Novillo con fijeza, con calidad y con un gran fondo de bravura. Acometió con entrega en la muleta, fue boyante y tuvo duración en el íltimo tercio.
No fue igual que su hermano anterior el castaño segundo. Áspero y sin clase, sí tuvo sin embargo la voluntad de tomar la tela, aunque fuera con la cara a su aire. Y la falta de entrega lo hizo ganar en duración.
El jabonero sucio que hizo tercero tuvo hechura de toro y mucha fijeza en las telas. Con más calidad que fuelle, tuvo mucha clase el animal, pero se acabó pronto, en gran parte debido a su gran entrega.
El más feo del encierro de El Parralejo salió en cuarto lugar, en la morfología de un Berrenero que fue alto, manilargo y basto. Informal se comportó durante la faena y a menos fu en el fuelle, pero a más en la condición, por lo que tuvo fondo el jabonero.
Tuvo la virtud de la movilidad el quinto, pero también muchos defectos que supo taparle el novillero. Fue díscolo, tuvo un punto de genio y una informalidad que no permitía confiarse demasiado, pero la suficiente obediencia para imponerse si se tenía valor.
En absoluto fácil fue el sexto, tal vez el que más complicaciones planteó para la lidia. Toro de buena hechura emborronada por su frentuda, basta y paletona cara, fue muy a menos a lo largo de la lidia hasta llegar a la muleta casi sin viaje y con la cara muy suelta, dificultando siempre todo lo que se le hacía.