Diego Urdiales, Alejandro Talavante y Ginés Marín trenzaban el paseíllo con la corrida de Jandilla-Vegahermosa en la tarde de este martes en Pamplona. A las seis y media arrancaba el paseíllo.
Digna y garbosa actuación de Diego Urdiales frente al primero de Vegahermosa que merecía premio
“Selvalimpia” se llamaba el primero de la corrida, un animal serio y musculado, con cuello y buena expresión al que Diego Urdiales dejó luego momentos de temple capotero. Torerísimas las chicuelinas con las que dejó el toro en el caballo y la garbosa media. Al público fue el brindis del riojano ante un animal con duración pero que no terminó de romper porque se pareció lastimar tras el tercio de banderillas. Urdiales dejó series con garbo y su personalidad acusada por ambos lados, especialmente por la diestra. Hubo instantes de sabor e impresión estética… pero se quedó sin premio a pesar de la petición tras despenar al de Vegahermosa de una estocada.
Explosivo inicio de faena de Talavante ante el segundo… pero se diluye la obra y además la pincha
Muy suave el trato capotero de Alejandro Talavante al segundo de la tarde, un animal también serio con las puntas hacia arriba que no iba sobrado de fuerzas en los primeros tercios de la lidia y al que cuidaron los hombres de plata del extremeño. Al público fue el brindis de Talavante, que inició obra con una arrucina por la espalda, siguiendo ese prólogo de hinojos llevándose el olé de las peñas. Tuvo repetición el animal y retazos de calidad, pero no llegó la rotundidad en la obra ante el flojo animal; sí hubo momentos aislados sueltos. Fue silenciado tras no acertar con el acero.
El palco no concede la merecida oreja de Ginés Marín en el tercero
Hubo petición para Ginés Marín en el tercero, no atendida por el palco, un animal serio de estampa pero bajo al que saludó con buenas verónicas; hizo cosas buenas ya en sus telas y en el caballo de su padre, Guillermo Marín, aunque salía suelto. Basó en la mano derecha la primera parte de una faena en la que daba un pequeño tornillazo a la salida del muletazo, pero se sobrepuso a ese defecto con firmeza el extremeño. También al natural le robó momentos de mucho gusto, y las manoletinas finales junto con la gran estocada propiciaron la petición sin premio.
El toque sutil de Urdiales se impone al cuarto
Salía suelto el segundo del lote de Urdiales, un alto cuarto. Por ayudados inició faena el riojano, que se sacó a dos manos al animal a los mismos medios. Sobre todo, destacó la sutilidad y la suavidad en los toques de Diego, que intentó poner orden en la falta de humillación del animal, que a partir del embroque salía con la cara por arriba. Muy firme Urdiales, que dejó series de mérito por la derecha. Epilogó obra por doblones, pero la espada dejó todo en silencio tras aviso.
El ”Rufián” quinto, un toro bravo
Bajo pero serio era el quinto, un animal al que dejó momentos de buen toreo por chicuelinas Ginés Marín en el quite. Los mejores momentos de la obra de Talavante llegaron por el pitón izquierdo ante un animal humillador, codicioso, noble y repetidor que se ganó al tendido de sombra, que especialmente supo apreciar la buena condición de uno de los toros candidatos a ser los animales más bravos de la Feria del Toro. El final de faena fue por manoletinas, dejando una estocada un punto tendida -saliendo trastabillado tras la suerte suprema- pero marró con el descabello, lo que evitó el premio. Dio la vuelta al ruedo Talavante y el animal fue aplaudido en el arrastre.
Marín se impone al natural ante el deslucido sexto
Buenas verónicas dejó al sexto Ginés Marín, un animal que quiso humillar de salida y que se dejó pegar en el caballo, aunque lo cuidó el extremeño. Al público fue el brindis del joven diestro, que se puso de verdad al natural, aguantando los derrotes del astado, deslucido. Lo despenó de una estocada.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Pamplona. Octava de la Feria del Toro. Corrida de toros. Lleno.
Toros de Jandilla-Vegahermosa.
Diego Urdiales, ovación y silencio tras aviso.
Alejandro Talavante, silencio y vuelta al ruedo tras aviso.
Ginés Marín, ovación tras aviso y silencio.
FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ