Las leyendas son eso, leyendas. Se creen o no; se le respetan o no; se le rinden culto o meramente se mueren en el recuerdo de quien las vivió. Y Fino es una de ellas.
El que trazó hoy en Córdoba diez verónicas de Califa. Sin placa pero de Califa. Diez sentencias para quienes lo daban por muerto. Diez poemas de la leyenda que fletaba aviones a México de novillero. Diez verónicas que no se recordaban en este ruedo hasta que Garzón ha obrado el milagro de volverlo a anunciar. Diez versos para una leyenda que la creerán sólo quienes lo vieron, porque la magia de las tardes sin televisión tienen eso: que sólo 3.000 fueron los privilegiados de sentir lo que la patata de Juan avivó hoy en casa.
Ya se presentía en las calles de Córdoba cuando el alba rompió el silencio de la noche que hoy, tres décadas después, era su día. Ya olía a Manolete el adoquín de la Mezquita; ya sentía a Joselito, 101 años después, la plaza que no lo vio pero sí le reza a la religión del Rey y del Monstruo. Con el respeto del último Califa oficial, que dejó el Almodóvar del Río de su rutina atraído por un Juan Serrano que le brindó su segunda obra.
Porque fueron de leyenda las verónicas que recetó Finito al tercero: a cámara lenta los lances a pies juntos que iniciaron la serie, abriendo el compás con una increíble parsimonia y personalidad los siguientes lances y un monumento una media que puso en pie a un tendido absolutamente entregado a un torero único. Intentó replicar Morante a ese recibo pero el toro se le cayó y no lo completó. Tras ello, saludó la torería de Rafa Rosa antes de que, de cordobés a El Cordobés, fuese el brindis de Finito, ya que a Manuel Benítez dedicó la muerte de su toro Juan Serrano. Pero el animal no podía consigo y arruinó la obra del matador. Una auténtica lástima.
De leyendas sabe un Morante cuyo ying yang venía de hacer el toreo y torear una bronca en Vistalegre. Y entendía que hoy su responsabilidad era mucha, por eso brindó este primer toro de su lote al empresario José María Garzón en uno de los momentos más emotivos de toda la Feria de Córdoba. Dirigiéndose a las tablas, el torero cigarrero entabló una breve pero intensa charla con el empresario de Lances de Futuro antes de hacerle frente a su oponente por haber echado hacia adelante la primera feira de primera categoría de la temporada y por haber sido la plaza de este calibre que abrió únicamente en el año 2020. Tras ello, José Antonio construyó una breve pero intensa labor llena de momentos geniales y toreo añejo, sobre todo en los remates de serie. Basó la primera parte del trasteo en la diestra y, de uno en uno, lució posteriormente su concepto al natural ante la calidad a menos del de Juan Pedro. Antes, saludó a ese toro con un ramillete de media docena de verónicas que ya encendió el alma del tendido, sobre todo tras la monumental media.
Lo demás, gritos contra la ruinosa corrida de Juan Pedro inclusive, fue igual de efímero que lo antes narrado, pero no entrará a formar parte de la leyenda. Esa que Fino rememoró hoy en Los Califas con Benítez como padrino y aquellos que fletaban aviones para seguirlo de novillero como testigos de su eterno toreo de capa.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Los Califas, Córdoba. Tercera de Feria. Corrida de toros. Lleno de No Hay Billetes en el aforo permitido.
Toros de Juan Pedro Domecq. Correctos de presencia. Con poca fuerza que usó para defenderse el serio primero; de calidad muy a menos la del segundo; sin fuerza alguna el mortecino tercero; Pitado también en el arrastre el parado cuarto bis; También entre alfileres la fuerza del quinto;
Juan Serrano “Finito de Córdoba”, silencio, ovación y ovación tras aviso.
José Antonio “Morante de la Puebla”, ovación, silencio y