TEXTO: MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ-OLMEDO
Reaparecía Pepín Liria tras una década sin ponerse el traje de luces esta tarde en la Feria del Milagro de la localidad toledana de Illescas. El Juli y José María Manzanares lo acompañaban en un cartel en el que se anunciaban toros de José Vázquez y Montalvo.
“Mosquetero”, de Montalvo, fue el primero de la tarde, que tuvo bien ritmo en la arrancada. Con una larga cambiada y verónicas variadas con chicuelinas saludó Liria al astado de su reaparición. En la muleta, fue noble y franco, obediente a los toques y noble en los cites mientras duró. Lo administró bien Pepín, que supo ponerle el ritmo siempre que intentó el toreo, pero también coserlo a los vuelos para que no terminase de rajarse como anunciada en cada pasada. Profesional Pepín, dejó una estocada al segundo intento para recoger una ovación.
El segundo, de José Vázquez, se vino con alegría más que ritmo a las verónicas de Juli en el saludo, adoleciendo de poder y fuerza en los primeros tercios, siendo devuelto. De Montalvo era el sobrero, que tomó el capote por abajo. Largo fue el puyazo, en el que derribó, pero largo fue el quite de Juli en el que aguantó. Poco a poco fue conquistando Juli la voluntad al animal con largura primero dándole salida en el corto viaje, luego con el temple de su muleta, que logró sostenerlo primero y cuajarlo después en series cortas pero muy profundas. Pinchazo, descabello y oreja.
Al mansurrón tercero le faltaron celo, entrega y ritmo en el recibo de Manzanares, que quedó en mera anécdota. Mucha calidad mostraba en banderillas, pero un mal gesto en la cara de Manzanares hipotecó lo que vendría en los siguientes minutos. Inédito el alicantino con el negro toro de José Vázquez con el que escuchó silencio.
Tuvo sabor y llegó al tendido el saludo de Liria al cuarto, con verónicas y chicuelinas que fueron muy toreadas y llegaron arriba. Las cordobinas del quite fueron con el toro desluciendo el trance con su corretear distraído. Pero fue solo un espejismo, porque con la muleta fue una delicia ver la suavidad de Pepín con la que trató a “Sureño”, que fue a más en la faena hasta lograr que se le pidiese el indulto. Un esfuerzo de facultades y de armas hizo Liria, que se entregó a la diestra franca y tragó con la siniestra verdadera. Pero no logró amalgamarse para lograr el perdón del astado, un toro extremadamente franco y enclasado, con una calidad tremenda al que despenó de una estocada para pasear las dos orejas después de que se le diese la vuelta al ruedo al animal.
El quinto, de José Vázquez, se fue por abajo al capote de Juli con más intención que ritmo. Partió la vara a Salvador Núñez. No pareció mantenerse en pie en el inicio de faena, pero se afianzó Julián y se empeñó, con albor de enfermero primero y de esmerado estilista después. Oreja pese al feo metisaca previo a la estocada.
Tuvo compás el saludo a la verónica de Manzanares al sexto, que se vio interrumpido por la falta de fuelle de un animal que se fue pensando las arrancadas cada vez que se sucedían los lances. Con la muleta, no hubo esperanzas, porque el poco fuelle que tenía el toro lo supo administrar el alicantino, pero no había fondo del animal para soportar una tanda profunda. Ovación.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Illlescas, Toledo. Primera de la Feria del Milagro. Corrida de toros.
Toros de José Vázquez y Montalvo, de vuelta el «Sureño» cuarto.
Pepín Liria, ovación y dos orejas.
El Juli, oreja y oreja.
José María Manzanares, silencio y silencio.