Sergio Rodríguez, Mario Navas –en sustitución del herido Manolo Vázquez- y Bruno Aloi hacían el paseíllo, este domingo, en una nueva novillada con caballos del mes de abril en Las Ventas. Se lidiaban astados de Los Chospes.
Seriedad sin historia en el primero: Sergio Rodríguez quiere componer antes que mandar
Impresionó el primero por su seriedad, tan astifino y rematado, aunque no sorprendió. Las fotos de la novillada en la mañana ya anunciaban lo que se vería salir de chiqueros y, aunque metió la cara con clase en el capote de Sergio Rodríguez, mostró escaso celo al salir siempre contrario de los lances de recibo. Además, en el caballo sólo hizo sonar el estribo y así llegó a la muleta, descompuesto y pasador, pero sin entrega. Con cierta obediencia aprovechable, algo que vio pronto el abulense, que se lo pasó por la espalda antes de intentar fijarlo en redondo. Quiso componer Rodríguez antes que mandar y aunque el novillo acudió tan presto como deslucido, compuso un par de tandas estimables, con algún aviso por parte del novillo, que se quiso colar, precisamente por esa falta de autoridad, y la faena nunca remontó.
Mario Navas gobierna sobre las dificultades del segundo de Los Chospes
Las afiladas espabiladeras del segundo centraron pronto la atención en la arena, tan astifino y veleto, pero no había un empuje franco tras ellas que permitiera un saludo lucido. Ni la suerte de varas tampoco, en la que soltó hachazos como después lo hizo en la muleta de Mario Navas, centrado, preclaro y dispuesto. Nunca dudó el vallisoletano y ese fue su seguro de vida. El novillo lo probó no pocas veces, frenado, agazapado, mentiroso, pero Mario, sin despeinarse, siempre bien colocado y con los talones hundidos, gobernó. Por eso, al final y uno a uno, se impuso para robar cuatro muletazos, cuatro, recios, soberanos. El novillo, podido, entregó la cuchara y vino un precioso cierre de faena por bajo, torerísimo y poderoso. Pena el pinchazo, que no deslució la buena imagen del novillero.
Más voluntad que acierto de Bruno Aloi con el novillo de su presentación en Las Ventas
Al bonito ensabanado capirote tercero le taparon la salida en el caballo y aunque hizo mejor pelea, en cuanto vio una ventana, se fue del peto. Antes había volteado a Bruno Aloi con el capote, más por haberse puesto en el camino del novillo, que por qué hiciese por él. Repuesto y muleta en mano, el mexicano cambió dos veces la embestida del novillo por la espalda en los medios, antes de ponerse a torear al natural, ofreciendo la larga distancia para lucir el galope alegre de «Entretenido», pero no lo hizo siempre, acortando distancias, justo lo que no quería el novillo, que además se desentendía tras el embroque. Por eso la continuidad había que construirla y en esas se las pasó el mexicano durante toda su labor, sin dar con el sitio ni las teclas necesarias. Sin embargo, salpicó su actuación con algún derechazo tan encajado como aislado.
Una muleta de oro de Sergio Rodríguez ante el cuarto… y la espada de juguete
Un toro con toda la barba parecía el cuarto, rematadísimo y astifino, que topó en el capote y se recostó en el peto sin muchas ganas de pelear. Sin embargo, se encontró con un Sergio distinto menos tenso y más centrado, que comenzó muy bien mandando por abajo en varios doblones necesarios para hacerse con la voluntad de un animal que obedeció a regañadientes, protestado y con reservas. Por eso cada muletazo nacía y moría en la intención del abulense, que ahora sí apostó. Otro toteor distinto al del primero de la tarde. Y el novillo, que exigió lo suyo para entregar sus embestidas, lo agradeció con noble franqueza. Cada arrancada valía oro y el muletazo pesaba una barbaridad, todo despacio, enganchando adelante, templando por abajo, tirando del toro y empujándolo hacia atrás con los vuelos. Así cayeron naturales, derechazos y hondísimos pases de pecho. Buenos de verdad. Tan buenos como el fondo que escondía «Tirano». Los pinchazos y los avisos se llevaron el premio, pero el respeto, ese que se ganó con su muleta, ahí quedaron, con la ovación de todos.
Mario Navas sale airoso de la batalla contra el quinto
El quinto fue un bicho, mentiroso en el capote, de pelea discreta en varas y avisado en banderillas, que además pasó con un molesto punteo por dentro, como buscando, y finalmente encontrando, pues volteo hasta en tres ocasiones a Mario Navas, con sala, buscándolo en la arena para engancharlo de nuevo y, milagrosa y aparentemente sin cornada. Cada cogida más violenta que la anterior y Mario, sin perder la compostura, volvió a la cara con una dignidad tremenda, puesto de verdad, consiguiendo mandar y desengañar a veces al peligroso novillo. Cada media arrancada embarcada pesaba un quintal, de ahí el mérito de su actuación.
Aloi muestra una mejor cara con el noble sexto
Más armónico en su seriedad fue el sexto, que además embistió con aplomo y humillación, pero quizás sin el picante de sus hermanos de camada, por eso el mexicano tenía que poner más. Inédito con el capote, Bruno se mostró más asentado con la muleta, haciéndose con el novillo con muletazos por abajo, marcando su territorio, y tirando después de las bondadosa embestidas con seriedad, solvencia y capacidad. Aunque consiguió momentos de interés por ambas manos, sobre todo con la derecha, su labor tuvo demasiados tiempos muertos, surgidos de su afán de ligar series de muchos muletazos y de acortar la distancia hasta ahogar a un novillo que, además, no tuvo demasiado fondo. Al final se dio una vuelta por su cuenta.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Novillada con picadores. Un cuarto de entrada.
Novillos de Los Chospes, de escaso celo, pero obediente el primero; veleto y reservón el segundo; alegre y de poco celo el tercero; exigente y de buen fondo el cuarto; mentiroso y con peligro el quinto; noble y bondadoso el sexto.
Sergio Rodríguez (sangre de toro y oro), silencio tras dos avisos y ovación tras dos avisos.
Mario Navas –en sustitución del herido Manolo Vázquez- (verde botella y oro), palmas y ovación.
Bruno Aloi (malva y oro), ovación tras aviso y vuelta tras aviso.
Incidencias: Bruno Aloi se presentó con «Entretenido», nº 15, ensabanado capirote y botinero de 480 kilos. Mario Navas sustituyó al herido Manolo Vázquez.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO