MADRID

La mansada de Alcurrucén gafa lo que era una tarde prometedora


jueves 30 mayo, 2024

Uno tras otro fueron saliendo los toros de los Lozano (y uno de Juan Manuel Criado, a la postre el mejor de todos), cada uno de su padre y de su madre, pero todos parejos en su pobrísimo juego, tanto como para rozar el desespero y para que ni siquiera el poder de un Luque omnipotente, ni la firmeza de un Galván siemore dispuesto y capaz, ni tampoco la disposición de Víctor Hernández pudieran sacar rédito, algo que llevarse a la boca, en una tarde que se hizo tan pesada como ilusión despertó.

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Daniel Luque, David Galván, en sustitución de José María Manzanares, y Víctor Hernández, que confirma alternativa, hacían el paseíllo, este jueves, en la decimoctava de abono de la Feria de San Isidro, en la que se lidiaba un encierro de la familia Lozano marcado a fuego con el hierro de Alcurrucén.

Un par de naturales de confirmación

No solo se cayó Manzanares del cartel, pues el toro de El Cortijillo reservado para la ceremonia, «Romano», nº 10, también presentó parte facultativo por falta de fuerza y un punto de descoordinación, dando paso al sobrero de Juan Manuel Criado. Un toro que tumbó (y ya es difícil) al bueno de Israel de Pedro y, que quedó atrapado entre el caballo y la arena y al que Juan Carlos Rey salvó de la cornada a cuerpo limpio en el quite de la feria. Cumplida la ceremonia, retornó la calma. Tuvo bondad el toro y recorrido, pero aunque le faltó disparo y prontitud, tampoco fue tonto, protestando la falta de temple cuando la hubo y dejando un recado en forma de derrote cuando halló la rendija entre el torero y la muleta. Víctor Hernández, que con el capote anduvo más suelto que lucido, prolongó su labor de muleta con varios estatutarios y un par de series de derechazos sobrios, de tanteo, antes de dejar un par de naturales de mano baja y templada, jugando los vuelos con gusto, sin que su labor terminara de ser redonda, tampoco con la espada.

Autoridad soberbia de Luque, sin toro

A Daniel Luque no le pudo volar el capote como sabe hacerlo con el masurrón segundo, una pintura de Núñez, que además careció de celo en petos y telas. El. Sevillano encontró en la corta distancia el sitio para obligar al toro a pasar, a regañadientes, aunque sin protestar ni emplearse, simplemente pasando, unas veces cerca, otras menos, a su altura, o como dictara siempre Luque, que mandó cada instante. Pero no todo lo puede poner él, faltó toro.

Galván ratifica su buen momento, también sin toro

Al tercero lo cazaron el el caballo de tanto huir, incluso del capote de David Galván, que muleta en mano demostró por qué se ganó la sustitución a pulso. El mismo que demostró doblándose con el toro, sereno, poderoso, preclaro, por mucho que el viento hizo que el torero se clase en el tercero, un accidente, porque todo siguió igual o mejor, con ese cambio de mano y la trincherilla, soberbio. Poco a poco, Galván fue embelesando al toro, sabedor de su escaso celo, para que no se sintiera violentado, todo hecho con suavidad y temple supremo. El toro, desentendido tras el embroque, obedeció siempre, a media altura, descastado, soso. Si aquello subía al tendido era por la elegante capacidad del gaditano, que lo hacía ver todo fácil y grácil al mismo tiempo. Alguno protestó la colocación o el ajuste, sin tener en cuenta que el toro nunca puso de su parte. Los doblones del cierre fueron torerisimos, con el de Alcurrucén siguiendo la muleta como hipnotizado. La estocada cayó corta pero en buen sitio y la petición escaló lentamente hasta ser mayoritaria (aparentemente) sin ser atendida.

Ni el poder de Luque puede a la mansedumbre del cuarto

Una espontánea propuesta de matrimonio en el tendido alto del 5 antecedió la salida del cuarto, un zambombo de casi 600 kilos, el más pesado y el único cuatreño de los lidiados, que correteó sin fijeza en la arena, de un caballo a otro si que, ni siquiera, el capote de Luque pudiera pararlo. Ya con la muleta, Luque tan firme y dominador absoluto, fijó por fin al toraco, que tuvo el gesto de quedarse en la muleta y pasar completo, sacando siempre los pitones por encima del estaquillador. Ni siquiera el viento impidió la autoridad de Daniel, que provocó cada arrancada hasta que el manso se rajó, buscando los toriles.

Galván saca agua de un poso seco con el quinto

A estas alturas ya no sorprendía que el quinto amagara con no salir y, después de un largo paseo por la arena, se frenó y apretó por dentro al capote de Galván, al que embistió siemore agarrado al suelo y echando las manos por delante. Su pelea (por decir algo) en el caballo fue igual de defensiva y cobarde. A los bajos del 6 se fue Galván para castigar por bajo al manso y enseñarle quién mandaba allí. Muy cruzado después, y planteando el muletazo como si el toro fuera bueno, propuso David la faena tocando con firmeza y tirando del toro con mando. El bicho se tragaba el primero, protestaba el segundo y al tercero se descomponia totalmente. Porfió David también al natural y, tras intentarlo varias veces, por fin cuajó dos series más que interesantes, por ligadas, templadas y poderosas. Los pinchazos no fueron justos para tanta verdad y entrega puesta al servicio del toreo.

Tampoco el sexto cambió el libreto de la mansedumbre

Si el sexto tuvo alegría en su primera arrancada a la muleta de Hernández, cambiando el viaje por la espalda, fue porque era en dirección a los corrales. Uqiso repetir después el muletazo cerca de chiqueros y la cosa fue distinta, apretando, durando, y llevándose la muleta en el tercer viaje. Cambio de los terrenos con acierto el madrileño, a los bajos del 7,cpero el toro allí confirmó lo que era. Midiendo cada arrancada, guardándose el poder, arreando con fuerza y siemore con mal estilo. Varias veces estuvo Víctor a merced del bravucón, decidido y valiente, pero sin más posibilidad que la de pasar al toro lo más limpio que pudiera, salvando el derrote, antes de montar la espada. Ahí quedó su disposición y el espadazo.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas. 18ª de la Feria de San Isidro. Corrida de toros. Lleno en los tendídos.

Toros de El Cortijillo (1º y 2º), Alcurrucén (3º, 4º, 5º y 6º) y Juan Manuel Criado (1º bis); Soso pero con buen fondo el primero bis; Obediente, sin más el segundo; Manso sin celo el tercero; Manso en cuarto y quinto; A la defensiva el geniudo y manso sexto

Daniel Luque (verde hoja y oro): Ovación y silencio

David Galván (azul azafata y oro): Vuelta al ruedo tras petición y palmas tras aviso

Víctor Hernández (blanco y oro), que confirmaba alternativa: Ovación tras aviso y ovación tras aviso

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Plantilla Fotogaleria 8

FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO