NIMES (FRANCIA)

Lo incombustible de Ponce y lo bravo de Victoriano


viernes 18 septiembre, 2020

Ponce con tres orejas, De Justo con una y una brava y seria corrida de Victoriano del Río dan espectáculo a la segunda de la Feria de la Vendimia.

Ponce con tres orejas, De Justo con una y una brava y seria corrida de Victoriano del Río dan espectáculo a la segunda de la Feria de la Vendimia.

TEXTO: MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: MURIEL HAAZ

Nimes acogía, en la tarde de este viernes 18 de septiembre, la segunda corrida de toros de la Feria de la Vendimia. En el cartel, trenzaban el paseíllo Enrique Ponce, Curro Díaz y Emilio de Justo ante un encierro de Victoriano del Río. Y una ovación recibió a los matadores justo al romper un paseíllo que, como siempre, se realizó a los sones de El Toreador.

Correcto en la presencia salió el primero de Victoriano, que metió, sin embargo, la cara en el capote de Ponce con una clase excepcional, si bien llegaba mejor que se iba. Tuvo suavidad y mimo el inicio de Ponce, que fue alcanzando cotas estéticas importantes con la mano derecha con un toro que no terminaba de entregarse hasta el final, pese a la calidad con que iniciaba los muletazos. Más acusado el defecto por el pitón izquierdo, aunque no cejó Ponce en su empeño de trazar desmayado, sin molestar, hasta que llegó el epílogo y, con la exigencia postrera llegó también la entrega del de Victoriano, que lo dio cuando se le exigió. Defectuosa fue la estocada, pero no impidió que Ponce pasease una oreja.

El segundo, de más entidad física que el anterior, tuvo menos continuidad y menos franqueza, por lo que no terminó Curro Díaz de meterlo en el capote. Luego le puso la zancadilla a Emilio de Justo en el quite, protagonizando en el suelo momentos dramáticos. En la muleta quiso siempre el animal, pero no siempre pudo, a pesar de la suavidad con la que Curro Díaz trató siempre de llevarlo a media altura. Resultaron profundas las embestidas a zurdas, y agradecía el animal una pausa entre muletazos para ganar en intensidad y continuidad. Se la dio Curro, que supo comprender la dificultad y salvar el problema, enganchando con mucha precisión y transportando con mimo. Media estocada perpendicular bastó para pasaportar al toro, pero no para pasar de la ovación.

Serio y montado salió el tercero, al que le sopló Emilio de Justo un manojo de verónicas desmayadas y mecidas, con mucho gusto, con una media extraordinaria. También lo fue el quite del extremeño y la forma en la que el animal se empleó en el peto de Germán González. Fue bravo el de Toros de Cortés, que tuvo entrega en la muleta de un Emilio de Justo que supo imponerse en el inicio para rebozarse luego en la boyante embestida de Descreído. Exigió Emilio a zurdas, exprimiendo la embestida, tal vez de más por cómo llegó al epílogo el toro, pero tuvo la faena la impresión de compacta y madura. Importante y profundo el final por naturales a pies juntos, previo al estocadón a la segunda que logró el extremeño. El pinchazo lo dejó en una oreja, con la vuelta al ruedo para el toro.

Solvente y fácil anduvo Enrique Ponce en el saludo al cuarto, toro más basto, más estrecho de sienes y menos armónico que los anteriores, pero humillador y repetidor en el percal del valenciano, que tomó siempre con largura y calidad. Con mucho gusto se fue sacando Ponce al animal a los medios, ganando un paso en cada pase, enganchando preciso y trazando muy largo hasta colocarlo en el sitio deseado. Sonaba Gabriel’s oboe en el Coliseo cuando presentaba Ponce la muleta con suave bamboleo, sin toques, pero le faltaba al animal transmisión, que no calidad, para que subiera un peldaño la faena. Hubo naturales de gran empaque, lentos y macizos, de uno en uno. Quiso repetirlos con la mano derecha, sin ayuda, pero ni era lo mismo la embestida del animal por ese lado ni estaba ya en el momento de entregarse. En la suerte de recibir ejecutó la estocada, que tiró sin puntilla al animal para pasear el doble trofeo que le abría la Puerta de los Cónsules.

Salía muy suelto el quinto, un animal que empujó en varas y al que sujetó muy bien Óscar Castellanos en la lidia. Buen inicio del jiennense, que le bajó la mano con mucho gusto para sacarse el toro al centro del ruedo. Tenía movilidad el de Victoriano, al que aprovechó Díaz en la primera serie por la diestra. Pero, a partir de ahí, la faena del jiennense fue muy a menos contra la condición del animal, que seguía manteniendo la movilidad. No acertó Curro tampoco a la hora de matarlo, siendo aplaudido el astado madrileño en su arrastre. Dio una vuelta al ruedo el matador.

También entregado saludó Emilio de Justo a un sexto muy serio de estampa, al que galleó por chicuelinas para llevarlo al caballo. Fue estructurando faena el extremeño a un animal que no tuvo la movilidad de los toros anteriores y con el que tuvo que hacer un esfuerzo, arrimándose al animal en las manoletinas finales. Pinchó en hueso en los dos primeros intentos.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Nimes, Francia. Segunda de la Feria de la Vendimia. Corrida de toros. Todo el papel vendido.

Toros de Victoriano del Río, correctos de presencia. Exigente pero agradecido el interesante primero; con ritmo y temple el feble segundo; bravo y profundo el buen tercero; de gran calidad y el poder justo el cuarto; 

Enrique Ponce (palo de rosa y oro): oreja y dos orejas.

Curro Díaz (marino y oro): ovación y vuelta al ruedo. 

Emilio de Justo (tabaco y oro): oreja y silencio.