JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
La corrida monstruo llegaba a la plaza de toros de Cuenca para la tercera de la Feria de San Julán este lunes. Trenzaban el paseíllo Morante de la Puebla, El Juli, José María Manzanares y Roca Rey frente a un encierro de José Vázquez. A las seis y media en punto arrancaba el paseíllo con un cartel de No hay billetes que no se colgaba desde el año 2008.
De 528 kilos era el primero de la corrida, un animal que adoleció de falta de fortaleza de salida al que Morante no lució de capote. Animal al que ni quiso ver el torero de La Puebla tras una dura vara. No dejó siquiera una tanda en redondo. Pitos al toro en el arrastre y al torero como resultado de su actuación.
A pies juntos fue el recibo de Juli al segundo, animal con mejor son que el anterior y al que López fue paulatinamente gobernando en los trazos para terminar por cuajar una obra de altura por los dos lados. Mantuvo la humillación duradera el de José Vázquez, un astado que convenció a un matador que supo cómo aprovechar sus virtudes para lograr llegar arriba. Proposición de mano baja en la muleta de Julián, acierto en terrenos al cuajar la labor en los medios y exactitud en distancias a la hora de citar a un toro que pedía llamada de largo. Los circulares de finales de faena terminaron por convencer, pero un pinchazo evitó el doble premio. Oreja final a una obra de veterano.
Arrebatado fue el saludo de Manzanares al primero de su lote, un tercero de mas baja presencia y con movilidad en los primeros tercios. Aprovechó la condición del astado por el derecho el alicantino para ezprimirlo por ese lado en las dos primeras series en redondo. Más entonado al natural, fue por ahí por donde prosiguió labor un matador que vio cómo se le rajaba el oponente. Mató de estocada tras pinchazo y bajonazo. Ovación.
Devuelto fue el cuarto y en su lugar salió un sobrero de José Vázque también de nombre «Esquivo», animal del mismo hierro que cortó a las cuadrillas tras las verónicas iniciales de Roca Rey. Pasaron las de Caín los de plata porque salía como una bala el animal hacia el olivo a la salida de los pares. A los medios se fue a hacer faena el peruano, que propuso a diestras a un animal al que le quitó el vicio de las tablas. Ahí no se afligió el de Vázquez y también a zurdas fue tirando Andrés de su condición. Finalmente cantó la gallina y no se quedaba quieto el toro para matarlo, por lo que fue silenciado tras estocada defectuosa.
Aprovechó la inercia en tablas del animal quinto Morante para soplarle una decena de verónicas de más efectividad que brillantez. Por delantales fue el quite con una media que presidió una labor llena de poesía y valor del torero de La Puebla. Es precisamente esa la virtud escondida de uno de los matadores más valerosos y menos cantados en este campo de la historia. Porque en el querer va implícito el poder, y hoy el valor de José Antonio utilizó la composición estética que su faena supuso para convencer a través del arte. Y eso sólo los genios lo consiguen. Por eso el torero inicio para sacarlo de tablas, la parsimonia armoniosa de los compases por la derecha, la ilustración al natural del cigarrero y la entrega en un final de faena ya con la brava condición del de Vázquez venida a menos. Sabor añejo en los ayudados finales y estocada en lo alto. Aguantó el espadazo el animal antes de caer, algo aplaudido por un público que pidió las orejas. Dos con protestas fueron concedidas por el palco.
Ya de Capote puso expresión Juli frente al segundo de su lote, un animal que se entregó en los primeros tercios. Mentón en el pecho, silueta erguida y firmeza a pies juntos para conseguir el toreo en el inicio de faena. Con las yemas pulseando en el palillo le propuso la mano izquierda un torero que le bajo muchísimo el trazo al astado y que consiguió el perdón de la vida. Fue ahondando en su concepto ante la condición repetidora, humilladora, pronta y alegre de un animal con codicia y pleno de virtudes. No se cansó en su embestida para conseguir el perdón de su vida. Larga vida para «Aguamiel». Dos y rabo simbólicos para Juli.
Astifinos tenía los pitones el segundo del lote de Manzanares, un séptimo al que dejó algún compás aislado a la verónica. Muleta en mano, se sucedieron las tandas frente a un astado que seguía los trastos pero transmitía menos. Pinchó al astado y fue ovacionado. Animal descastado.
Alto era el octavo, animal que le hizo un extraño de capote a Roca Rey. Soso en su tranco fue un toro del que Roca Rey tiró con la mano derecha en los medios en las primeras series. Pero pronto cantó la gallina de un toro que se fue a tablas y en ese terreno tuvo que tirar de la condición del toro el peruano. Por la izquierda lo intentó pero tenía menos transmisión el de Vázquez. Espada en mano, dejó una estocada de la que tardó en caer. Ovación tras petición.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Cuenca. Tercera de la Feria de San Julián. Corrida de toros. Lleno de No hay billetes.
Toros de José Vázquez.
Morante de la Puebla, pitos y dos orejas.
El Juli, oreja y dos orejas y rabo simbólicos por indulto.
José María Manzanares, ovación y ovación.
Roca Rey, silencio y ovación.