SEVILLA

Cristiano Torres pesca premio en un desafortunado espectáculo


jueves 12 junio, 2025

Pese a la oreja cortada por el maño en el quinto, el festejo decepcionó a una afición que salió desencantada tras presenciar otro plúmbeo espectáculo en La Maestranza

Gtrmoblxkaaiqvj

La Real Maestranza de Caballería de Sevilla acogió este jueves una nueva novillada con picadores del abono, en la que se lidiaron utreros de Fermín Bohórquez para Uceda Vargas, Cristiano Torres y El Mene. Un festejo en el que los astados de la vacada gaditana echaron por tierra las ilusiones de tres novilleros que llegaron a La Maestranza con la esperanza de cambiar su suerte. El de Gerena porfió con un lote sin opciones; El Mene no corrió mejor suerte, enfrentándose a un manso primero que duró un suspiro y a un sexto que se movió hasta apagarse como una velita.

Cristiano Torres dio una vuelta al ruedo y paseó la oreja del quinto, el mejor ejemplar de un encierro de escasas opciones, en una novillada marcada por la mansedumbre. La petición de oreja del tercero refleja la decadencia de una plaza irreconocible para quien lleva más de treinta años sentándose en su piedra. La oreja del quinto contará en las estadísticas para un novillero que se entregó con sinceridad, pero que no terminó de exprimir al único astado que no rehuyó la pelea.

Pasaban las once y media de la noche y los aficionados que se dieron cita salían desencantados de la plaza tras otro soporífero espectáculo. Novillada que debería hacer reflexionar a una empresa Pagés que hace tiempo le dio la espalda a esos festejos menores que se organizan una vez finaliza el ciclo continuado. Porque para que las cosas salgan medianamente bien, lo primero es traer una novillada, pareja, en tipo y con la seriedad que exige Sevilla, y no una serie de seis animales sin un mínimo de armonía para rellenar el expediente. El ejemplo de Talavante está ahí, pero claro, para eso hay que tener afición y apostar de verdad incluso cuando no van los novilleros punteros del escalafón.

Uceda Vargas saluda una ovación tras una desigual faena al abreplaza

Se fue a la puerta de chiqueros el de Gerena para recibir al primero del festejo, un astado que se movió sin humillar en los lances a la verónica que cinceló Vargas. Con el capote a la espalda, quitó -sin demasiado eco en los tendidos- en la corta distancia al soso ejemplar de Bohórquez. Por el mismo palo quító Cristiano Torres en unos lances con verticalidad pero sin el lucimiento que este esperaba. Buscó Uceda correrle la mano con suavidad a un utrero medido de fortaleza y sin la raza necesaria para empujar por abajo. Al natural, el astado jerezano mostró un punto más de humillación, pero tendía a desordenarse y a salir con la cara a media altura al final del muletazo. A base de temple, el sevillano fue limando poco a poco los defectos de un astado que se movió -más que embistió. Volvería a pitón derecho, por ahí el utrero pedía su distancia, pecando Uceda de torear en corto, ahogando este la pasadora embestida de un animal que embistió de forma desigual. Enterró el acero al primer intento, dejando una estocada arriba de rápido efecto, que le valió para saludar una ovación desde el tercio.

Cristiano Torres da una vuelta al ruedo con un segundo que se lo echó a los lomos

No se entregó el de Bohórquez en los primeros tercios de la lidia, un animal mansito al que el maño buscó templar a la verónica. Tampoco empujó con bravura en el caballo, tercio en el que Jabato no acabó de estar atinado con la vara. Deslavazado fue el quite de El Mene, al igual que la lidia de Romano en un tercio de banderillas donde el novillo tendió a arrear hacia los adentros. Siempre con tendencia a quererse salirse suelto, la virtud de Torres estuvo en no dejarle pensar y en llevarlo empapado en la muleta. Embistió con transmisión mientras le duró esa movilidad engañosa; una vez que perdió ese ímpetu, tendió a frenarse y a quedarse debajo. Torres le dio distancia para aprovechar el viaje de un astado que nunca quiso empujar por abajo. Mostró oficio en una labor tesonera pero desordenada y falta de ajuste ante un utrero que llegó a echárselo a los lomos. Una vez en el suelo, el animal volvió a hacer por él, enganchándolo por el muslo -afortunadamente en la costura del vestido sin calarle en la piel-. Se levantó sin mirarse, antes de dejar una última tanda en la distancia corta, más tremendista que lucida. Su entregada labor llegó a unos tendidos que pidieron la oreja tras una estocada en buen sitio, pese a la tardanza en caer del de Bohórquez. Acertadamente Teruel se guardó el pañuelo evitando así una concesión de oreja de un peso muy menor. Tras la no concesión del trofeo, acabaría dando una vuelta al ruedo tras sonar un aviso.

Silenciado El Mene con un tercero que acusó su mansedumbre

Buscó soltar muñecas El Mene con un tercero que se movió sin demasiada entrega en los lances del maño. Se durmió este Obrero en el peto en ambas entradas al caballo, saliendo sueltecito y marcando cierta querencia a tablas. Siempre bien colocado y buscando hacerlo todo con despaciosidad, el aragonés consiguió dibujar varios naturales de figura vertical y cadencia en sus muñecas ante un novillo que siempre quiso rajarse. En redondo, los muletazos no tuvieron la prestancia de aquellos que cinceló con la zurda, al venir el astado a media altura y sin ritmo en las telas. No se alargó en demasía en una labor -se había quedado sin novillo a las primeras de cambio- que comenzó junto al tendido 1 y acabó prácticamente en chiqueros. Tras pasaportar al animal sería silenciado.

Uceda Vargas porfía con el manso cuarto

Le cogió rápido el ritmo Uceda Vargas al cuarto con el capote, un utrero fino de cabos que colocó la cara con clase por el pitón derecho, hasta enganchar el percal y romper la armonía de los primeros lances. No se le castigó en demasía en un tercio de varas donde su pelea no fue precisamente brava. Este cuarto, como varios de sus hermanos, también se sintió más cómodo refugiado en el tercio, esperando encampanado a los hombres de plata cuando estos le citaban a cuerpo limpio. Ya desde el primer muletazo, el animal quiso irse a la querencia, imposibilitando así una faena lucida por parte del sevillano. Erró el de Gerena en el planteamiento al darle distancia y dejarle siempre la puerta abierta al novillo. Consciente de su error, intentó sostenerlo en la siguiente tanda, pero el manso de Bohórquez no tenía la más mínima intención de quedarse en los trastos. A partir de ahí, se sucedieron muletazos deslavazados en distintos terrenos de la plaza. Tras un pinchazo y una estocada en buen sitio, saludaría una ovación desde el tercio.

Cristiano Torres pasea la oreja del enclasado, pero medido de raza quinto

Se mostró decidido y muy templado Cristiano Torres a la verónica ante el quinto, un animal de embestida pastueña que posibilitó un cadencioso saludo capotero del aragonés. Tampoco se castigó en demasía en el caballo a un utrero que acudió con prontitud a los capotes durante su brega en el tercio de banderillas. De hinojos inició su labor Torres ante el quinto, el astado de mayor clase de la noche, ese al que pulseó en redondo tras convencerse de que ese no era el mejor inicio para el animal. Le dio su sitio a un ejemplar que embistió con mayor temple y ritmo cuando venía enganchado. Al natural, acertó en cogerle rápido la velocidad, corriendo la mano con esa cadencia que ya había demostrado en redondo. Poco a poco, el de Bohórquez fue perdiendo la chispa, momento en el que Cristiano decidió acortar las distancias ante un astado que siempre se sintió más cómodo en la media distancia. Aprovechó, pero no exprimió la nobleza del utrero para montarse encima de él, demostrando que ahí se siente como pez en el agua. Tras una serie de manoletinas que caldearon al personal, dejó una estocada tendida que puso en su mano la primera oreja de la noche.

El Mene aprovecha las virtudes de un sexto que se apagó pronto

No quería irse El Mene de Sevilla sin demostrar que también sabe torear con cadencia a la verónica, y lo hizo ante el sexto, un animal que se desplazó con temple al percal del aragonés. Novillo que empujó con franqueza en un tercio de varas, donde saldría ovacionado Alberto Sandoval tras una interesante actuación con el castoreño. Si destacada había sido la labor del piquero, no lo fue menos la de José María Hernández y Pablo García, saludando ambos montera en mano tras una importante actuación con los palitroques. Sincero y sin ventajas fue el inicio de su trasteo, al darle todas las facilidades a un novillo que embistió con verdad. Astado exigente en alturas y distancias, un novillo que puso a prueba al joven maño. Pese a no estar sobrado de poder, nunca rehusó una embestida, rebrincándose únicamente cuando los muletazos no salían enganchados. Cuando lo dejó respirar, el astado volvió a tomarla con prontitud y galope, si bien es cierto que ya no lo hacía con ese punto de humillación y clase que mostró en las primeras series. Bajó enteros su labor, y con ella cesó el pasodoble, ese que había sonado tras la primera serie. Finalizaría su labor con un ramillete de pases por alto y otros de la firma, antes de enterrar la espada al primer intento.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Novillada con picadores de abono. Algo menos de media plaza en noche agradable.

Novillos de Fermín Bohórquez. Desiguales de presentación y juego. Con mayor movilidad que entrega un primero que nunca empujó hacia adelante; de movilidad engañosa el manso segundo; de poco celo el noblón pero manso tercero; de mansa condición el deslucido cuarto; de ritmo sostenido el enclasado quinto; con movilidad un sexto que se apagó pronto.

Uceda Vargas, de grana y oro: Ovación en ambos

Cristiano Torres, de teja y oro: Vuelta tras aviso y oreja

El Mene, de verde hoja y oro: Silencio y palmas de despedida

INCIDENCIAS: Se desmonteraron los subalternos José M. Hernández y Pablo García tras parear al sexto, mismo toro donde saldría ovacionado el picador Alberto Sandoval