El bravo torero charro dio una auténtica lección de pundonor y de inteligencia lidiadora con el primero, un toro «muy duro, que tenía exigencia, pero de esa que ve la gente y que la deja valorar el esfuerzo que haces con él. En cualquier caso, yo estoy feliz de estar aquí hoy y eso es lo más importante para mí», decía el de Ledesma.
«Este no ha querido. Muy amarrado al piso, muy agarrado… Una pena, porque el toro estaba en unas hechuras buenísimas para Madrid. Me llevo el cariño, pero me da lástima no haber podido devolverlo como lo debe hacer un torero, que es jugándosela ahí, en el ruedo», señalaba Domingo