LA MÉXICO

Orejas al poso de Juan Pablo y el espectáculo de Andy


lunes 18 diciembre, 2017

Fermín Rivera, que firmó dos actuaciones muy entonadas, vio cómo le devolvían al corral al quinto de una seria corrida, impecable de presencia

Fermín Rivera, que firmó dos actuaciones muy entonadas, vio cómo le devolvían al corral al quinto de una seria corrida, impecable de presencia

MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: @LaPlazaMexico

Una corrida mixta planteaba en la tarde de este 17 de diciembre la Monumental de México dentro de su Temporada Grande Internacional. En el cartel, y frente a toros de Rancho Seco y Torreón de Cañas, Andy Cartagena, Fermín Rivera y Juan Pablo Sánchez haciendo el paseíllo.

Con muchas facilidad paró Andy Cartagena al primero de la tarde a lomos de Cuco, templando con mucha soltura y seguridad el brío de Turronero, al que le colocó dos rejones antes de lucir en banderillas cambiando trancos y dejándose llegar mucho la acometida del animal. Bien Andy en los quiebros, cumpliendo con limpieza, mejor en la ejecución que en la colocación, pero siempre llegando al tendido. Especialmente en un segundo quiebro a lomos de Apolo. Con Gorrión buscó la espectacularidad y las piruetas de rápido efecto en una faena de calado que epilogó con Jinocente y varios violines de banderilla corta, el teléfono y el rejón de muerte, con el que malogró cualquier premio al que pudiese haberse hecho acreedor. Silencio. 

El primero de lidia ordinaria, segundo de corrida, fue un castaño de Torreón de Cañas serio y bien armado -aplaudido de salida-, de lomo recto, generosa cuna y musculada culata, pero de insulsa y poco entregada acometida tanto en el saludo de Fermín Rivera a la verónica como en las chicuelinas del quite, que pretendieron dibujar mucho cada lance. Importante e intenso fue el inicio de faena de mano diestra de Rivera, que se hundió en la arena para ofrecerle mucha largura al tremendo ritmo del castaño, que tomó trapo con humillación, entrega e intención, pero durando poco, acusando tal vez la exigencia de Fermín por ambas manos. Perfecto en el enganche el potosino, que tuvo sin embargo que acortar la distancia en la segunda parte de la faena y de azuzar los cites con la voz ante lo aplomado de Turronero. Pero se pasó un poco de faena, los pinchazos previos a la estocada y el aviso no ayudaron a pasar del silencio.

El tercero fue un toro con cuajo y trapío, recibido con una ovación por su espectacular presencia desde el tendido y con lances que pretendieron darle suavidad al escaso fuelle que anunciaba el animal desde el percal de Juan Pablo Sánchez. Y fue lástima su falta de raza, porque sí tuvo la fijeza para irse detrás del trapo. Le dio distancia Juan Pablo, y media altura para paliar su falta de fuerza, para fomentarle la inercia, pero no tuvo espíritu para remontar el toro. Enganchó muy bien con la mano diestra, supo echar los vuelos y templar cada pasada con fe, pero no tuvo Juan Pablo material para cimentar la faena con brillantez. Le acortó pronto los terrenos y le conquistó la cercanía, lo cual tuvo mérito por el par de perchas respetabilísimas que lucía el galán de Torreón de Cañas. La estocada fue tan de premio que el mexicano paseó una oreja. 

Después de los dos toracos lidiados a pie se protestó la presencia del cuarto, el segundo de Reyes Huerta para rejones, que acometió con ritmo al caballo de Andy en casi dos vueltas completas al anillo. Supo atemperarlo el de Benidorm, que se encontró con un toro bravo que se entregó con franqueza a los cambios de tranco y el temple en el galope. Muy efectivo anduvo con Cupido, que se dejó llegar mucho la briosa arrancada del toro, dando moción al trasteo en quiebros de mucho ajuste. Muy preocupado siempre por la conexión con la grada, la presencia de Humano y sus levantadas y ejercicios de doma pusieron el cénit al trasteo, clavando un violín antes de soltarle la rienda. Continuaron los ejercicios una vez despenado al animal de dos pinchazos y rejonazo y una única oreja paseó Cartagena por el albero.

Estrecho de sien, pero generoso de pitones salió el quinto, un toro serio y montado que estuvo a la altura de la presentación impecable de Torreón de Cañas. En corto volvió el animal en las verónicas de Fermín Rivera, pero lo suficientemente entregado para que luciera el potosino. Importante fue la pelea con el caballo, pero mucho más soso el comportamiento en los delantales del quite de Fermín, que auguraron muy escasa la duración del toraco. Noble, obediente y fijo el animal, supo entenderlo Rivera para ayudarlo en el inicio con distancia, con suavidad y con temple, con un cambio de mano monumental y con una tanda diestra de tremenda exigencia cuando no habían transcurrido más de tres series. Lo notó el animal, que ya no fue el mismo. Con la cara natural, renuencia en la arrancada y remisión en la entrega, ya no quiso embestir más, a pesar de que se metió el potosino en el terreno del de Torreón de Cañas. Mal con la espada, sólo su actitud fue el premio tras sonar el tercer aviso con el estoque enterrado.

Al negro sexto, arremangado de pitones, fino de cabos, serio de estampa y de noble expresión, se dedicó Juan Pablo Sánchez a mimarlo mucho en los trapos hasta llegar a la muleta. Tenía fondo el animal, y sólo faltaba saber cuánto duraría el fuelle en la embestida despaciosa que le exigía Juan Pablo. Despacio lo toreó el de Aguascalientes, pero vio también cómo se iba apagando su arrancada, acortando su viaje y agriando su carácter hasta pegarle un derrote al torero, del que se libró de milagro. Pero ahí se orientó el de Torreón de Cañas, y hasta el final de faena fue todo una muestra de firmeza y seguridad de Juan Pablo ante la agria aspereza del toro. Y por esa vía buscó el hidrocálido la oreja que le faltaba para salir en hombros, pero no hubo suficiente con el ya deslucido animal. Silencio.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros Monumental de México. Temporada Grande Internacional. Corrida de toros. Unas 12.000 personas en el numerado.

Toros de Reyes Huerta (primero y cuarto) y Torreón de Cañas, impecables de presencia. Con brío y ritmo el primero; de gran ritmo y entrega el segundo, que duró poco; de corto viaje y escaso fuelle el serio tercero; con celo y codicia el bravo cuarto; deslucido y aplomado el alto quinto, poco durador; geniudo, orientado y agrio el complicado y serio sexto.

El rejoneador Andy Cartagena: silencio tras aviso y oreja.

Fermín Rivera (gris perla y oro): silencio tras aviso y silencio tras tres avisos.

Juan Pablo Sánchez (fucsia y oro): oreja y silencio.