El novillero Jorge Molina resultó zarandeado aparatosamente por el primer novillo en la final del certamen Cénate Las Ventas, en unos instantes que no sólo se hicieron eternos para los espectadores, sino que hicieron temer porque el torero fuese herido, dada la naturaleza de la voltereta. Afortunadamente, todo pareció quedar en magulladuras y habrá que esperar al parte médico, una vez evaluado por los doctores.
Asó lo contó David Jaramillo en el avance de Cultoro:
Antes que saliera el noble primero las banderas ya anunciaban que el viento vendría a importunar más de una vez. No tardó me hacerlo, pues el capote de Jorge Molina rara vez pudo permanecer terso. De hecho, lo único lucido con el percal fue el quite de Christian Parejo por ajustadas tafalleras. No decía mucho el novillo, que iba y venía sin terminar de humillar, con nobleza suficiente para unos primeros muletazos templados y encajados de Molina. Pero sabiendo lo que se dejaba atrás, ralentizando su recorrido, como buscando el momento para colarse. Lo que hizo cuando Jorge ya había buscado el abrigo de las tablas. Fue un aviso para lo que vino después: Dos aparatosísimas volteretas, cuando ya le novillo descubrió lo que había tras las telas. Escalofriante. Un verdadero milagro que el pitón no entrara. Entremedias, dos derechazos de oro, por su concepción y lentitud. Era por el izquierdo por donde el novillo ya sabía arameo antiguo. La espada entró después del primer aviso y el descabello tumbó al novillo tras el segundo. Mérito de Molina, que obligó la salida de algunos pañuelos.