JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
Una más que seria corrida de toros con el hierro de Virgen María se lidiaba esta tarde de domingo en la localidad ciudadrealeña de Daimiel. Caras de plaza de primera para una terna compuesta por el murciano Rafaelillo y el manchego Fernando Tendero, además del novillero Carlos Aranda con dos novillos para actuar entre los suyos.
Dos puntas bien puestas tenía el primero de Virgen María, al que Rafaelillo saludó con verónicas de buen trazo. Empujó el toro en varas y estuvo tiempo en el caballo en una medida suerte. Se vino arriba el animal en la muleta de Rubio, que le sopló por el lado más potable buenos compases. De uno en uno se los pegó en el epílogo al buen toro de Virgen María por la zurda, matando de pinchazo y media y cortando una oreja.
Sin probaturas a la verónica fue el saludo de Fernando Tendero a otro serio segundo que se escobilló el pitón izquierdo antes de salir. Lo cuidó en el caballo el manchego para, muleta en mano, encontrarse con un animal reservón y que pedía sitio entre muletazos, algo que le dio el joven hasta conseguir conectar con el tendido por la mano derecha. Las múltiples teclas del de Virgen María también se las encontró a zurdas en el epílogo, rematando por abajo y dejando una estocada arriba. Oreja.
Buen ramillete de verónicas dejó el novillero Carlos Aranda en el saludo capoteril del tercero, un novillo con cierta querencia en los primeros tercios y al que cuidó en el único puyazo el joven daimieleño. A pesar de la querencia del animal, tiró de raza Aranda para contentar a sus paisanos por ambas manos. Lo llevó largo por la diestra, llegando arriba por la diestra pero la mala espada evitó un premio mayor. Cuatro pinchazos del manchego dejaron todo en ovación.
Pitado por salir con los pitones escobillados fue el cuarto de la corrida, animal con el que Rafaelillo puso ímpetu a la verónica. Manso de libro fue un animal con el que porfió en todo momento el murciano, intentando llevarlo cosidito a su muleta entre la condición huidiza y siempre a la defensiva del de Virgen María. Sus intentos por agradar con muletazos de rodillas en terrenos de sol terminaron por convencer a la plaza, que pidió el premio concedido por el palco tras una estocada un punto caída.
Con una larga cambiada entre las rayas del tercio saludó Fernando Tendero al quinto, un toro al que luego le ejecutó un ramillete de verónicas con gusto. En demasía le dio el picador en el tercio de varas y, tras brindis, paulatinamente tuvo que ir haciendo la condición de embestir del de Virgen María el manchego. Mantuvo la duración pero las teclas tocadas por el matador fueron clave para encontrar el toreo al natural. Por ese lado arrancó los mejores compases de un trasteo en el que el toro se mostró más informal. Firme Tendero, mató de otro gran espadazo que le sirvió para cortar otra oreja.
Al sexto logró sonsacarle compases lucidos Carlos Aranda sobre todo por el lado derecho. Tuvo son y buen ritmo el animal por ese lado, manteniendo la duración el de Virgen Maria y acoplándose el joven a su condición. Tras estocada y deacabello, paseó dos orejas.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Daimiel, Ciudad Real. Corrida de toros mixta.
Toros y novillos de Virgen María. Con emotividad y a más la condición del buen y serio primero; con teclas el segundo; con instinto manso el del novillo tercero; manso de libro el cuarto; con duración pero teclas el quinto; duradero el buen novillo sexto.
Rafaelillo, oreja y oreja.
Fernando Tendero, oreja y oreja.
El novillero con picadores Carlos Aranda, ovación y