TEXTO: JUAN GUILLERMO PALACIO / FOTO: DIEGO ALAIS
Gracias a su resolución, el torero francés Sebastián Castella sacó adelante la cuarta corrida de la Feria de Manizales, y de paso fue fundamental para que la ganadería Las Ventas del Espíritu Santo, propiedad de César Rincón, tuviese un regreso con altura a la que actualmente es la feria taurina más importante en Colombia.
En la feria de Manizales del 2015, a Las Ventas del Espíritu Santo le fue mal. El encierro de la sexta corrida resultó inviable; los toros, aquella vez, sufrieron daños en las pezuñas, experimentaron Beriberi y tuvieron dificultades para moverse y mantenerse en pie. Había sido un golpe fuerte para su estima y su reputación como ganadero.
Rincón tardó cinco años en volver a traer sus toros a esta ciudad. Dada la imposibilidad de que se dé la feria de Medellín y ante el limitado número de festejos que dan las otras ferias de primera, Cali y Bogotá, el juego de los toros de hoy era determinante en el futuro a corto plazo de la ganadería.
Por eso envió a Manizales un encierro de inobjetable presentación: serio, adulto, con desarrollo muscular y armonía física, según las características de su encaste.
Hasta la lidia al tercero, el primero apenas había cumplido, el segundo había dado juego aceptable, especialmente por un pitón, y el tercero tuvo un desempeño opaco, sin brillo.
Paco Perlaza había estado desafortunado con la espada, Castella había porfiado hasta cortar la única oreja, insuficiente, y Álvaro Lorenzo no había logrado romper la tarde con su tauromaquia fundamentalista.
El día anterior se habían cortado ocho orejas. El público de todo espectáculo aspira siempre a que la función a la que asiste sea tan buena o mejor que la anterior. Por eso, en el palco de transmisión radial donde labora César Rincón pasaban líneas de alta tensión.
Sebastián Castella lo sabía. Cuando percibió el motor que tenía el quinto toro, “Barco”, decidió asumir el mando y navegar solitario por la mareta. Sacó los pentagramas de todo su repertorio e interpretó cambiados, derechazos, naturales, Carmen, de Bizet, molinetes, manoletinas, versiones encimistas y circulares, una y otra vez, hasta llevar la presión a tope.
Alargó deliberadamente la faena y la multiplicó por dos, quizás intentando crear las condiciones para el indulto. Manizales no aguantó tanto euromanticismo, cayó seducida ante las buenas maneras del visitante francés y su absoluta resolución. Una estocada trasera, fulminante, le dio las dos orejas.
El alma volvió al cuerpo del maestro Rincón. No podía contener las lágrimas. Al menos frente a “Bastonito”, el famoso toro de Baltasar Ibán que lo retó en Madrid, él mismo podía resolver la situación.
Su reputación estaba a salvo, el proyecto de su ganadería también. El trabajo de cinco años de soledad había dado fruto. Colombia no se podía dar el lujo de no contar con el patrimonio genético de una de las ganaderías del grupo especial.
FICHA DEL FESTEJO
65ª Feria de Manizales. Cuarta corrida. Miércoles, 8 de enero del 2020. Tarde despejada. Casi lleno.
Se lidiaron toros de Las Ventas del Espíritu Santo (Domecq), serios, parejos, bien presentados, de juego desigual. Destacó el quinto, por el que hubo petición de indulto y recibió la vuelta al ruedo; cumplieron segundo y sexto.
Paco Perlaza: silencio tras aviso y silencio.
Sebastián Castella: 1 oreja y dos orejas.
Álvaro Lorenzo: silencio en ambos.
Paco Perlaza se llevó el peor lote. Dejó constancia de su toreo maduro y consistente, no tuvo suerte con la espada.
Álvaro Lorenzo expuso la dimensión de su toreo castellano y su voto de castidad por el toreo fundamental.
El jueves en la noche se celebra el festival, con novillos de Ernesto Gutiérrez para Ponce, El Juli, El Cid, Castella, José Arcila, David Martínez y el debutante Pablo Aguado.