Ha
comenzado hoy oficialmente una nueva temporada del espectáculo que, entre
otras, está lleno de sentimientos y emoción. Esa que sólo ha habido en los
momentos previos a la salida del primero por chiqueros. Me estoy refiriendo al
homenaje de quien ha triunfado en la plaza de Valdemorillo varias veces, y al
que se le recordará para siempre merced a un azulejo que desde ya brilla en
dicha plaza. Además hubo un minuto de silencio para el apoderado Pedro Saavedra
natural de la citada localidad madrileña.
Al
poco de concluir el homenaje citado me llegaban unas palabras por whatsapp del
que considero uno de mis padrinos taurinos y de las que me hago eco: «el Toreo
es Sensibilidad, el Toreo es Sentimiento, el Toreo es Respeto… por eso el Toreo
no casa con esta sociedad tan falta de lo que es el Toreo”. Tristemente ha
habido poco de eso durante las faenas, al menos Iván Fandiño tuvo la gentileza
de brindar el último toro al padre del homenajeado anteriormente.
Entrando
en el festejo en sí primeramente destacamos la presentación del ganado, sobre
todo los tres últimos. No se ven esos en muchas plazas de tercera. Otro cantar
es el acabado de los pitones, se lo achacaremos a los derrotes durante el
encierro. Como otra copla aparte merece el juego desarrollado por la mayoría.
¿Dónde está el toro de lidia? gritaban algunos
Lo
de Paulita se entiende, sin ser excusa, sus debilidades por la falta de
actuaciones, poco placeado vamos. Pero lo de El Cid y Fandiño no, estos quedan
muy lejos de empresas de antaño. El de Salteras anduvo muy facilón con su
primero y… arriesgarse en el inicio de temporada en una plaza menor a una
cogida tampoco es plan. La chispa que atesoraba el cuarto le obligó a sacar a
relucir los conocimientos adquiridos con los Victorinos, realizando una faena
meritoria a la par que fácilmente olvidable. Paulita no terminó de cogerle el
hilo ni de acoplarse con el segundo de la tarde mostrándose más entonado con su
segundo, sobre todo con la diestra, aunque en líneas generales sin terminar de
convencer. Un astado que se fue con menos lidia de la que requería. El que
remataba la terna anda desdibujado, anda que si el tercero hubiera estado en
punta… todavía hay que dar gracias por ello, en resumen fue faena sosa y aburrida.
Y con el último se puso de manifiesto que actualmente a Fandiño le está pasando
lo mismo que a la nata mal montada. Embarullado, sin temple y sin un cruzarse
ni dar el pecho. Al menos le debemos lo visto hoy con el capote, no en vano me
levantó un poco el ánimo, eso sí momentáneamente, al saludar al que hizo de
tercero.
En
fin, aquello de tarde de expectación, tarde de decepción solo se ha cumplido la
segunda parte.