SEGOVIA

Las figuras homenajean a Manolo Lozano con una triple Puerta Grande


domingo 29 junio, 2025

Un inspirado Luque sella una tarde de pleno con cuatro orejas, y Perera y Talavante lo acompañan en hombros con un interesante encierro de Alcurrucén

Miguel Ángel Perera, Alejandro Talavante, Daniel Luque, Segovia

Un cartel de lujo, rematado, con tres figuras consolidadas como Miguel Ángel Perera, Alejandro Talavante -que regresa superadas sus molestias costales- y Daniel Luque, anuncia este domingo Segovia. Será en su tradicional festejo por San Pedro, convertido en homenaje a Manolo Lozano, con un encierro de Alcurrucén en chiqueros.

Perera impone la media altura al flojo primero y le corta la oreja

Rematado, bien hecho, armónico y brocho por delante fue el primero de Alcurrucén, que hizo honor al encaste en los primeros tercios. Frío de salida, pasó sin entregarse por el capote de Perera en el saludo. Tras el tercio de varas, quitó el extremeño por chicuelinas, una de ellas especialmente ajustada. En banderillas, se empleó la cuadrilla con el astado, que esperó y aguantó una barbaridad. Brindó Perera a la familia Lozano y se dobló junto a tablas en un inicio que derrochó gusto y torería. Se puso por el derecho el de la Puebla de Prior, el mejor pitón del «Núñez». Por allí firmó dos series a media altura que tuvieron mucha continuidad, con el animal respondiendo con una embestida enclasada, pero muy justito de fuerzas, perdiendo las manos cuando el diestro lo obligaba por abajo. Mucho más le costó al burel por el izquierdo, por donde comenzó a aburrirse y buscar las salidas. Tiró Perera de los terrenos de cercanías antes de irse a por la tizona. Cobró una estocada caída en suerte natural que le valió la oreja.

Alejandro Talavante se estrella con la mansedumbre del segundo

Desolado’ se llamaba el negro mulato que hizo de segundo, muy cuesta arriba y acapachado de encornadura. Tampoco se empleó ni en el peto de Manuel Cid ni en banderillas. Ya con la muleta, lo llevó Talavante más allá de la segunda raya e intentó ajustarse con él a diestras. Hizo un esfuerzo el extremeño por estructurar las series ante un animal que nunca se entregó, y se terminó aburriendo, buscando la querencia en una faena extensa de metraje. Lo «despenó» de un bajonazo.

La inteligencia de Danuel Luque desoreja al tercero bis, también de Alcurrucén

Devuelto fue el tercero por inválido, al que Luque selló un recibo a la verónica con mucho duende, con lances en los que bajó mucho las muñecas. Saltó en su lugar el primer sobrero, de nombre «Gaitero» (célebre familia en la casa Lozano), bien hecho y con poco cuello, que también fue protestado y que quiso pelear más de lo que pudo en el puyazo que le recetó Javier García. Ya en el último tercio, las primeras tandas fueron de tanteo. Luque se salió a los medios con un animal que protestaba mucho por arriba. Le recetó mucha suavidad en los cites y lo empapó de muleta para provocar la embestida de un astado que terminó respondiendo, sobre todo en dos series por el pitón derecho que tuvieron mucha intensidad. Se puso más áspero el «Núñez» en los compases finales y el sevillano tiró de recursos, enloqueciendo los tendidos con las luquecinas, que antecedieron a una estocada contraria que fue efectiva.

Perera arranca la oreja del noble y soso cuarto

Brocho y más fino de cabos que sus hermanos fue el cuarto, que no se empleó en varas. Apostó de nuevo Perera por el palo de las chicuelinas y dejó El Fini un par de banderillas muy meritorio. Brindó al público el extremeño y citó desde los medios, sorprendiendo con dos pases cambiados por la espalda. Por el pitón derecho quiso llevar en largo y muy profundo en tres series a un toro noble y soso, que tenía mejor embroque que finales. Y a partir de ahí, se inventó Perera la faena en los terrenos de cercanías: circulares invertidos, desplantes y hasta luquecinas. Un esfuerzo que le agradeció el público segoviano. Dejó una estocada muy caída.

Un inspirado Talavante desoreja al noble quinto

Abrochado por delante y muy vareado de carnes fue el quinto, que acusó una presentación por debajo de sus hermanos. Quiso agradar Talavante desde el inicio de la faena, llevándolo más allá de la segunda raya, terreno donde se desarrolló todo el trasteo. Buscaba el extremeño engancharlo muy delantero, echando la bamba de la muleta al hocico para tirar de él con su mano izquierda, pero el «Núñez» respondía con cierta sosería y embestía sin transmisión. Dejó Talavante su buen gusto y torería en los remates por bajo, que tuvieron sabor. Cobró una estocada caída.

El duende y la naturalidad de Luque desorejan al sexto

Vareado, anovillado, pero más serio por delante fue el sexto, que buscó la querencia de salida y empujó en el peto de ‘El Patilla’, que dejó un buen puyazo. Brindó Luque a la familia Lozano para después derrochar gusto y torería en un prólogo muleteril impregnado de duende y naturalidad. Imprimió el sevillano suavidad en los cites y en el giro de las muñecas en las siguientes series por el derecho a media altura, rematadas por bajo con mucha torería. Se rompió aún más en los naturales, que morían detrás de la cadera y abrochó su labor por bajo, de manera muy torera. Dejó una estocada caída que fue suficiente.

FICHA DEL FESTEJO:

Plaza de toros de Segovia. Tradicional corrida por la festividad de San Pedro. Homenaje a Manolo Lozano. Dos tercios de entrada en tarde calurosa. Se lidiaron toros de Alcurrucén, el 3º como sobrero, . El 1º tuvo cierta clase, pero muy justo de fuerzas; el 2º nunca se entregó; no quiso nada por arriba el tercero bis, que fue algo áspero; el 4º, noble, tuvo mucha sosería y no se entregó en la muleta; el 5º, soso, tuvo duración en la muleta; y el 6º, obediente pero feble.

Miguel Ángel Perera, de caldero y oro; oreja en ambos.

Alejandro Talavante, de aguamarina y oro; ovación y dos orejas.

Daniel Luque, de verde esperanza y oro; dos orejas en cada uno de su lote.

Incidencias: Tras finalizar el paseíllo, se guardó un emotivo minuto de silencio en memoria y homenaje de Manolo Lozano. Después, sonaron los acordes del himno nacional.

Danielluque

Fotografías: Eusebio Sánchez