El Juli, Juan Ortega y Roca Rey trenzaban el paseíllo este viernes en el Coso de las Palomas de Algeciras para la tercera de Feria, una corrida de toros que llevaba el hierro de Santiago Domecq. A las siete y media arrancaba el paseíllo.
Dice el refranero taurino que el hombre propone, Dios dipone y luego viene el toro y lo descompone, también pudiendo utilizarse eso de tarde de espectación, tarde de decepción. Fuera uno u otro el refranero hoy dieron en el clavo. Una corrida muy justa de presentación, medida de fortaleza, áspera y con la raza al mínimo dio al traste con las ilusiones de una afición que explotó y mostró su malestar en el quinto de la tarde. Antes de eso poco había pasado, salvo unos naturales sueltos al ralentí de El Juli al enclasado primero. Nada o apenas nada habíamos visto en cuatro capítulos infumables. Tras devolverse el quinto disfrutamos una faena muy torera de un Ortega que recuperó la sonrisa, fueron detalles, chispazos de un toreo tan personal como único. Si Juan fue todo caricia Andrés fue puro poderío, tiró de raza de figura para acabar sometiendo a un áspero animal de Santiago Domecq, la oreja que cortó previa a un pinchazo hicieron que no se fuera en volandas.
La espada deja en ovación una templada faena de El Juli al enclasado primero
Tuvo buena clase el primero de la tarde de Santiago Domecq, un animal al que poco a poco fue afianzando en la muleta el torero madrileño. Suave fue su recibo de capa, se le cuidó en el caballo para llegar a la muleta manteniendo su buen son. Comenzó a media altura abriéndole los caminos con muletazos genuflexos, siempre pulseando al animal y acariciado cada embestida. Un toro que pese a estar muy medido de fuerzas la quiso tomar siempre por abajo, colocando la cara y buscando los vuelos. Por el izquierdo lo llevó cosido en una tanda muy sentida. Bien es cierto que al animal le faltó mayor transmisión para que la mecha de la faena prendiera. Templada faena del madrileño que exprimió al toro hasta que este bajó definitivamente la persiana. Se atascó con los aceros y fue finalmente ovacionado desde el tercio.
Silenciado Ortega con el andarín y apagado segundo
Pocas opciones tuvo Ortega ante el andarín y apagado segundo, un animal que por su justeza de fuerzas y raza nunca se empleó en los trastos. Ortega lo cuidó con capotazos a media altura para más tarde ser su cuadrilla la que no apretase al animal. Juan buscó siempre colocarse en el sitio, toreando suave y buscando la media altura, pero el animal tendía a soltar la cara y no salirse del muletazo. Dejó algún muletazo suelto de acusada personalidad, pero el toro ya hacía tiempo que había cantado su condición. El público viendo que la faena no iba a tomar vuelo pidió que abreviara. Tras dejar un pinchazo y una estocada casi entera fue silenciado.
Silenciada la porfía de Roca Rey con el deslucido tercero
No tuvo clase alguna el terciado castaño que hizo tercero, un toro que gastó toda su viveza en los primeros tercios. Toro que peleó de forma desigual en el peto y que posteriormente acortó en banderillas. Roca buscó aprovechar las inercias del toro, pero este al llegar a la pañosa embestía por dentro y soltando la cara. Porfió el peruano cambiándole los terrenos, pero el toro tendía a reponer tras el muletazo. Decidió Roca apretar al animal en un final de faena que si llegó más a los tendidos; muleta en la cara para no dejarle pensar, esa fue la receta. Tras un pinchazo y pinchazo hondo tuvo que usar el estoque de cruceta siendo finalmente silenciado.
Ovacionado El Juli con otro cuarto que no rompió
Tampoco valió el que hizo cuarto, un colorao de Santiago Domecq que nunca quiso romper hacia adelante. Entre la justeza de fuerzas y la falta de casta del animal la faena nunca tomó vuelo. Porfió el madrileño pero sin demasiada convicción en muletazos a media altura a los que la faltó mayor ajuste. El público pidió que abreviara tras ver que la faena no iba a ningún sitio. Mató de estocada efectiva saludando desde el tercio.
Escándalo público en el quinto: devuelven un toro justo de presencia por presión popular sin que tampoco mostrase falta de fuerza
En el quinto vimos nunca visto, se obligaba a devolver al de Santiago Domecq sin que este evidenciara una alarmante falta de fuerzas. Se unieron un cúmulo de cosas, entre el poco juego de los toros hasta el momento, la justeza de trapío de la corrida el público acabó cabreandose, no ayudando tampoco que se castigara en exceso a un toro que tampoco hizo cosas buenas en los trastos. Volaron algunas almohadillas al ruedo, viéndose obligado el usía a devolver el toro ante un posible altercado público.
Oreja al personal toreo de Ortega ante el noble sobrero que hizo quinto
Tras todo lo vívido con la devolución del quinto salió en su lugar un astado bastito de hechuras que tampoco se deslizó en el capote de Ortega. Lo brindó al respetable Juan para apaciguar algo las aguas, pero aquello que acabó de meter al público de nuevo en la corrida fue el torero inicio que realizó junto al tendido 3. Ortega apostó por el de Santiago Domecq dejándosela siempre puesta y tirando del astado. Todo lo quería por bajo, de no ir enganchado se desordenaba y punteaba el engaño. Ortega lo pulseó en muletazos marca de la casa, intentando vaciar el muletazo por debajo de la pala del pitón pese a que este no acabó de entregarse. A zurdas con el toro a menos dejó muletazos sueltos de fino trazo, eso sí, sin ligazón. Siempre dándole los frentes fue poco a poco saboreando los muletazos que le quedaban al noble astado. No fueron muchos pero tuvieron armonía. Acortó las distancias algo que al animal no le gustó, sintiéndose siempre más cómodo en la media distancia. Faena intermitente en la que el sevillano pudo paladear el toreo en muletazos sueltos. Mató de estocada algo tendida y paseó la primera oreja de la tarde.
Oreja al poderío de Roca Rey ante el geniudo y reservón sexto
Se movió en los primeros tercios el que hizo sexto, un animal que pese protestar cuando se le sometía albergaba posibilidades en la muleta gracias a la gran lidia dada Chacón. Un tercio de banderillas en el que se desmonteró Javier Ambel por dos pares de gran exposición. Comenzó faena pegado a tablas con muletazos por alto sin castigar al toro, todo ello rematado con un templadísimo pase de pecho. Pero fue un espejismo, el animal una vez sacado al tercio siempre buscó la embestida en línea. Pese a tener prontitud en el cite siempre se arrancaba midiendo; entre eso y el molesto aire su porfía no caló en los tendidos en esa fase de la faena. Todo lo hizo Andrés a media altura, sin obligarlo, pero el toro no ayudó lo más mínimo. A zurdas el animal también tendió a picar por dentro, esta vez a partir del tercer muletazo. A base de quietud y mando fue sacándole los muletazos a un toro que estaba loco por levantarle los pies del suelo. Acertó en empapar de muleta y tirar del astado, siempre tirando la moneda ante un ejemplar que acabó podido y sometido. Se metió entre los pitones en un final de faena de gran compromiso. La gente estaba con Andrés pero pinchó en hueso antes de dejar una estocada de rápido efecto. Sonó un aviso, algo que no fue óbice para que le fuera otorgada una oreja pese a la insistencia de un respetable que pidió la segunda.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Palomas, Algeciras, Cádiz. Tercera de Feria. Corrida de toros. Tres cuartos de entrada.
Toros de Santiago Domecq. De discreta presentación dentro de su desigualdad. De buen ritmo y temple el enclasado pero medido de fuerzas primero; bajo de raza el soso y deslucido segundo; con movilidad engañosa el desrazado y ‘esaborío’ tercero; medido de fuerza y raza el descastado y soso cuarto; con genio el reservón quinto; de cierta nobleza y buen ritmo el manejable quinto bis; de movilidad díscola el geniudo y reservón sexto.
El Juli, ovación en ambos.
Juan Ortega, silencio y oreja.
Roca Rey, silencio y oreja.
INCIDENCIAS: Gran lidia de Antonio Chacón al sexto de la tarde. Se desmonteró Javier Ambel también en el cierraplaza.
FOTOS: JUAN ANDRÉS VIEDMA – ANFT