El primero de la tarde, un imponente novillo de plaza grande, arrolló al subalterno Fabián Ramírez al sacarlo del caballo, dos puyazos fuertes y una deficiente lidia en banderillas, ayudaron poco al comportamiento del utrero en la muleta. Voluntad del novillero, pero no hubo conexión. Cuatro pinchazos y estocada entera. Leves palmas. En su segundo; el astado manseó y lo despenó de dos pinchazos y estocada.
«El Niño de las Monjas» desorejó a su primero, más normal que el anterior, en una faena en la que todo lo puso él, le exprimió lo poco que tenía en series largas acortando las distancias en tablas al finalizar su actuación. El público pidió las dos orejas y el presidente, benévolo, las concedió. El dicho que no hay quinto malo se ajustó en Olmedo, también porque el valenciano puso mucho de su parte, faena larga con buenas series por ambas manos en faena bien estructurada, todo bueno en su justa medida; el descabello frustró la consecución de trofeos.
Daniel Medina demostró su momento de gracia en el recibo de capote, bueno, bonito y caro. Con la muleta, el novillo, al igual que sus hermanos, flojeó en las embestidas, más presencia que bravura y fuerza, tesón puso el novillero para sacarle lo poco que tenía, mató de pinchazo, casi entera y descabello, oreja de paisanaje. Y con el sesto llegó el lío, el mejor novillo para el mejor novillero. Faena redonda, con temple, gusto y torería, series con hondura por ambas manos y remates toreros jaleados por el público. Una estocada entera y una muerte de bravo, premiado con las dos orejas y vuelta al ruedo para el N° 22 «puntero».
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros de Olmedo, Valladolid. Tres cuartos de entrada. Novillada con caballos.
Ganadería de Toros Brazuelas, de imponente presentación, grandes y con mucha cara, casi todos aplaudidos en el arrastre
José Antonio Valencia, leves palmas y silencio
Jordi Pérez «El Niño de las Monjas», dos orejas y silencio
Daniel Medina, oreja y dos orejas
INFORMA: CARLOS MARTÍN