Comenzaba la Feria de Otoño en la primera plaza del mundo con una novillada de Fuente Ymbro y un mano a mano novilleril con dos de los toreros que han abierto este año la puerta Grande de Las Ventas: Víctor Hernández y Álvaro Alarcón.
Los tiempos muertos diluyen la obra de Víctor Hernández ante el importante primer novillo de Fuente Ymbro
De 446 kilos era el Taconero primero, al que saludó Víctor Hernández con una larga cambiada al hilo de tablas y luego voluntariosas verónicas, pero pecaba ya de falta de fuerza el animal. Por saltilleras quitó Álvaro Alarcón. Lo cuidó Marcos Prieto en la lidia y eso hizo que le respondiese con humillación y codicia a las telas de Hernández. Animal importante de Fuente Ymbro al que el joven selló un inicio de faena por cambiados -en el primero se cayó- y dos series por la diestra de buen gusto, pero los tiempos muertos hicieron que la obra no tomase el vuelo necesario en la primera parte. Hubo sin embargo momentos de toreo limpio con jugo y un arrimón final por bernadinas. Dejó una estocada un punto trasera y contraria de la que tardó en caer y requirió de descabello. Ovación al novillo en el arrastre y al novillero tras aviso.
Álvaro Alarcón, corneado en el muslo derecho por el segundo novillo: Víctor Hernández podría quedarse en solitario
Algo protestado de salida por su presencia fue el segundo, un Jaranero de 443 kilos al que Álvaro Alarcón saludó con verónicas genuflexas y que picó bien Vicente González. Al público brindó un animal berreón y que daba unos incómodos tornillazos en el mitad del muletazo, por lo que decidió bajarle la mano mucho de inicio para poderle. Y en la segunda serie por la diestra el novillo hizo por el joven, infiriéndole una cornada en el muslo derecho. Rápidamente los profesionales lo auxiliaron, haciéndole un torniquete. Siguió la faena con gallardía y lo despenó de una certera media estocada. Fue ovacionado de forma atronadora mientras caminaba a la enfermería.
Ovación tras petición para Víctor Hernández en el tercero
El Zalargarda tercero, castaño de capa, fue un animal con el que dejó momentos buenos a la verónica Víctor Hernández y luego en la lidia y en banderillas los hombres de plata. Por estatuarios comenzó faena a un animal que se quedaba muy corto y que conectaba menos que su hermano anterior. Novillo con el que realizó faena entre terrenos del tercio, y con el que dejó instantes limpios por ambos lados. Cuando se le acabó más el viaje, se arrimó. Lo mejor, sin duda, la estocada. Hubo petición no mayoritaria y el palco no entregó la oreja. Ovación.
Oreja protestada a los momentos de calidad de Hernández ante la falta de conexión del cuarto
Echó al quinto, Vivero de nombre de 517 kilos, em cuarto lugar, un negro listón al que quitó por saltilleras tras el saludo veroniquil. Animal al que inició faena a pies juntos y que tenía cierta calidad. Y la aprovechó en momentos de templada calidad también en su toreo, al que le faltó cierto ajuste por momentos, pero sí tuvo intención de torear bien y llegó arriba con su concepto. Consiguió buenos instantes a pesar de la falta de conexión de su oponente. Se echó por manoletinas de rodillas en el epílogo y dejó una estocada un punto baja -el astado echó la cara arriba en el momento de la suerte suprema-. Oreja protestada.
Alarcón expone su verdad ante el parado quinto
Entre una ovación salió a lidiar al quinto, animal que no se definió en los primeros tercios pero al que le sopló un delicioso prólogo de faena tras brindar al público. A pies juntos inició obra el toledano, que selló ayudados en esa postura y un desdén de mucho gusto. Las primeras series por la diestra tuvieron el denominador común de la personalidad, porque le bajó la mano a pesar de la condición sosota y a menos del oponente y siempre quiso proponer el toreo con pureza por ambos lados. Se cruzó y mostró su verdad Alarcón ante un novillo parado. Alargó demasiado la faena, dejando una estocada perpendicular de la que tardó en caer el de Gallardo, requiriendo de descabello. Sorprendentemente fue aplaudido el novillo en el arrastre y sólo escuchó tibias palmas el novillero tras un aviso.
Alarcón no puede hacer nada con un sexto que debió ser devuelto
Templado pero sin eco el saludo capotero de Álvaro Alarcón al sexto, Manirroto de nombre, de 502 kilos, que blandeó y fue protestado en los primeros tercios y se dio dos volteretas. Nada pudo hacer Alarcón con un animal muy deslucido, imposible e inválido que debió ser devuelto. Fue silenciado tras despenarlo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Feria de Otoño, primera de abono. Novillada con picadores. Mano a mano. Más de media entrada.
Utreros de Fuente Ymbro, correctos de presencia. Con codicia y humillación el buen primero, aunque de inicio adoleció de algo de fuerza; protestón a mitad de viaje un segundo con motor; corto se quedaba el castaño tercero; parado y soso el deslucido quinto;
Víctor Hernández: ovación tras aviso, ovación y oreja,
Álvaro Alarcón: ovación, palmas y silencio.
Parte Médico: Álvaro Alarcón fue operado en la enfermería de la plaza de una herida por asta de toro en la cara interna del tercio medio del muslo derecho de 15 centímetros, que afecta a tejido subcutáneo y aponeurosis muscular, y puntazo corrido en región cervical derecha. Es intervenido bajo anestesia local en la enfermería de la plaza y no le impide continuar la lidia.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO