ADIEL ARMANDO BOLIO
Gracias a los desatinos que, no sabemos por qué, está
teniendo domingo a domingo el juez de plaza Ignacio Rivera Río en el palco
máximo del coso «San Marcos” de la ciudad de Aguascalientes, la tarde de este
domingo 2 de abril, durante la que fue sexta función de la Temporada Novilleril
Internacional 2017, la convirtió en una plaza de pachanga al permitirle al
novillero jalisciense Román Martínez que bajara del tendido al hijo de «El
Glison” para que lo acompañara a cubrir el tercio de banderillas vestido de
civil, primero porque el torero en turno no le pidió permiso a la autoridad
para ello, segundo porque la misma autoridad lo permitió y tercero porque ni
siquiera una llamada de atención le dio al torero.
Luego, por si fuera poco, en ese mismo novillo de Román, al
írsele vivo por desatinar con la espada, y tras una absurda intervención del
juez en el sonido local que por respeto al público le pedía al primer espada,
Rodolfo Mejía «El Tuco”, que acabara de matar al astado en el ruedo cuando lo
más viable era que se le apuntillara y no embarcar y perjudicar, en este caso,
a «El Tuco” pues no le correspondía esa actuación que le salió
contraproducente.
Sin embargo, quien rescató la tarde fue el espigado espada
madrileño Marcos Pérez al realizar una estupenda faena al astado que cerró
plaza pero que por no acertar a la hora buena se le fueron las orejas, quedando
todo en una ovacionada vuelta al ruedo. En tanto, sus alternantes Rodolfo Mejía
«El Tuco” ha tenido una tarde infame, llena de incertidumbre y de un valor
descontrolado, sin pensar, sin razonar, además de acabar todo golpeado y con
una lesión en la rodilla derecha. Y el jalisciense Román Martínez, a quien creo
nunca le dijeron en qué plaza estaba pues le faltó al respeto y mucho.
Así que ante un casi lleno, en tarde calurosa, de cielo
despejado y con algo de viento, se lidiaron seis ejemplares de la dehesa
tlaxcalteca de El Grullo, dejando que desear en términos generales y si acaso,
los astados que destacaron fueron los corridos en segundo y sexto lugares,
siendo regular el primero y los demás evidenciaron complicaciones, el segundo
regresó vivo a los corrales oficialmente pero fue estoqueado.
A Rodolfo Mejía «El Tuco” cuando vi partir plaza con un
terno «jodido”, con las medias flojas y arrugadas, pensé, ‘ahora si viene el
auténtico Tuco’, lo cual me llenó de interés. A su primero lo recibió frente a
toriles con una larga cambiada de rodillas para luego de pie bregar. En el
tercio de varas desmontaron a Juan Azpeitia y en quites Román, tras un susto,
lo hizo por gaoneras mientras que «El Tuco” le replicó por chicuelinas. Con la
muleta, Rodolfo empezó doblándose para seguir toreando por derechazos, pasando
de la tensión a momentos de relajamiento. Por naturales no tuvo mucha suerte y
fue por el derecho por donde se expresó mejor pero sin orden. Manoletinas para
cerrar y matar de pinchazo y estocada caída para ser ovacionado en el tercio.
A su segundo le instrumentó cerrado en tablas una rodolfina,
una larga cambiada de hinojos y ya incorporado lanceó a pies juntos, además de
que a la trágala dio chicuelinas y tafalleras, terminando con un meritorio
quite por saltilleras. Su faena de muleta la brindó a don Alejandro Corzo,
iniciando de rodillas por alto y en un derechazo en la misma posición fue presa
del astado para sufrir una paliza. Se repuso y en una tanda de naturales volvió
a ser prendido quedando muy maltrecho. Hizo el toreo derechista embarullado
hasta volver a ser cogido de fea manera. Fue asistido y regresó muy lastimado a
cerrar su incierta actuación con manoletinas. Pasó apuros para matar y se le
despidió entre aplausos tras un aviso ingresando a la enfermería y ser llevado
a la clínica «Guadalupe” para estudios radiológicos, sobre todo de la rodilla
derecha. Alguien le tiene que abrir los ojos a «El Tuco” y decirle que pensar
en una alternativa no es lo más prudente después de lo visto esta tarde.
Román Martínez a su primero frente a la puerta de toriles le
dio un trapazo con el capote y de pie veroniquear empeñosamente, además de
llevar al caballo por gaoneras caminando para atrás. Y entonces vino la
pachanga antes los ojos del juez Rivera Río. Pidió dos pares de palos el torero
de Yahualica y se fue del otro lado de la plaza para pedirle, sin
consentimiento de la autoridad que se quedó pasmada, que bajara el hijo de «El
Glison”, vestido de paisano, para que le ayudará a cubrir el segundo tercio y
así se hizo sin que nadie hiciera nada, ni el primer espada ni la autoridad,
además de faltarle al respeto a los subalternos de a pie. Luego para iniciar su
quehacer de muleta, Román sacó una silla de madera para comenzar sentado en
ella por un solo pase por alto y nada más. Después se enredó bien en tres
tandas de naturales y torear con voluntad por derechazos pero mejor lo hizo con
la mano izquierda. Sufrió un susto al intentar joselillinas, se le hizo de
«hueso” el novillo, le sonaron los tres avisos, se le fue el astado vivo
oficialmente a los corrales pero al juez se le ocurrió pedirle al primer
espada, «El Tuco”, que por respeto al público se obviara tiempo y lo terminara
él de pasaportar. Vaya «flaco favor” le hizo el juez al torero pues también
pasó problemas con la espada y sólo se esperaba que a él igualmente le sonaran
recados. Ni en una plaza de pueblo se ve esto ¡qué pena!
En su segundo se vio empeñoso con el capote, mejor con
banderillas y con la sarga, luego de brindarle al diestro retirado Alfonso
Ramírez «El Calesa”, luchó contra el viento pero su trasteo fue totalmente
entre altibajos por ambos pitones. También falló con la espada y tuvo silencio.
El español Marcos Pérez a su primer novillo lo recibió con
dos largas cambiadas de rodillas en la zona de tablas y de pie estuvo voluntarioso
en lances a la verónica. Tras el segundo tercio el subalterno Jonathan Prado se
desmonteró. Con la muleta, al astado más complicado del encierro, huidizo y
rajado, además de luchar contra el viento, se la pasó persiguiendo al manso
para pegarle muletazos sueltos. Acabó de pinchazo y estocada entera y trasera
para ser aplaudido.
Y en el que cerró el festejo, Marcos después de capotear con
torerismo. Su labor de muleta la comenzó doblándose con mucho empaque para
continuar haciendo el toreo derechista con temple, ritmo y buen trazo. Al
intentar torear por naturales fue empitonado sin consecuencias. Siguió mejor
por derechazos, además de intercalar recursos toreros y adornos de mucha clase.
Concluyó de estocada trasera sin efectos inmediatos, lo paró el puntillero,
finalmente dobló y se le ovacionó en una merecida vuelta al ruedo.
FICHA DEL FESTEJO
AGUASCALIENTES,
Aguascalientes. Sexto festejo de la Temporada Novilleril Internacional 2017.
Coso «San Marcos”. Entrada: Casi lleno en tarde calurosa, de cielo despejado y
algo de viento.
Novillos de El Grullo,
dejando que desear en términos generales y si acaso, los astados que destacaron
fueron los corridos en segundo y sexto lugares, siendo regular el primero y los
demás evidenciaron complicaciones. El segundo regresó vivo a los corrales
oficialmente pero fue estoqueado.
Rodolfo Mejía «El
Tuco”: Al tercio y palmas tras un aviso.
Román Martínez: Pitos tras tres avisos y
silencio.
Marcos Pérez:
Palmas y vuelta al ruedo.
INCIDENCIAS: El juez
de plaza ha tenido una actuación desastrosa en el segundo novillo al permitirle
al torero Román Martínez bajar a un civil a poner un par de banderillas y luego
de sonarle los tres avisos solicitarle al primer espada «El Tuco” que terminara
de pasaportar al astado devuelto.