“El toro tuvo calidad, me dio un susto de salida, pero afortunadamente no fue a mayores. Lo dejé crudito y lo disfruté, creo que se vieron cosas muy buenas. Pamplona no se merecía menos, crecimos juntos, me alegro de haber consolidado esta corrida de rejones dentro de la feria”, explicaba el rejoneador navarro.
«Nunca fui de mirar hacia atrás, pero ahora recuerdo esa novillada de Atanasio en el 85, esta plaza me lo ha dado todo, aquí he sido inmensamente feliz. Es mi casa, durante 11 años fue la que me dio aliento para no venirme abajo, me alentaron y por eso les tengo un enorme cariño y respeto. Mi triunfo siempre ha sido el suyo, esta es la plaza donde más presión he sentido”, sentenciaba Pablo al finalizar sus actuaciones.