Tras la novillada del día 5 y la corrida de rejones del día 6, la Feria de San Fermín llegaba la primera corrida de a pie, que hoy acartelaba al murciano Rafael Rubio ‘Rafaelillo’, el sevillano Manuel Escribano y el mexicano Leo Valadez con la corrida del hierro gaditano de La Palmosilla
Rafaelillo escucha palmas con el noble pero venido a menos primero
Tras el triunfo del año pasado se volvían a reencontrar en Pamplona Rafaelillo y la Palmosilla. Recibió al abreplaza con varias largas cambiadas al hilo de las tablas antes de llevarlo al caballo. Empujó el castaño para llegar con movilidad al tercio de banderillas. El astado, noble y pronto, tuvo la virtud de la nobleza, pero la fuerza la tenía muy medida. Le costó encontrarle la distancia y las alturas el murciano a un animal con transmisión, pero al que le costó humillar. Esas cosas buenas que evidenció en los primeros tercios se fueron disipando pese a la entrega y la disposición un torero que aprovechó siempre las inercias del animal. Sin lograr estar a gusto, dejó muletazos aislados en una faena que nunca rompió. Tras dejar una buena estocada escuchó palmas
Silenciado Escribano con el deslucido segundo
Se fue el de Gerena a la puerta de chiqueros a recibir al segundo, un animal largo y hondo del hierro gaditano que nunca rompió en la muleta. Emocionó a los tendidos con ese saludo para más tarde cuajar un gran tercio de banderillas con un último par al quiebro junto a tablas de gran exposición. Antes había cumplido el animal en el caballo y había dejado su quite Valadez por Navarras. Anduvo voluntarioso Escribano ante un toro que no ayudó nada, embistiendo siempre a media altura y sin irse tras los vuelos. Porfió el sevillano dejando pasajes sueltos pero sin continuidad. Se puso pesado con la espada y fue finalmente silenciado.
La entrega de Valadez es ovacionada en el tercer capítulo de la tarde
Tuvo prontitud y transmisión el tercero de la tarde, un animal al que recibió por verónicas el torero mexicano. Un saludo capotero donde destacó un remate muy torero. Empujó con nobleza en el caballo antes de arrancarse como un tren a un quite por Zapopinas de Valadez. Dejó Leo buenos pasajes de muleta ante un astado que tuvo siempre mejor inicio que final del muletazo. Muy inteligente estuvo un torero que se acabó imponiendo a unas embestidas que fueron poco a poco siendo más irregulares. Acertó siempre en las alturas ante un animal que nunca se empleó y que se sintió cómodo en la media distancia. Finalizó por manoletinas de rodillas, pero el toro tras la estocada tardó en caer escuchando finalmente palmas ante un toro cambiante y exigente.
Rafaelillo no toca las teclas indicadas ante el enclasado cuarto y es silenciado
Tuvo nobleza y calidad el cuarto de la tarde, un animal de La Palmosilla que acabó desfondándose conforme avanzaba la faena. Un animal que no se empleó de salida, pero que poco a poco fue tomando los trastos de otra manera. Le sentó bien el caballo, moviéndose con galope en banderillas. Rafaelillo sabía que había que apostar por el animal, de ahí que se pusiera a torear de primeras. Fue cogiendo ritmo el animal ante un Rafaelillo que se mostró muy dispuesto, pero que no acabó de acoplarse al ritmo de un toro que pedía caricia. Viendo que no conectaba con el tendido, acortó distancias en una parte de la faena de entrega total. Molinetes, muletazos de uno en uno, desplantes… todo para meterse en el bolsillo a la parroquia. Una faena donde si llegó a conectar más con el animal por el izquierdo, ahí le volaba mejor la muleta en naturales de uno en uno ante un animal que se iba largo. Tras una estocada al segundo intento fue silenciado.
La espada emborrona una buena faena de Escribano ante otro toro con virtudes
De nuevo se fue Escribano a portagayola para recibir al quinto, un toro con nobleza y buena humillación. Tras dejarse pegar en el caballo, acudió con muchos pies en banderillas, obligando al sevillano a estar rápido de piernas y despejado de mente. Le corrió bien la mano en una primera serie rodilla en tierra, el de la Palmosilla la tomaba con templanza y el sevillano buscaba gustarse a diestras. Un animal que siempre tendió a embestir más descompuesto a zurdas, por ahí le faltaba querer irse tras los vuelos. Un animal que pese a sus virtudes acabó viniéndose a menos en un final de faena donde bajó la intensidad. Consciente de ello, Manuel buscó aliviarlo por alto en muletazos de uno en uno antes de dejar un final de faena por Bernardinas. Volvió a atascarse con la espada y fue silenciado tras sonar un aviso.
Interesante faena de Valadez que emborrona con la espada
El sexto fue quizás el toro que más llegó a los tendidos, un animal que la quiso tomar con buen ritmo de salida y que galopó en todos los tercios de la lidia. Tras cuidarlo en el caballo dejó el mexicano el quite de oros antes de pasar por banderillas. Comenzó su labor de hinojos ante un toro que se arrancó con prontitud, un animal que fue agarrando ritmo y humillación en la muleta del azteca. Se la dejó siempre puesta a un toro que pese a humillar la tomó mejor a media alturita, ganando por ahí en transmisión. Importante estuvo Valadez en una faena sincera e inteligente. Por el izquierdo le costó un poco más pese a ser agradecido. Puso toda la carne en el asador con un final de obra rodilla en tierra que acabó de meterse al respetable en el bolsillo, pero tras una estocada tendida tuvo que usar el verduguillo tars, tardar en caer el animal, perdió una oreja ganada a ley.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros Monumental de Pamplona, Navarra. Feria de San Fermín, tercera de abono. Corrida de toros. Lleno en los tendidos.
Toros de La Palmosilla. Correctos de presentación.
Rafael Rubio ‘Rafaelillo’ (Grana y oro): Silencio en ambos.
Manuel Escribano (Verde botella y oro): Silencio y silencio tras aviso.
Leo Valadez (Azul celeste y oro): Palmas y silencio tras aviso.
FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ