SANTANDER

La epopeya de Damián Castaño


martes 22 julio, 2025

Manuel Escribano deja una tarde de entrega con un primero bis de Miura y un sobrero cuarto de El Pilar que no fueron fáciles, David Galván dejó dos obras de poso e incluso relajo a pesar de las dificultades de los toros y Damián Castaño, que venía con la reciente cornada en el gemelo sufrida el viernes en Mont de Marsan, dio una tarde de épica y a punto estuvo de salir a hombros.

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Damián Castaño cita al tercero. Foto: Lances de Futuro

Como si fuera el mismo Ulises, o tal vez Hércules, Damián Castaño escribió este martes su propia Ilíada. Toda una epopeya. Los puntos frescos, la carne tierna después de una cornada en el gemelo en Mont de Marsan (Francia). El envite era un órdago, el regreso de Miura a Santander. En su ferión del 2025. Casi nada. Quiso Damián. Y se plantó en la enfermería horas antes para infiltrarse y ceñirse el “chispeante” allí mismo. Un héroe moderno de blanco y plata entre los toros prehistóricos de Zahariche. Más de dos décadas después, 21 años, el uno detrás del otro, regresaron los “Miura” a Cuatro Caminos, Una corrida bien presentada, recuperando lo que debe ser el toro de Santander, que echó un par de ejemplares con opciones: el noble segundo y el encastado tercero. Uno por cada palo, dentro de un conjunto anacrónico, de la misma Grecia Clásica, al que faltó motor y pujanza. El lote se lo llevó Castaño. Le correspondió primero un tercero muy encastado, con picante, exigente de verdad y hasta algo orientado, pero con emoción para lanzar la moneda y apostar. Visiblemente mermado, casi a merced por momentos, pues le costaba irse de la cara, se entregó en una faena medida pero intensa en la que fue aparatosamente cogido a mita de trasteo. Volvió a la cara, se impuso y apareció la paradoja de matar por derecho el día que más limitado estaba, tras pinchar un rosario de toros en lo que va de temporada y le cortó la oreja. Más relajado y pausado, se le vio con el noblote que cerró plaza al que faltó pujanza, como a varios de sus hermanos. Manuel Escribano y David Galván fueron ovacionados. Cada uno con sus argumentos -el arrimón de infarto el sevillano con el cabroncete sobrero cuarto de El Pilar y la estética del gaditano con ese otro noblón de Miura que hizo segundo- navegó cerca de pasear su trofeo en otra tarde que flirteó con el lleno en los tendidos

Suavidad de Manuel Escribano, ovacionado con un primero de poca pujanza

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“Jabaíto” fue el negro entrepelado del esperado regreso de Miura a Cuatro Caminos. Esperado, pero no afortunado. Largo de viga, con caja, zancudo, amplio de sienes, no se tenía ya en el recibo de Manuel Escribano. Nada más ordenar la salida de los montados, cayó con estrépito y ya asomó el pañuelo verde antes de lanzarle la vara. Corrió turno el de Gerena y salió un precioso cárdeno salpicado gargantillo calcetero, más lleno, de poco perfil y abierta cuna. Tras venirse cruzado en el inicio de capa del sevillano, tomó una vara larga, en la que empujó fijo, con los riñones. Tampoco le sobraba motor al de Zahariche, pero no tuvo mal tranco en el espectacular tercio de banderillas de Escribano, del que destacó el ajustado tercer par al quiebro y al violín. Luego, tras brindar al público, firmó una faena muy medida y siempre a su altura, sin someterlo, en la que apostó por el pitón izquierdo. Hubo suavidad en los cites, sin apenas violentarlo, así logró varios naturales sueltos de buen trazo, pero sin excesiva emoción por la escasa pujanza de su adversario que, además, sangró una barbaridad. Por ello, tras mostrarlo con la diestra fue por el acero. Lo “despenó” de pinchazo y estocada arriba. Fue ovacionado.

Estética y relajo de David Galván, ovacionado con el noblón segundo

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Playero, mostraba las palas el segundo, cárdeno claro careto, bien presentado, serio de verdad, con el trapío reclamado para Santander. Sorprendió que no le tocaran las palmas de salida. Recibo de David Galván a favor del toro, que cumplió el peto. El gaditano lo quiso lucir en largo con un segundo puyazo y el animal respondió con prontitud y alegría, sin embargo, hubo algunos pitones por aplicarle más castigo. Tampoco muy comprensible. Comenzó el trasteo Galván en el tercio, sacándoselo con torería para después sin exigirlo ir abriéndole los caminos. Fue la clave para después poder extraerle un par de series al natural de buen corte. Relajado, incluso alguno con cierto desmayo, cuidando la estética, mirando también al tendido en un natural, frente a un “Miura” noblón que, sin terminar de humillar, tuvo sus opciones. Molinetes finales para traer de calentar un tendido que pareció frío hoy en estos toros iniciales. Enterró de media en buen sitio, que fue suficiente y también saludó desde el tercio.

Épica de un mermado, y volteado, Damián Castaño, oreja del encastado tercero

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Con menor expresión, más terciado, pero igualmente inconfundible su origen de Lora del Río, el tercero fue un cárdeno oscuro girón. Ya desde el recibo de capa, se vio mermado a Damián Castaño, que se había vestido en la misma enfermería tras ser infiltrado con la herida fresca de su reciente cornada en el gemelo en Mont de Marsan (Francia). Fue un toro con mucha movilidad en los primeros tercios y que cumplió en varas. Buen tercer par de Rubén Sánchez con las farpas. Castaño no volvió la cara y lo citó desde la misma boca de riego. Muleta adelantada. Como un talgo se apresuró el de Miura, encastado y con mucho más poder que sus hermanos previos. No era sencillo aguantar ese exigente torrente de casta. Menos aún ostensiblemente mermado. Lo hizo en una segunda tanda y el burel le rebañó con el pitón derecho. Colgado de la chaquetilla, le tiró mil y un derrotes. En uno de ellos, le abrió la taleguilla por la corva derecha de parte a parte. Se quitó la chaquetilla y aún más limitado, volvió a la cara para robarle dos tandas cortas más, en las que hasta se gustó en algún molinete. Ironías del destino, tras pinchar el triunfo en más de media docena de toros esta temporada, metió el acero hará la yema, algo contrario eso sí, el día que menos facultades se le atisbaban. Surtió efecto la tizona y paseó un épico trofeo.

Arrimón sin concesiones de Escribano con un sobrero cuarto de El Pilar reservón y con guasa

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Salió en cuarto lugar el sobrero de El Pilar -fino y tocadito de pitones-. A portagayola lo esperó Manuel Escribano, pero el que aguardó aún más fue el pupilo de Moisés Fraile. Seguramente, cuando finalice la temporada, al hacer balance, la recordará como una de las más comprometidas del 2025. Le midió también en el resto del saludo de capa un burel que luego buscó el pecho del caballo en el primer tercio. Sobrado en banderillas, formó un buen “gazpacho” el sevillano. Destacaron el segundo par -de dentro a afuera- y el tercero, sentado en el estribo, por los adentros. Un par marca de la casa que parece recuperar esta temporada. Mantuvo el de El Pilar su tendencia reservona. Tobillero, reponía lo suyo al final de cada muletazo. Con más guasa que los predecesores de Zahariche. Cada vez menos recorrido, cada vez más a la defensiva. Un gañafón más violento en el tramo final del viaje a medida que avanzaba la faena. Escribano no se amedrentó y le buscó las vueltas hasta el punto de terminar incrustado entre los pitones, que se dejó le resbalaran por la taleguilla en más de una ocasión. Un arrimón a prueba de Lexatin. Vio esas dificultades el tendido, pues caló su quehacer. Lástima del pinchazo previo a la estocada, que esfumó la oreja.

Actitud y solvencia de Galván con un quinto deslucido y a la defensiva

Largo, con esqueleto, pero bajo dentro de sus cetáticas dimensiones, el quinto se frenó de salida en burladeros y capotes, sobre todo, en el de David Galván, echando también las manos por delante. Soltó la cara y se defendió en el caballo el castaño, que apretó una barbaridad para dentro y echó la cara por las nubes en banderillas. De enorme exposición el tercer par de Juan Carlos Rey, junto a toriles, que se desmonteró. Galván se lo sacó a los medios y trató de limar sus múltiples aristas. Consiguió así algún muletazo suelto limpio, pero, a contra estilo, no pudo llegar al tendido. Enhebró la espada por la empuñadura , que hizo guardia casi en su totalidad, antes de un descabello.

Damián Castaño, vuelta al ruedo, pincha la Puerta Grande con el noble sin poder sexto

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Cerró plaza un “Miura” muy largo, alto y bsstote, con caja, pero suelto de carnes, huesudo y zancudo. De amplísima arboladura, mostrando las palas. Castaño, regresado de la enfermería, apenas lo paró antes de cambiarle el tercio, pues salió abanto y embistiendo por dentro. Barbeó lo suyo, merodeando saltar al callejón. Empujó en el peto, pero en cuanto encontró la excusa, salió suelto. Medido de fuerza y poder, mucho más bonancible que su primero, Castaño logró armar una faena que tuvo más firmeza de plantas y asiento. No al filo en cada muletazo. Pudo correr la mano por el pitón derecho, con el que se le vio más seguro pese a la merma, visible igualmente. La espada encontró hueso antes de una estocada en el segundo paso y el quicio de la Puerta Grande se cerró. Dio una cariñosa vuelta al ruedo.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Cuatro Caminos, Santander. Cuarta de la Feria de Santiago. Corrida de toros. Casi lleno.

Toros de Miura, el primero como bis, y uno, el cuarto, de El Pilar. El 1º, con cierto son y nobleza, muy medido, sangró mucho y tuvo escaso poder; el 2º, noblón, aunque sin terminar de humillar; el 3º, encastado y exigente, con poder en el último tercio; el 4º, reservón, sabía lo que dejaba atrás, repuso mucho; el 5º, deslucido, se defendió sin humillar; el 6º, noble y bonancible, le faltó raza y poder.

Manuel Escribano, de verde esmeralda y oro; ovación en ambos.

David Galván, de malva y oro; ovación y silencio tras aviso.

Damián Castaño, de blanco y plata; oreja y vuelta al ruedo.

Incidencias: Tras el paseíllo, el público obligó a saludar a Damián Castaño, que invitó a sus compañeros de terna a compartir la ovación.

Cuadrillas: En el quinto, se desmonteró en banderillas Juan Carlos Rey

FOTOGALERÍA: ARJONA – LANCES DE FUTURO

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