La relevante y redonda actuación que tuvimos la oportunidad de sufrir
con emoción y de disfrutar por su contenido artístico a cargo del sorprendente
diestro queretano Octavio García «El Payo” la tarde de este viernes 1 de mayo
en la que fue séptima corrida y octavo festejo del abono de la CLXXXVII Feria
Nacional de San Marcos 2015, en el coso Monumental de la ciudad de
Aguascalientes, ha quedado ya registrada en los anales de la historia taurina
de la «Tierra de la Gente Buena”.
Han sido un par de faenas, las cuajadas por el rubio diestro, que han
consolidado el gran momento que vive y que muestra la mentalidad que tiene de
cara al compromiso que adquirió para uno de los próximo días de este mes de
mayo en la afamada Feria de San Isidro, en Madrid, pues más allá de que haya
cortado dos apéndices y que le redituaran la salida en hombros por la Puerta
Grande Sanmarqueña, la actitud, la disposición, la determinación y la firmeza
con que se la ha visto en el ruedo son señales inequívocas de lo que quiere
este torero que, de proponérselo, llegará a la cima del toreo y ya está en esa
senda exclusiva para lo que la quieren escalar.
Así pues, ante un lleno en el coso Monumental en tarde calurosa, se
lidiaron toros de la dehesa guanajuatense de San Miguel de Mimiahuápam, siendo
devuelto el primero de manera indebida por un acalambramiento de los remos
traseros cuando se le debió haber picado, saliendo en su lugar el segundo
reserva de la ganadería hermana de Begoña, que fue complicado. De los astados
de la divisa titular, el tercero mereció el arrastre lento a sus restos y el
quinto fue enrazado y emotivo.
En el astado que abrió el festejo, el diestro andaluz José Antonio «Morante
de la Puebla” lanceó poco pues el burel estaba acalambrado de los cuartos
traseros e indebidamente fue regresado a los corrales sin ser descongestionado
en la suerte de varas. En su lugar salió entonces el segundo reserva de la casa
ganadera hermana de Begoña al que veroniqueó con suavidad y remató mejor
soltando una punta del capote haciendo albergar la faena grande pero con muleta
en mano, a un ejemplar parado y soso, poco le hizo ya que no era del estilo que
él necesita para su tauromaquia tan exquisita. Abrevió y mató de pinchazo y
estocada para ser protestado.
A su segundo, que acusó sosería, totalmente a contra estilo de «Morante
de la Puebla”, éste simplemente, tras estar empeñoso con el capote y a pesar de
intentar algún lucimiento con la muleta, se limitó a abreviar para despachar al
astado de estocada contraria y atravesada, siendo abroncado.
El espada queretano Octavio García «El Payo” en el primer toro
que le tocó en suerte, de nombre «Capos”, se dejó ver empeñoso en su capítulo
capotero pero con la muleta a un ejemplar que espiaba y no iba franco en su
embestida le echó actitud y firmeza empezando con pases vaciando por alto,
ligando el de trinchera, el de la firma y un molinete yéndose a los ijares para
después por ambos pitones arrancarle muletazos de gran valor y entrega,
aguantando de verdad y obligando al de Doctor Mora, Guanajuato, para que se
entregara a su toreo mandón. Detalles toreros de ornamento para matar de
estocada entera y desprendida, de efectos inmediatos, para serle concedida una
valiosa oreja.
En su segundo, «Brillante Horizonte”, veroniqueó con asentamiento y
mejor se vio en un quitazo por chicuelinas. Con la franela, a un ejemplar
enrazado y nada fácil, con mucha emotividad, inició en los medios con dos
temerarios cambiados por la espalda, dos de pecho y el del desprecio para luego
continuar, poderoso y asustando de valiente, por ambos pitones, ligando series
estrujantes y emocionantes, de pleno aguante y mando torero, poniendo al
público al filo de sus asientos y entre gritos de ¡torero! Todavía en la parte
final se dio gusto derramando arte en tersos naturales y en redondo, con todo y
un achuchón. ¡Vaya faena y vaya torero! Terminó de estocada con más gritos
eufóricos de ¡torero! y descabello para que le fuera concedido un apéndice
cuando bien se le hubieran otorgado dos por todo el mérito que tuvo el trasteo.
Sin embargo, ello le sirvió para abrir la Puerta Grande Sanmarqueña y salir en
hombros por ella al finalizar la función.
En el primer burel de su lote, llamado «Equipo Non”, el matador
guanajuatense Diego Silveti poco se dejó ver al emplear el capote.
Luego, con la sarga, teniendo enfrente a un astado emotivo y con calidad en su
embestida, le realizó un trasteo lucido y entusiasta por los dos perfiles,
estando mejor por el derecho pero estando por debajo de la clase del astado.
Recurrió al toreo en redondo sobre las piernas, rematando las series con lances
toreros como el desdén y los de pecho, además de desplantes para impactar al
público. Manoletinas para cerrar la faena y matar de estocada muy caída y
trasera siendo pitado y a los restos del astado dársele arrastre lento. Ni
hablar, se le fue el toro del festejo.
Y en el ejemplar que cerró plaza lanceó con voluntad. El astado se
lesionó de los cuartos traseros cuando enterró los pitones en la arena para dar
impresionante voltereta y así, con la muleta, Silveti por más que intentó el
lucimiento no pudo llegar a más por la lesión que padecía el burel. Falló al
matar y fue despedido entre palmas de aliento.
FICHA DEL FESTEJO
AGUASCALIENTES, Aguascalientes.
Séptima corrida y octavo festejo del abono de la CLXXXVII edición de la Feria
Nacional de San Marcos. Coso Monumental. Entrada: Lleno en tarde calurosa.
Seis toros de San Miguel de
Mimiahuápam, siendo devuelto el primero de manera indebida por estar
acalambrado y no ser picado, siendo sustituido por el segundo reserva, de Begoña, complicado. De los de la dehesa
titular, el tercero mereció arrastre lento y el quinto fue enrazado.
José
Antonio «Morante de la Puebla”: Protestas y bronca.
Octavio
García «El Payo”: Una oreja y una oreja, con salida en hombros.
Diego
Silveti: Pitos y palmas.
Fotos: Emilio Méndez