MARCO A. HIERRO /
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
A las siete en punto
de la tarde arrancaba el paseíllo en la primera plaza del mundo con una
novillada de Gabriel Rojas –en sustitución de la rechazada de Castillejo de
Huebra por el equipo veterinario-. Hacían el paseo menor los novilleros Juan
Miguel, Daniel Crespo y Diego Carretero.
Muy distraído salió a
la plaza el primero, entre protestas por lo cerrado de los pitones, aunque con
la cara más abierta hubiera sido un tío el de Rojas. Y repitió el animal
mientras hubo gobierno que le guiase la voluntad, pero no fue siempre, y la
noblona arrancada, que auguraba más toreo, la desaprovechó Juan Miguel errando
en colocación y distancia. Resultado, novillo parado y faena a menos. De nada
sirvieron el par de naturales limpios que le dejó el novillero, que falló con
el acero y escuchó silencio.
Más voluntad que
brillo tuvo el saludo capotero de Daniel Crespo al segundo, que embistió con la
cara natural en las chicuelinas tropezadas del quite. Lo mismo le hizo a Diego
Carretero en su turno. Con la muleta le faltó estructura a Crespo, que le
instrumentó en el tercio la faena cuando demandaba el utrero que lo sacasen más
fuera. Solo en dos series de mano diestra encontró el gobierno, para trazar
mejor. A la primera voló la espada, antes de escuchar ovación tras aviso.
Con solvencia y con
gracia lanceó Carretero al tercero, que repitió con ritmo las arrancadas y
obedeció en un viaje que no fue boyante pero sí franco. Derribó el animal al
penco con facilidad y empujó en una segunda vara en la puerta. Ceñidísimo fue el
quite por gaoneras de Juan Miguel, airosamente rematado con revolera. Y tuvo
quietud, firmeza y ritmo Diego con el novillo con más transmisión hasta el
momento. Supo darle distancia, embarcarlo con acierto y asentarse mucho del
segundo muletazo en adelante, con la muleta siempre en la cara para azuzarle el
celo. A menos se le vino el trasteo cuando dejó que se le metiese en tablas, y
el fallo con el acero dejó la valoración en silencio tras aviso.
Con tafalleras en los
medios tuvo que recoger Juan Miguel la vuelta del distraído cuarto, en un
saludo dubitativo y con más apuros de la cuenta. Durísimo fue el primer puyazo,
con el toro empujando con fijeza. Dejaron que llegase al caballo de la puerta
para darle duro de nuevo allí. Y conservó el brío y la importancia cuando llegó
a la muleta, para no perdonar el liviano inicio de Juan Miguel, sin imponerse a
la exigencia antes de intentar el toreo. Dos volteretones se llevó el chaval,
que no pudo continuar la lidia tras el segundo y pasó a la enfermería. Daniel
Crespo se hizo cargo de la muerte del animal con muchas complicaciones.
Abanto salió el
melocotón sexto, más serio de cara, que salió quinto por el cambio de turno
para arrebatarle el capote a Carretero en el saludo. Topó en el peto y echó la
cara arriba, con signos visibles de falta de fuerza. Volvió a mostrar firmeza y
quietud el novillero en una labor asentada con un novillo exigente que no
permitió errores. Está bisoño aun Diego, pero asienta las plantas y tiene valor
y sentido para superar los problemas que le puso el áspero melocotón. Una
estocada al segundo intento le valió una ovación.
El paletón y
destartalado sexto embistió descompuesto y a oleadas en el capote de un Crespo
que lo pasó mal percal en mano. Arrancó de lejos al caballo el animal,
descompuesto y de costado en el primer encuentro, más de frente en el segundo,
con más poder que fijeza. Y sirvió en la muleta mucho más de lo que le valió a
Crespo, que volvió a dudar ante la embestida con un punto de crudeza que nunca
superó. Anduvo mucho rato en la cara, buscando la forma de meterle mano sin
llegar a entenderlo en la zona de los medios y sin hacerse con él hacia tablas,
donde sacaba el genio el chorreao. Mató con brevedad y escuchó ovación.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las
Ventas. Ciclo de novilladas picadas estivales. Un cuarto de entrada.
Seis novillos de Gabriel Rojas: noblón y repetidor el buen primero, humillado y obediente el manejable segundo, emotivo y repetidor el interesante tercero, con brío, codicia y exigencia el bravo cuarto, exigente y áspero el melocotón quinto,
Juan Miguel, silencio y herido,
Daniel Crespo, ovación, silencio en el que mató por Juan Miguel y ovación.
Diego Carretero, silencio tras aviso y ovación.