PABLO LÓPEZ RIOBOO
Volvían los toros a Huelva, ya de por sí era una noticia que llevaban esperando escuchar todos los aficionados desde hace mucho tiempo, y esa noticia se ratificó con unos tendidos colmados casi en su totalidad, dentro de las restricciones de aforo. Huelva respondió a una cita en la que salió triunfante un Miguel Ángel Perera que vino como se fue, con mando en plaza. Cayetano y Aguado despacharon la tarde con sendas ovaciones dentro unas actuaciones de distinto calado. No gustó la corrida de hoy en Huelva, ni por su presentación ni por su juego. No fue la esperada por una afición deseosa de ver toros y unos toreros que suscitaron un gran interés en la coqueta plaza onubense. Fallaron los toros, sí, pero también esos hombres de campo, esos veedores que no supieron acertar en la elección de una corrida tan señalada como la que estaba programada para abrir unas Colombinas diferentes, esa en la que iban a estar puestos todos los ojos. Con tantos toros en el campo y más en una ganadería tan extensa no se entiende que saltara al ruedo onubense una corrida tan dispar de hechuras. Definitivamente no era la corrida que todos teníamos en mente.
Y se abrió por fin el portón de chiqueros del coso de la Merced. Salió en primer lugar un astado de Cuvillo con la virtud de la templanza. Un animal al que Perera todo quiso hacérselo despacio. El de Cuvillo, con cierta tendencia a mansear y a salir con la cara a media altura, pedía suavidad y no llevarlo obligado. Cadencioso fue su saludo capotero y ajustado su variado quite posterior. Acertó Perera en distancias y alturas ante un toro que embestía más y mejor cuando más suave y enganchado se lo llevaba. Tuvo nobleza, pero escasez de fondo y fuerza para una muleta tan poderosa como la del extremeño. Buscó siempre por la premisa del temple meterlo en el canasto, consiguiéndolo en dos series por el lado derecho, escuchando tras finalizar su labor una ovación acompañada de un aviso. Esa ovación que se llevaron Ambel y Vicente Herrera en un gran tercio de banderillas.
Explotó la tarde en el cuarto, fue ante un noble y enclasado toro de Cuvillo con el que Miguel Ángel formó un auténtico lío. Primero de capote con un recibo templado, pausado y de gran cadencia, para más tarde dejar un ajustado quite por gaoneras. Pero fue rodilla en tierra, citando desde los medios cuando esa mecha prendió. Sin ventajas ni juegos de artificio, todo fue de verdad, se unieron toro y torero, uno con el don del temple y el otro con la clase como bandera. Se fue siempre tras los vuelos de la franela, franco y codicioso, cierto es que le faltó mayor emotividad a sus embestidas, pero las suplió con una gran nobleza y entrega. Aprovechó Perera cada embestida para sentirse en una labor intensa de principio a fin. Tiró de suavidad, temple y muñecas en muletazos largos y profundos en los que se sintió un Perera que tiene la dicha de tener a Huelva como segunda casa. Cerró la misma en la distancia corta, de rodillas se dejó llegar los pitones a la taleguilla para hacer constar que sabe y puede mandar en varios registros de la lidia. Imantó en su franela al buen ejemplar de Cuvillo en un helador final de faena. Sonaron palmas por Huelva, dos orejas de ley y justa ovación al toro. Antes habían saludado Curro Javier y Vicente Herrera tras un tercio en el que brilló con la capa un sensacional Javier Ambel. Hoy los hombres de plata volvieron a dar otra lección de como se hacen las cosas.
Hizo un esfuerzo Aguado con el geniudo tercero, un toro de Cuvillo con disparo, pero al que le faltó clase en sus embestidas. Tuvo mayor intención que lucimiento el recibo de capote por verónicas en una labor con dos fases bien diferenciadas, una de mayor regusto y temple, y otra en la que la raza se hizo presente. No se dejó de salida por lo que tuvo que ser en el quite donde Aguado levantara los primeros olés. Cuatro chicuelinas y una media bastaron para sacar la sonrisa a los allí presentes. Brindó al respetable una labor que tuvo en su comienzo uno de los puntos álgidos de la misma. Citó en la media distancia a un toro con prontitud y galope, pero que en los chismes pesaba una enormidad al no ir del todo metido en la muleta. Plasmó Aguado en la Merced una obra con sello de autor, poderosa y técnica, arrebatada e inspiradora. Los muletazos surgieron hondos y profundos, siempre buscando enroscarse el toro en la cintura para llevárselo detrás de la cadera. Templó y mandó el sevillano en un trasteo de gran exigencia, de esos que te ponen a prueba. No fue fácil del de Cuvillo debido a su geniuda embestida, pedía sometimiento y mando pese a no venir muchas veces entregado. Labor de altibajos en las que se intercalaron muletazos marca de la casa con otros enganchados, faltó cierta rotundidad en la misma, Falló a espadas, sonó un aviso y fue ovacionado.
Menos opciones dio un sexto el de Cuvillo que embistió siempre sin entrega, con la cara a media altura y sin ir metido en la muleta. Lo recibió el sevillano por lances a la verónica, algunas de ellas bellas por su trazo, pero otras algo atropelladas por la huida del animal. El de Cuvillo, abanto y sin entrega no ayudó a que Aguado se asentase. Porfió en un trasteo con más detalles que uniformidad. Las primeras series hicieron albergar esperanzas, cuidó el sevillano a un toro en un trasteo a media altura, sin apretarle fue dibujando bellos muletazos que provocaron la conexión con el respetable. Hubo muletazos sueltos de bella factura, pero toro y torero se fueron apagando como una velita. Pareció contagiarse Aguado de la anodina embestida de un toro que al igual que alguno de sus hermanos no debió haber saltado al ruedo onubense. Cuestión de buen gusto. Se atascó en la suerte suprema, sonaron dos avisos y todo quedó en silencio.
No fue la mejor tarde de Cayetano hoy en Huelva, pese a su predisposición no le salieron las cosas. Correcto en las formas, le faltó mayor ajuste y alma para que aquello tomara otro cariz. Su primero, con cierta nobleza le dejó estar a gusto delante de él, pero sin que prendiera esa mecha que si surgió en la citada faena de Perera al cuarto. Dejó buenos pasajes, destacando un cambio de mano y una tanda a derechas en la que el empaque primó sobre todo lo demás. Se tiró encima a la hora de matar para cobrar una estocada en buen sitio. Tardó en caer el animal, sonó un aviso y todo quedó en ovación.
Cerró Cayetano su actuación en Huelva con otra faena desigual y a la que también le faltó cierto ajuste. Anduvo decidido, pero nunca acabó de sentirse a gusto con un toro basto y paletón que tampoco puso mucho de su parte para que el trasteo tomara vuelo. Cierto es que subió algo el diapasón de la faena en sus últimos compases, ahí si hubo una mayor conexión con los tendidos. Volvió a volcarse en suerte suprema, pese a ello tuvo que usar el estoque de cruceta para pasaportar al animal. Tras una leve petición saludó desde el tercio.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de La Merced, Huelva. Primera de la feria de Colombinas. Corrida de toros. Más de tres cuartos completos del aforo permitido por la Junta de Andalucía.
Toros de Núñez del Cuvillo. De presentación y juego dispar. Corrida desigual en sus hechuras. Faltos de raza y entrega. Destacó el enclasado y noble cuarto.
Miguel Ángel Perera: Ovación tras aviso y dos orejas.
Cayetano: Ovación tras aviso y ovación.
Pablo Aguado: Ovación y silencio tras dos avisos.
CUADRILLAS: Saludaron Javier Ambel y Vicente Herrera tras su actuación en banderillas en el primero y, junto a Curro Javier, en el cuarto -Ambel, en este toro, con el capote-.
INCIDENCIAS: Antes del paseíllo, los representantes de la UNPBE leyeron un manifiesto en el ruedo.
FOTOS: ARJONA – PLAZA DE TOROS DE HUELVA