ARANJUEZ

La rotundidad de Juli y el toreo de Manzanares y Ureña por San Fernando


viernes 28 mayo, 2021

Las dos orejas de Manzanares y la que pasearon Juli y Ureña refleja la bondad del encierro de Garcigrande, sin estridencias

Las dos orejas de Manzanares y la que pasearon Juli y Ureña refleja la bondad del encierro de Garcigrande, sin estridencias

El Real Sitio de Aranjuez acogía, en la tarde de este 28 de mayo, la primera de las dos corridas de toros por su Feria de San Fernando, un festejo en el que trenzaban el paseíllo El Juli, José María Manzanares y Paco Ureña frente a un encierro de Garcigrande.

Una oreja paseó El Juli del primero de Garcigrande, un animal al que fue haciendo y cuidando por su condición sosota. Faena de menos a más del madrileño, que ejecutó un toreo por momentos vertical que llegó con fuerza arriba. Especialmente a diestras dejó series encajado y cantadas por la plaza. Estocada hasta la bola y oreja. 

Un zapato era el colorado que hizo segundo, humillador y dispuesto a la entrega. Tuvo desliz y tuvo importancia su comportamiento en la muleta con una forma de irse tras el trapo que ofrecía muy poca duda a la entrega. Tuvo José María paciencia para ir desgranando las mejores virtudes y facilitar que todo fluyese lo mejor posible. Una estocada hasta las cintas dejó el premio del alicantino en oreja.

Tuvo son el colorado tercero en el capote de Ureña, donde se empleó con cadencia y mucho ritmo para cuajar un saludo de máxima entrega. Un puyazo en lo alto se llevó en varas, y con más verónicas quiso Paco firmar el quite,en el que ya no había tanto ritmo pero sí las misma calidad. Con eso valía. El inicio de estatutarios de Paco tuvo empaque y estética absoluta, pero le faltó reunión a una obra que demandaba de los dos protagonistas en el ruedo. Y fue la ligazón, que no la profundidad, lo que explotó Paco del toro, que exibió seguridad y poder en el final entre pitones. Ajustó Ureña las manoletinas del epílogo, pero una estocada defectuosa con derrame le privó de cualquier premio. Ovación.

El saludo de Juli al negro cuarto fue sencillamente magnífico. Empacado y suave, se empeñó en dejarle caer los vuelos a medida que pasaba humillado el toro de Justo. Contundente pero breve fue el castigo en varas para preservar su noble condición. Lo consiguió el madrileño, al que le fue exigiendo, sin embargo, un poquito más en cada muletazo, al ritmo de los sones de Gabriel’s oboe, el tema de La Misión, que sirvió para acompañar los muletazos que morían en el infinito, a dónde los llevaba Julián a morir despacio, más despacio cada vez, hasta que calló, incluso, la banda de música. Más pulseado el final, con el animal exhausto por la entrega y la vibración. Una vez dio una estocada, marca de la casa, se encargó de refrendar la oreja. 

El quinto, de cuello escaso y justa intención al ir tras las telas, no se dejó ni un esfuerzo de más en el capote de Manzanares, del que siempre se quiso ir, pero colocó la cara en el percal cuando decidió acometer al trapo. Magnifico fue el tercio de banderillas firmado por Mambrú, obligado a saludar. Con la muleta fue breve el momento de la entrega del animal, porque solo le duró un par de series. Cuando arrancó la banda con el Concierto de Aranjuez ya salía el bicho desentendido en los finales, que terminó tomando con la cara muy suelta. Pero se sobrepuso Manzanares,no solo a la condición del toro, sino también a la polémica pitada a la banda de música mientras Josemari ponía en ritmo y exigencia al enfondado animal. Una estocada, ya pasado el aviso, certificó la muerte del de Garcigrande y una nueva oreja para el esportón del alicantino.

El negro sexto, de fina estampa y extraordinaria hechura,quiso salir sin empleo de las verónicas que propuso Paco Ureña, y hubo que bregarlo mucho antes de  intentar le una media lucida. Le cruzó la vista a Pirri en banderillas y casi se lo lleva por delante. Pero cuajaron un soberbio tercio Curro Vivas y el tercero de la cuadrilla, que se desmonteraron. Había raza y voluntad en el animal, pero no era fácil que arrancase a la primera y fue ahí, en la cadencia en los cites, como encontró Ureña la tecla del ritmo. Después desistió de ligar y optó por la calidad en los naturales, que volaron macizos, mas no ligados. Una estocada corta bastó para acabar con el de Garcigrande y pasear una oreja.

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Aranjuez. Primera de la feria de San Fernando. Corrida de toros. Más de tres cuartos de entrada del aforo permitido.

Toros de Garcigrande. A menos el feble primero. De noble y entregado empeño el del colorado segundo. De tremenda nobleza sin repetición el tercero. De gran profundidad y entrega el extraordinario cuarto. De enorme calidad y raza justa el quinto. Humillado y con intención en los embroques un sexto de raza justa. 

El Juli, oreja y oreja. 

José María Manzanares, oreja y oreja

Paco Ureña, ovación y oreja.

FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO