VILLASECA DE LA SAGRA (TOLEDO)

La seria capacidad de Juan de Castilla ninguneada por el palco


sábado 10 septiembre, 2016

Una novillada de Baltasar Ibán con opciones permite el toreo sin premio de Juan de Castilla y la enrazada actitud de Tulio Salguero; a Alejandro Fermín se le salió el hombro en el tercero

Una novillada de Baltasar Ibán con opciones permite el toreo sin premio de Juan de Castilla y la enrazada actitud de Tulio Salguero; a Alejandro Fermín se le salió el hombro en el tercero

MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA:
LUIS SÁNCHEZ OLMEDO

Alejandro
Fermín, Juan de Castilla y Juan Carlos Carballo hacían el paseíllo en la
tercera del Alfarero de Oro de Villaseca de la Sagra. Un encierro de Baltasar
Ibán era la materia prima para la ocasión. La tarde comenzó con un sentido
homenaje a Víctor Barrio, que fuera triunfador del Alfarero de Oro en el año
2010 y al que se le descubrió una placa por sus familiares y el alcalde de
Villaseca, Jesús Hijosa.

Escurrido
de carnes pero cornalón y playero salió el primer Ibán, que humilló sin ritmo
para que se estirarse Tulio Salguero en el saludo. Por gaoneras se puso Tulio
Salguero en el quite para llevarse un volteretón. Volvió a ponerse con
gallardía el extremeño, más brillante la segunda vez. Desentendido el animal en
la muleta, tuvo Tulio el mérito de aprovecharse la arrancada, dejarle el trapo
en el morro y quedarse quieto, mejor o peor colocado, pero quieto. Obedeció a
zurdas el bobalicón utrero, sin clase ni entrega, pero con obediencia a la
tela. Porfió con firmeza Tulio para manejar las medias arrancadas, rebrincadas
en los de pecho por la falta de fuelle. Dejó el final en alto con las
bernadinas populares, pero pinchó y el premio quedó en vuelta tras aviso.

Alto,
largo y montado salió el segundo, un toraco menos espectacular de cara al que
saludó con brillantes delantales Alejandro Fermín, que le sopló dos chicuelinas
de rodillas antes del remate. Le cogió pronto Alejandro el aire y el pulso con
la mano izquierda, con la que esperó mucho la llegada, trazó con templada seguridad
y la dejó muerta con valor para ligar. Por debajo de la pala le sacó el palillo
a diestras en un suave y parsimonioso trasteo emborronar en ocasiones por algún
desarme. Pero fue la zurda la que brilló en Villaseca, tersa en los cites,
larga en los vaciados, apretando porque sólo así se entregaba el de Ibán. Para
la galería fueron las manoletinas del final, pero pinchó, matando con la zurda,
y ahí se quedó el más que posible premio. Se le salió el hombro, además,
mientras doblaba el animal. Ovación tras aviso camino de la enfermería.

Otro
novillo serio fue el tercero, que le embistió en línea recta y sin gran viaje a
Juan de Castilla en un solvente saludo a la verónica, con alguna muy compuesta.
Por gaoneras galleó la colocación al caballo. Fácil y seguro, muy asentado
quitó el colombiano por chicuelinas y cordobinas. Bruto el animal en el florido
inicio de muleta, y con el recorrido y la voluntad muy a menos. Poderoso,por
contra, Juan, que no permitió que le tocase la flámula con la cara suelta que
gastaba. Perfecto en la colocación, supo atacar con el trapo en el morro, el
toque fuerte y la muleta muy firme, evidenciando su gran oficio. Largo al
natural, ganando la cara en cada cite en lugar de ligar, con tremenda seriedad
en todo lo que hizo. Muy torero el final por ayudados, pero pinchó en el primer
encuentro y la estocada posterior la emborronó el descabello, que lo enfrió
todo. Silencio tras aviso.

El
cuarto, alto, montado y serio, arrastró la pata derecha con descaro sin que
nadie lo protestas en el saludo capotero de Tulio Salguero. Descompuesto el
novillo en la muleta, vino mejor que se fue, porque se quedó debajo de la tela
y fue pegajoso e incómodo en la porfía de Salguero con la mano diestra. Más
fijeza tuvo al natural, por donde terminó deslizándose el animal sin que Tulio
terminase de cogerle el pulso. Voluntad y entrega del extremeño, que puso lo
que tenía con el exigente utrero. Medía estocada atravesada terminó con
silencio.

Con una
sonora ovación recibió Villaseca al quinto, un castaño musculado y con cierto
genio que le arrancó el capote de las manos a Juan de Castilla a las primeras
de cambio. Duro fue el castigo en varas a un utrero que campaneó al penco con
poder y facilidad. Clave fue el inicio de muleta, impositor y poderoso. Cuando
la cogió con la diestra el colombiano y le exprimió por abajo la transmisión,
la plaza explotó en olés. Por abajo, en series de cinco y seis, sin dejarlo
respirar y exponiendo mucho para que no se fuera. Porque se quiso rajar el
bravucón de Ibán, pero lo mantuvo Juan en la muleta siempre perfecto en la
colocación. Pero la estocada delantera y caída con derrame hizo que el palco le
negase el pelo al colombiano, que dio dos vueltas al ruedo.

El
sexto se desplazó en el capote de Tulio Salguero echando las manos por delante
y rebrincado en los embroques, que nunca tuvieron el final largo. Vara larga la
que se llevó el castaño en el peto. Y vino mejor que se fue el de Ibán ya en la
brega de Alcázares, donde era espectacular el viaje hasta el embroque pero muy
sucio de ahí para adelante. Le costó a Tulio cogerle el pulso con la diestra y
encontrarle la distancia. Sí lo hizo con la zurda en un par de tandas de mano
baja muy estimables. Una estocada entera precedió al silencio tras petición.

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Villaseca de la Sagra, Toledo. Tercera del
Alfarero de Oro. Novillada con picadores. Dos tercios de plaza. 

Seis novillos de Baltasar
Ibán, 
sin clase ni entrega el obediente y vulgar primero, exigente pero con fondo el segundo, de seria arrancada sin clase ni recorrido, pero con fijeza el tercero, descompuesto e informal el fijo cuarto, bravucón y geniudo, pero con transmisión el rajado quinto,  exigente pero de gran pitón izquierdo el castaño sexto. 

Tulio Salguero, vuelta tras aviso, silencio y silencio. 

Alejandro Fermín, ovación y herido. 

Juan de Castilla, silencio tras aviso y dos vueltas al ruedo.