Una novillada de Hermanos Sánchez Herrero se celebraba en la tarde de hoy en el coso capitalino, festejo en el que trenzaban el paseíllo Álvaro de Chinchón, Manuel Caballero y Miguel Andrades.
Álvaro de Chinchón porfía sin éxito con el incómodo primero bis

El primero era un zapato. Bajo, bien hecho, recogido. Embistió con cierto son al capote, pero lo se tenía en pie. Regresó a los corrales y en su lugar salió un jabonero de Aurelio Hernando, muy serio, astifino, con la cara para delante. Acometió con prontitud pero tenía teclas, siendo exigente y metiéndose por dentro, defendiéndose por momentos. Utrero para estar firme. Álvaro de Chinchón porfió con él sin éxito. Lo mejor, una serie con la derecha, mediado el trasteo, provocándole mucho. Hizo guardia la espada.
Templados compases de Caballero con un segundo venido a menos

Con más alzada el segundo, más despegado del suelo, con caja y esqueleto, muy en “lo del Raboso”. Aunque sin terminar de humillar, embistió con franqueza en los primeros compases por el lado diestro y armó Caballero un par de series, pulcras, limpias, de templado acabado. Se vino recto por el pitón zurdo y volvió el albaceteño a la diestra. Ya con el animal más parado, con menos recorrido, el resultado fue más difuso.
Actitud y ardor novilleril de Andrades frente al encastado tercero

Largo de viga, de lomo quebrado el tercero, al que Miguel Andrades lanceó con facilidad, ganando terreno, y se hizo ovacionar en un garboso quite por chicuelinas. Buscó la complicidad del tendido dejando largo al novillo en el caballo, pero no terminó de emplearse en el peto el de Sánchez Herrero. Cubrió el propio matador el tercio de banderillas, donde mostró facultades, encontró toro en todos los terrenos, y destacaron los dos últimos pares. Su faena de muleta la presidió la actitud frente a un animal encastado, que respondió mejor cuanto más abajo le presentabas el engaño, pero que no era tonta del bote. Hubo una primera fase de toreo ligado con la derecha, con el público muy receptivo, pero cuando cogió la zurda y más asentado estaba, el novillo se le venció y lo zarandeó como a un pelele. Tremenda voltereta. Volvió a la cara del animal para dejar otra serie con la derecha, seguramente la más conseguida de una obra que hubiera tenido premio de haber manejado con pericia el acero.
Faena sin historia de Álvaro Chinchón al parado cuarto

Largo de viga, estrecho, ensillado, con desarrollo de pitón el cuarto. Novillo insulso, que esperó en banderillas y hubo que llegarle mucho después. La faena de Álvaro Chinchón no tuvo historia.
Faena sin emoción de Caballero a un quinto sin recorrido

Muy montado el quinto, que no terminó de despegarse nunca de los vuelos. Caballero le dio sitio, perdiéndole pasos entre pase y pase, pero la técnica no estuvo acompañada de la emoción, porque el toro no la puso.
Andrades se juega el tipo y da una vuelta al ruedo con el último de la tarde

Largo, de lomo quebrado el último, como casi toda la novillada muy reconocible en el tipo de su encaste. Lo lanceó con facilidad Andrades, larga cambiada incluida. Marcó el toro querencia en varas, arrollando para los adentros y en el primer par cogió al torero después del embroque, persiguiéndolo camino de la querencia. Otra paliza monumental. Tuvo emoción el inicio por bajo, muy poderoso, pero ahí se acabó el astado, que comenzó a medir y probar. Otra labor sin renuncias del jerezano, con la parroquia entregada. Aguantó probaturas, estoico y gallardo y volvió a doblarse por bajo en el cierre. Le hubiera cortado una oreja, como al otro, pero con la espada no lo ve. Aún así hubo petición. La vuelta fue de clamor.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Novillada con picadores. 8650 espectadores.
Novillos de Hermanos Sánchez Herrero y un sobrero de Aurelio Hernando lidiado en primero lugar. Se defendió con un molesto calamocheo el primero bis; sin fondo el segundo; encastado el tercero; muy parado y sin entrega el cuarto; sin recorrido el quinto; con temperamento el sexto.
Álvaro de Chinchón (Verde hoja y oro): Silencio y silencio
Manuel Caballero (Ciruela y oro): Silencio y silencio
Miguel Andrades (Rosa y oro con remates negros): Ovación tras aviso y vuelta tras petición y aviso
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FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO