ALBACETE

Los samueles levantan pasiones


sábado 12 septiembre, 2015

Se lidian toros de Samuel Flores para Rubén Pinar, Sergio Serrano y José María Arenas

Se lidian toros de Samuel Flores para Rubén Pinar, Sergio Serrano y José María Arenas

POR IGNACIO RUBIO

Rubén Pinar, Sergio Serrano y José María Arenas era
la terna manchega de hacer el paseíllo con la tradicional corrida de Samuel
Flores en Albacete. Se trataba de un cartel que había atraído a la afición de
las localidades cercanas a la ciudad.

Aplausos recibió Garzaguillo de salida, que estuvo
remiso en el capote de Rubén antes de recbir dos buenas varas. Valiente se
mostró el de Tobarra, que arriesgó en todo momento en dos series importantes.
Se tragaba los embroques el toro pero iba en los finales en búsqueda de la
taleguilla de Pinar. A espadas, pinchó saliéndose de la suerte en el segundo encuentro para matarlo de pinchazo
hondo y descabellar sin suerte. Carjutense, de 533 kilos, recibió la ovación de salida para que se empleara después poco en el capote de Pinar. Blandeó en el caballo y se paró en el intento de quite del tobarreño, mostrándose también complicado para los palitroques. Gran arboladura tenía el toro, que se refugió en tablas y allí lo sobó Pinar hasta aburrir, pidiendo el público que abandonara. En terrenos del tendido 1 se perfiló para dejar un estoconazo hasta la bola. Cortó la oreja.

Nuevo aplauso recibió el
segundo, Lorucho, de 486 kilos, cornalón al que Sergio lo toreó a la verónica
con garra para después dejar una larga en la raya y un remate en la vuelta. Tras buena vara de Paco Plaza realizó un quite por gaoneras de alto
riesgo salió y finalmente saliendo lúcido del compromiso. Brindis al público
propinó el manchego para que se sucediera la emoción en tres cambiados por la
espalda de preciosa lámina. Dos series de gran pureza y verdad en redondo unidas
a los de pecho pusieron en pie a la plaza. Al natural dos enganches con pérdida
de trastos deslucieron, pero volvió a diestras pronto y presto Serrano ante un
toro que sabía lo que tenía delante. Una gran estocada que lo echó sin puntilla
propició la oreja con fuerte petición de la segunda.  
Otro precioso ejemplar entre ovaciones recibido fue el quinto, que no se empleó en el capote de Serrano pero protagonizó un bello tercio de varas con el cabello Rivas, de la cuadra  del Pimpi de Albacete y la monta de Diego Ochoa, que saludó una larga ovación. Serrano dudó de primeras,
pero el ímpetu y la esperanza en la sustitución de Fortes el miércoles espoliaron
al albaceteño, que se la jugó hasta por naturales imposibles. Llegaban los
pitones a la altura de la hombrera. Surgieron las divisiones cuando el torero
se puso y llegó una tremenda voltereta sin herida. Un pinchazo y una estocada
propiciaron las palmas.

De hermosa lámina y poco
juego en los dos primeros tercios fue el tercero. Arenas banderilleó muy
desafortunado en dos pares casi en el abdomen que perjudicaron al toro de
Samuel. Faltó acople y hubo muchas dudas que dividieron el graderío. Además, el
astado no humillaba y se tornó en peligroso. Fue silenciado antes de la
merienda. Labrador de nombre, precioso y de una calidad extrema en el capote de Arenas, se empleó el sexto en el caballo entré las dudas de los de plata. Arenas banderilleó con más acierto que a su primero, aunque sin levantar pasiones. Bajo la lluvia de fue el brindis, antes de descubrir a un gran toro que se fue largo y humilló en la tela de una Arenas al que le costó asentar los pies. El animal quiso, y el de Munera no acertó en las distancias ni en la medicina necesaria; se perdió en derechazos sin ligazón. Al natural de quedó corto el animal y desarmó al nobel diestro. A estas alturas y la vuelta completa al anillo surgieron las discordancias en los tendidos pidiendo brevedad. Muy por encima el bello y noble Samuel,  pinchó dos veces Arenas antes de la estocada. Silencio.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Albacete. Quinta de la Feria de
los Llanos. Corrida de toros.

Seis toros de Samuel
Flores.

Rubén Pinar, palmas y oreja.

Sergio Serrano, oreja y palmas.

José María Arenas, silencio y silencio.