SEVILLA

Las cosas en su sitio


viernes 28 abril, 2017

Una variada de Juan Pedro Domecq de la que destacaron segundo y quinto; Ponce con el peor lote, Manzanares entregado con el mejor y López Simón a punto de tocar pelo

Una variada de Juan Pedro Domecq de la que destacaron segundo y quinto; Ponce con el peor lote, Manzanares entregado con el mejor y López Simón a punto de tocar pelo

EMILIO TRIGO / FOTOGALERÍA: ARJONA-PAGÉS

Un ambiente lluvioso había en la Real Maestranza de
Caballería de Sevilla este viernes para la
quinta de abono de la Feria de
Abril. En el cartel, y frente a un encierro de
Juan Pedro Domecq, se anunciaban
Enrique Ponce, José María Manzanares
y Alberto López Simón.

La corrida de Juan Pedro Domecq puso las cosas en su sitio. Analicemos; la
presentación muy «sevillana» impecables los seis,
Manzanares vuelve a
triunfar en
Sevilla tras dos faenas muy personales y dos rotundas estocadas, el
piso plaza se arregló para que todo estuviera en su sitio  a la hora de
iniciar el festejo,
López Simón se puso en el sitio donde los toros te mandan
al hule y
Ponce estuvo sin lote en su sitio de maestro. Con esos parámetros hay
que decir que
Juan Pedro soltó al menos tres toros con bastantes dosis de
toreabilidad. Segundo, tercero y quinto. El sexto tuvo dos tandas y
sin opiniones los de
Enrique Ponce.

La tarde la arregló José Mª Manzanares que cortó dos orejas -una a cada
toro- con dos faenas elegantes y templadas.
Un Manzanares maduro, sin aparente
esfuerzo pero con la fortaleza de su clase en ambas muñecas. Josemari amarró
sus triunfos tras irse detrás de la espada con todas las de Caín en la barriga.
Los rompió por la mitad a los dos; uno recibiendo y otro al volapié. Tremendo
el de Alicante que parecía tenerlo todo amasado en el abdomen con dos espadazos
de libro. Breve saludo de Josemari con el capote por la falta de clase del segundo.
No terminó de rebozarse con un viaje corto.
Posiblemente no tuviera confianza
el astado al apoyarse por lo resbaladizo del piso plaza.
A destacar toda la
cuadrilla que lo hizo de dulce. Paco María a caballo y los tres de a
pie. Josemari ha estado a gran altura con su toro que abrió el lote.
Lo
tenía dentro, en la barriga y lo saco para disfrute de los mojados presentes.
Manzanares estuvo clave en tiempos, cites y distancias lo que agradeció el
colaborador Domecq que sacó fondo.
Un astado agradecido pero nada  tonto. Por el izquierdo venía dormido y con la duda en el viaje. Manzanares
por ahí, le puso la panza muy plana para taparle y obligarle. El de Alicantetrazo tan largo el natural que parecían circulares con la izquierda. A
diestras, ligazón constante y todo con un toreo vertical y muy elegante. Manzanares
creó una obra de suma calidad, exquisitez y temple.
Se empeñó en
refrendar su bonita y notable labor con un espadazo recibiendo hasta los
gavilanes. No tuvieron brillo los primeros compases de la lidia de José María
Manzanares al quinto de la tarde. Apuntó cosas el animal de Juan Pedro que
luego sonsacó en la faena muleteril. Con la mano izquierda logró los compases
más lucidos del trasteo. Aunque fue poco a poco y en algunos momentos
intermitentes, sí logró compactar una labor que convenció frente a un toro con
calidad.
Efectividad y máxima pulcritud dejó Manzanares en el estoconazo. Gran
eficacia y seguridad al ejecutar la suerte suprema. 

López Simón estuvo queriendo en todo momento y mostró su fiel personalidad
aunque notó en su persona como Sevilla lo media en demasía.
López hizo méritos
en la tarde para tocar pelo y no irse de vacío pero la parroquia le exigió como
una máxima figura
. Cierto que su afán de resolver pronto le jugó una mala
pasada al atosigar a sus astados en cercanías.  
López Simón toreó con temple a la verónica y con gusto a un taco de toro.
Precioso el de
Lo Álvaro que hizo tercero y de condición noble, muy noble. Con
este material tan propicio y dulce
Alberto comenzó su trasteo acompasando la
embestida.
Una embestida obediente pero justa de raza que había que dosificar y
estructurar.
Simón fue apretándose con su  astado hasta terminar de
rodillas dando el pecho.
Alberto esculpió una labor muy sincera tanto como el
dictado de un niño
. Se mostró el madrileño con todas sus armas y además apretó
más la tuerca con un tremendo arrimón.
Se puso muy cerca de los pitones Albertopero por entonces la cosa se  había apagado. Perdió toda transmisión y
aquello de diluyó un poco sin restar mérito a
López Simón por su honestidad. Tal
vez, atacó demasiado pronto acortando los terrenos, aunque es  innegable
su armoniosa labor.  
El toro sexto cambió durante la lidia. En un principio se veía que iba a
ser un toro medio, y en banderillas se vino arriba.
En los medios con los pases
cambiados comenzó Simón, dándole en ese sitio dos tandas con la personalidad
que tiene él.
Sin darle tiempo al toro a volver a pensar, ligó el madrileño.
Pero
acortó pronto distancias, y esa decisión hizo que el toro se afligiera.
Fue ovacionado tras finiquitar al toro en los mismos medios de estocada.

Por último, Ponce no pudo resolver su Feria por falta de
material
, sin embargo, regaló algunos pasajes de su particular técnica y gusto. Justo cuando salían las cuadrillas al ruedo maestrante comenzó a llover
otra vez. Pareció que el pañuelo del presidente autorizaba el aguacero
. Una
casualidad milimétrica y ‘malage’ como se dice por aquí.
Hay que destacar el
esfuerzo de los operarios de la plaza para acondicionar el ruego y el compromiso
de la terna para tirar para  adelante con el festejo.
Con un cielo a la
contra y con los augurios de no cambiar la climatología, salió el primero de la
triste tarde. Si triste, porque
Sevilla necesita de sol para estar aún más
guapa y porque a nadie le gusta venir a los toros para ponerse chorreando.
Ponce abrió el compás en el recibo de capa con un saludo conjuntado, bello.
Ganó terreno hasta llegar a los medios y remató con garbosidad. Se cuidó en
varas al noble Juan Pedro que llegó al último tercio con bondad y las fuerzas
justas.  El Maestro de Chivas brindó al público.
Enrique Ponce se dobló
con su antagonista en un delicado inicio de labor.
Mimó en la muleta del
valenciano en todo su quehacer.
Ponce  que lo trato con amabilidad, sin
tirones y sin obligaciones para humillar construyó una faena por ambos pitones
de escaso calado por la falta de transmisión.
Voluntad por agradar pero sin
colaboración del cornúpeta por su falta de raza. 
Nada que destacar de los primeros tercios con el cuarto y poco que contar
en general. Un astado muy dócil pero carente de raza y motor que casi no se
movió en la faena de muleta.
Enrique intentó justificar lo que era evidente e
innecesario.
Se agradece la insistencia del maestro pero tal vez visto lo visto
era más oportuno la brevedad. Tesón ante un muy pozo seco. Sin duda el peor lote.

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de
Sevilla. Quinta de abono. Corrida de toros.

Entrada: Casi lleno en tarde lluviosa. 

Seis toros de Juan Pedro
Domecq.
De impecable presentación y
buen juego. Destacaron los lidiados en 2º-3º-5º lugar.

Enrique Ponce (Marfil y oro): Silencio y silencio

José María Manzanares (Marino y oro): Oreja y oreja

 López Simón (Grana y oro): Ovación y ovación

 INCIDENCIAS: Saludaron montera en
mano Suso y Luis Blázquez en el tercero, Rafael Rosa y Luis Blázquez en el
quinto y Vicente Osuna y Arruga en el sexto.