Daniel Medina, Fabio Jiménez y Tristán Barroso hacían el paseíllo, este domingo, en la plaza de Las Ventas dentro de la primera novillada de abril, lidiando un encierro de Toros de Brazuelas.
Aún no rompe el hielo con el primero de Brazuelas para Daniel Medina
Madrid suele ser una plaza que pesa lo suyo, incluso cuando es amable, tanto como hoy, pero para quienes hacen su primer paseíllo aquí Las Ventas es un monstruo de mil cabezas, aunque solo un cuarto de aforo este cubierto de aficionados. Eso debió pensar Daniel Medina, que era un manojo de nervios cuando salió a recibir a su primero. La calidad del novillo mereció más pausa que la das eléctricas verónicas de su saludo, la que tuvo la media, por ejemplo. Garbosa. Después fue un querer y no poder, porque el noble se dejó la poca fuerza que trajo bajo el peto. Las protestas no fueron suficientes para el pañuelo verde, pero habría sido ideal ver tanta calidad con el suficiente poder para moverse sin trastabillar. Medina intentó ayudar al frágil novillo manejando las alturas, pero faltó pulso para afianzarlo y afianzarse. Y con la espada tampoco tuvo acierto.
Fabio Jiménez se «desencuentra» con el segundo
Las delanteras y astifinas defensas del segundo, seguidas de unas atómicas hechuras, generaron tanta admiración en el tendido como miedo pudo pasar Fabio Jiménez al ponerse delante. Quizás por eso tardó en pillarle en tranquillo con el capote y fue Tristán Barroso, en el quite, el que se ajustó por chicuelinas de mano baja de buen corte. Tampoco anduvo sobrado de fuerzas el novillo, pero fue pronto, fijo, noble y tuvo transmisión, pero necesitó una muleta autoritaria y no quiso nada por arriba. Por eso, y por su movilidad rebrincado, las primeras series resultaron sucias, movidas. Poco a poco, Jiménez encontró el reposo y, con el novillo más atemperado (le pudo faltar un puyazo) los muletazos le salieron más limpios, aunque nunca consiguió la continuidad.
Vuelta al ruedo para el buen concepto de Tristán Barroso
Más desordenada fue la salida del tercero, revoltoso y también escaso de fuerza, al que cuidó muy bien en una extraordinaria lidia Raúl Ruiz. Medina quitó por chicuelinas con el toro doblando las manos. Mal presagio. Sin embargo, sorprendió la inteligente apuesta de Barroso, que supo dar pausas, distancias y alturas para sacar todo lo bueno de la bondadosa fijeza del Novillos, tan débil que deslució su embestida quedándose corto yy, lamentablemente, cayéndose cuando Tristán quiso ligar. El temple hizo su magia y consiguió sostener al novillo en varios buenos muletazos, lentos, delicados, más encajado al natural. La pena fue que el novillo no pudo más, pero, tras el espadazo, valió para que el público sacará sus pañuelos pidiendo un premio que quedó en una vuelta al ruedo y el respeto generalizado dle público.
El cuarto se desfondó cuando la faena parecía remontar
El cuarto tuvo la misma buena condición de toda la novillada, así como el mismo hándicap de la fuerza, pero mucho menos fondo que sus hermanos de camada. Por eso, después de hacerse Medina con el novillo en los medios, consiguió (por fin) afirmarse en la arena y serenarse lo suficiente para cuajar una seré pausada y templada, en la que se pudo ver el gusto que atesora, pero justo cuando aquello parecía remontar el noble se rajó y no quiso ni uno más. La espada, en buen sitio, fue de lento efecto y terminó de congelar todo.
Dos naturales de consolación para Fabio Jiménez con el inválido quinto bis
Tuvo pelea de bravo el quinto en el caballo, pero le condicionó la falta de fuerza de toda la novillada y a la mínima le echaron para atrás, saliendo un sobrero de María Cascón aún más débil, un inválido, vamos, que no le permitió a Jiménez prácticamente ni ponerse delante, mucho menos con un público absolutamente a la contra. Aún así, Fabio porfió y sacó un par de naturales a media altura como para quedarse a gusto consigo mismo, como para tener algo que llevarse a casa.
Lo mejor llegó al final con Tristán Barroso
Con una chicuelina en los medios a la salida de chiqueros recibió Tristán al sexto, que rodó por la arena de tanto ímpetu. El mismo que le hizo revolverse en las verónicas que siguieron al saludo. Además, peleó bien en varas y llegó con nervio a la muleta, siempre presta de Barroso, que le cuajó varios buenos derechazos chazos, antes de ligar uno de pecho sensacional. Supo pronto lo que tenía entre manos y jugó bien las pausas y las distancias para administrar el fondo del mejor novillo de la tarde. Bravo y bueno de verdad. Dos series más en redondo fueron in crescendo, con el toro empujando por abajo y el novillero sembrado y entregado, mandando, quizás pudo faltar un pelín de ajuste para ser soberbias. Pero, en un cambio de mano para por la espalda, la muleta se le enredó en el palillo y no consiguió desplegar la cuando el pronto novillo le prendió por el muslo en un violenta voltereta, salvada, afortunada y aparentemente, sin gravedad. Desde entonces la faena perdió un poco la rotundidad, pero no su calidad. Con buenas series por ambas manos y un cierre por manoletinas de mérito, cuando ya había caído un aviso. La oreja cayó como premio a una tarde muy interesante de un novillero que apetece volver a ver.
FICHA DEL FESTEJO
Domingo 7 de abril de 2024. Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Alrededor de un cuarto de entrada en tarde agradable.
Novillos de Toros de Brazuelas, bien presentados, y un sobrero (quinto) de María Cascón. Inválido, aunque con mucha calidad, el primero; bueno, aunque sin estar sobrado de fuerza, el segundo; débil y noble, el tercero; desfondado el cuarto; devuelto el quinto; inválido el quinto bis;
Daniel Medina (sangre de toro y oro): silencio y silencio tras aviso.
Fabio Jiménez (tabaco y oro): silencio tras aviso y silencio.
Tristán Barroso (malva y oro): vuelta al ruedo y oreja tras aviso.
Incidencias: Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio por la muerte de Juan Carlos Beca Belmonte. Medina, Jiménez y Barroso se presentaron con «Condeso», nº 21; «Adivino», nº 13; y «Marqués», nº 5, respectivamente.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO