres de plata ante la lidia eficaz de Manuel Zamorano. Al
cielo brindó Morenito, arrancándosele de largo del animal de Pereda. Debió
aguantarle muchísimo Morenito de Aranda a un animal al que no se cansó de buscar
entre la falta de fuerzas. Dos tandas con garbo hicieron que sacar a relucir su
toreo, destacando un cambio de mano y la conexión cruzándose en la misma cara
del animal. Prosiguió intentándolo en el final de trasteo, finiquitando por
ayudados. Mató mal.
«Petanco”
llevaba por nombre el quinto de la tarde, un animal al que Fandiño recibió a
portagayola en la puerta de chiqueros. No tuvo conexión el animal ni dijo nada
en el tercio de varas que protagonizó Rafael Agudo, incluso tirando coces tras
las suertes. Diego Ramón Jiménez, de azul y azabache, entró por delante no
clavando el par, siendo efectivos en los siguientes embroques los de plata ante
un toro que se dolió en este tercio. Al público fue el brindis de Fandiño. En
el momento en el que tocaba los trastos, el toro se descomponía y tiraba
cornadas al aire, pegando gañafones que no hacía nada fácil estar en su cara.
Fue ese el defecto del trasteo del de Orduña: que le tocase los trastos el de
Pereda. Con voluntad pero sin lucimiento final prosiguió el trasteo, matando
bien.
El
sexto llevaba por nombre «Agrio”, el más pesado de la tarde con 610 kilos de
peso. Curro Robles dio toda una lección plateada parando al gordo sexto cuando
se fue al caballo que guardaba la puerta. Finalmente recibió la vara en el
caballo que montaba Manuel José Bernal. Buenos pares dejó Miguel Martín, que no
terminó de saludar al no cuajar la ovación. De lejos se le arrancó a los mismos
medios de la plaza el toro de Pereda a Gonzalo Caballero, que lo recibió por
una serie de derechazos. Mantuvo la emoción el toro durante toda la faena, no
tirando la toalla el astado onubense ante un torero que dejó muletazos sueltos
pero los pasitos y los enganchones deslucieron la labor, que no terminó de
conectar para obtener premio en el tendido. En el sitio entró la espada, tardando
en caer pero dando una vuelta al ruedo el animal.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza
de toros de Las Ventas. Decimonovena de San Isidro. Corrida de toros. 16294
espectadores.
Seis
toros de José Luis Pereda.
Morenito de Aranda, silencio y silencio.
Iván Fandiño, ovación y silencio.
Gonzalo Caballero, ovación y vuelta.