HARO (LA RIOJA)

La alegría de Fandi y el hieratismo de Castella se van a hombros


sábado 11 junio, 2016

Se lidió un variado encierro de Valdefresno ante el que nada pudo hacer un encajado Diego Urdiales frente al primero, viéndose imposibilitado ante el nulo cuarto

Se lidió un variado encierro de Valdefresno ante el que nada pudo hacer un encajado Diego Urdiales frente al primero, viéndose imposibilitado ante el nulo cuarto

ISABEL
VIRUMBRALES

La
tradicional corrida de toros de primavera acogía esta tarde la localidad
riojana de Haro, en la que el paisano Diego Urdiales, el granadino David
Fandila «El Fandi” y el francés Sebastián Castella hacían el paseíllo. A las
seis en punto arrancaba la función en el coso, en el que un encierro de
Valdefresno era la materia prima.

El primero
salió galopando a ritmo cansado, sin querer ver las telas. Diego Urdiales le
recetó los primero lances con mucha sutileza, cuidando al burel ante la
aparente falta de fuerza que marcó nada más pisar el albero. No se empleó en el
caballo, destacando posteriormente en banderillas «El Víctor» dejando
dos pares ejecutados como mandan los cánones. En la muleta Urdiales robó
muletazos a un Valdefresno que hacía por rajarse al salir de cada pase.
Derechazos con tempo, al ralentí, de riñones encajados. La izquierda de
Urdiales firmó momentos de trazo largo y barbilla encajada. Saludos desde el
tercio tras una faena emborronada con los aceros.

Fandi comenzó
su actuación en Haro con dos largas en el tercio, pronto llevando el toro al
encuentro del caballo galleando por chicuelinas. Los tendidos se pusieron en pie en el tercio
de banderillas, marca de la casa. Con la muleta buscó la vuelta a otro astado
que hacía por marcharse a tablas a la primera de cambio. Faena basada en la
mano de derecha, con muletazos muy jaleados por el respetable. Estocada un poco
caída pero muy certera. El toro de Valdefresno cayó rodado y los tendidos se tiñeron
pronto de blanco.

Sebastián
Castella recibió a su primero lanceando con gusto a la verónica, para recetar
al toro un breve encuentro con el caballo y tercio de banderillas un tanto
desordenado. Disposición, es la palabra que resume la faena firmada por
Castella ante un Valdefresno con poco fondo y nula transmisión. Además, el
astado presentaba una embestida un tanto incomoda, pegando un tornillazo al
final de cada muletazo. El francés lo intentó por ambos pitones, buscando en
todo momento el sitio. La faena no terminó de coger vuelo, marrando el de
Béziers con los aceros y su labor siendo silenciada.

El
cuarto de la tarde fue, hasta el momento, el más deslucido del encierro. Un
toro protestón que no quiso ver en ningún momento la muleta de Urdiales. La
mirada siempre por encima del palillo, parones y la cara por arriba en todos y
cada uno de los muletazos que el diestro arnedano intentó recetarle. Bien es
cierto, que este cuarto fue el que más pelea ha querido en su encuentro con el
picador, pero solo quedó eso. La de no querer fue su actitud en toda la lidia. Silencio
tras estocada casi entera y golpe de verduguillo.

El Fandi volvió en el quinto a meterse al
público en el bolsillo. De salida recibió con un ramillete de verónicas a un
astado de buen tranco. Realizó un quite por chicuelinas y el estallido de la
plaza vino en banderillas: cuatro pares, ni más ni menos, dejó el diestro al
manejable cuarto. Desde el estribo, desde el tercio, de fuera a los adentros y
por supuesto un par al violín. Con la
muleta falló en varios momentos la colocación, además del planteamiento de los
terrenos. Mucha cantidad y poca calidad,
el público se volvió loco y pidió los trofeos. La presidencia no imprimió
cordura y sacó de una vez los dos pañuelos blancos que concedían al diestro las
dos orejas, muy protestadas en la vuelta al ruedo. Pitos al palco.

 

Después del sí pero no de los trofeos
concedidos a «El Fandi», salió el sexto de Valdefresno y enseguida
quiso ir a por las telas. Castella, esperaba firme, con los pies asentados y el
compás abierto para presentarse ante él.
La verdad es que en el caballo no quiso pelea. En la muleta se desplazó
mientras que Castella firmó una faena que fue de más a menos. Mucho empaque con
la diestra, sitio, dejándole reponer y muletazos largos. En el toreo al natural
también también firmó bellos parajes impregnados de ese valor sereno con el que
cuenta el torero galo. Manoletinas antes de perfilarse para la suerte suprema y
dejar una estocada entera. El público volvió a vestir de blanco los tendidos y
de nuevo el presiente volvió a sacar dos pañuelos a la par.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza
de toros de Haro, La Rioja. Tradicional corrida de toros de Primavera.

Seis
toros de Valdefresno.

Diego Urdiales, ovación y silencio. 

David Fandila «El Fandi”, oreja y dos orejas. 

Sebastián Castella, silencio y dos orejas.